Cuando éramos niños pasábamos todo el tiempo juntos. Jugábamos, reíamos, paseábamos y estudiábamos juntos. Lo eras todo para mí y yo lo era para ti.
Cuando estaba junto a ti el tiempo se escurría entre mis dedos y nada más importaba.
¿Quién diría que eras un arma de doble filo? Tú eras mi felicidad, y después de convertiste en mi cruel tormento.
Una rosa por haber sido la razón de mi felicidad.