•Capítulo 30: Adiós

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Kate se quedó en la puerta mirando a Thomas, su cerebro simplemente se negaba a procesar las palabras del castaño

— ¿Acaso no oyes Jones? Vine por mi hija así que no nos retrases

— ¡Kate!— Yuri apareció en el pasillo con Yakov pisándole los talones. Los dos hombres se colocaron frente a ella cubriendola de Thomas

— ¿Es cierto? ¿Yuri?

El hombre se giró y la tomó de los brazos.

— Lo siento mucho cielo, esto no sucede así... es demasiado pronto para que el juez haya dado un resolución, me acaba de llegar la notificación

— ¿Piensan seguir bloqueandome la puerta? No tengo todo su tiempo— el rostro de Yuri cambia, incluso Yakov noto lo enfadado que estaba, tanto que su acento se remarcaba más.

— Disculpeme señor Sullivan pero sí su abogado no se lo ha informado, lo haré yo, sí bien el juez ha fallado a su favor, la orden acaba de salir hoy, por lo que mi cliente tiene máximo cuarenta y ocho horas para entregar a la pequeña, así que le ruego se retire.

Thomas se giró a mirar a Skinner

— Es lo que he estado tratando de decirle todala mañana.

Thomas se quedó callado un par de minutos.

— Perfecto, pero el sábado estare aquí para recoger a mi hija, sí no esta lista ya veremos lo que dirá el juez.

Yuri le cerró la puerta en la cara. Tras ellos Kate estaba completamente pálida, sus manos temblaban sin control a pesar de que se las sujetaba con fuerza, era claro que estaba entrando en pánico, su respiración se hacía más superficial.

— Kate— Yakov tomo su rostro entre sus manos, Kate lo miró con los ojos desenfocados — tienes que respirar cielo, vamos, respira o te desmayaras, respira— Yakov comenzó a respirar hondo para que ella lo imitara, después de unos minuto lo hizo — eso es nena.

Cuando su respiración no era tan errática, la llevaron a sentarse y Yuri le llevó un vaso de agua. Sus labios estaban sumamente pálidos.

— ¿Necesitas que llamemos a Louis y Julian?— la pelinegra negó lentamente, mientras el agua le refrescaba la garganta

— Se va a llevar a mi bebé...

— ¿Qué sucedió? Creí que tenían una semana— Yuri suspiró derrotado antes de sentarse junto a Kate.

— Y así era, lo único que se me ocurre es que hayan movido algo para que el juez se apresurara, no pensé que tuvieran esas conexiones— Yuri se giró para mirar a Kate— Cielo, escúchame— la pelinegra dejó de moverse e intentó concentrarse en él— le han dado la custodia física a Thomas, aunque su nacionalidad es china, con los análisis de sangre no podemos hacer nada, pero tienes derecho a ver a tu hija, eso no te lo han negado, podrás verla los fines de semana, apelaremos esa decisión.

A pesar de las palabras de Yuri, Kate no podía aceptarlo, la urgencia de salir corriendo se iba apoderando de su cuerpo, salir corriendo con su hija, muy muy lejos de ahí, donde nadie las encontrara jamás. La razón se apoderó de ella, no podía hacerlo, no más correr, no más huir y no más alejar a su hija de su padre, era una suerte que Bianca le hubiera rogado para dejar ir a Victoria con ellos al zoológico.

Lo que realmente le dolía era el hecho de que Thomas hubiera utilizado su enfermedad para arrebatarle el único trocito de felicidad que tenía, su hija, a penas era una bebé, una bebé que necesitaba a su madre.

— Necesito estar sola— susurró después de bastante tiempo callada.

— Pero Kate...— Yakov trató de protestar, pero Kate no lo dejo.

Lo Duro de Olvidarte  [Tough 2°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora