/Madrid, Barrio de Getafe/
/Año presente/Otro día de trabajo agotador acabó, y Joanne estaba cansadísima. Al volver a su casa, prendió la televisión para ver ese capítulo pregrabado de 'Friends' que no pudo ver en directo ayer y precalentó su quinoa. Se sentó agotada en el sofá y miró por un segundo a la ventana, el día estaba encapotado y no podría ir a correr al parque hoy.
Volvió a conectar su ordenador, por si temía noticias de su topo particular, que le pasaba información sobre una nueva droga que estaba surgiendo por Europa.Vaya, no estaba conectado ahora.
Se repanchigó en su sofá y mientras se reía con Friends, reflexionó sobre el día que había tenido.
No había ido nada mal, de hecho llevaba una racha muy buena a pesar de que, cómo predijeron sus compañeros, Díez se escapara.Reflexionándolo sobre eso, ¿como cojones se pudo escapar al primer día? Madre mía, la cárcel estaba bien asegurada...
Ahora que empezaba a recordar, muchos de los convictos aseguraban ver algo parecido a un haz de luz, un haz de luz...
¡Cómo el que estaba viendo ahora en la ventana!Durante unos segundos todo fue blanco, y el resplandor paró justo en el porche de su vecindario.
- ¡Joder! - Joanne saltó del sofá al mismo ritmo que el microondas anunciando que su quinoa ya estaba listo. Con prisa lo agarró y salió pitando al porche.
Al bajar, por un momento se frotó los ojos con ganas al no creerse lo que estaba viendo. Una nave, parecida a esas de una película de ficción, ¿en su jodido porchecito?
Se acercó con nerviosismo. Por un momento parecía un mero atrezzo, hasta que al final, se abrió. Unas personas completamente trajeadas de blanco salieron de ésta y la miraron.
La cara de Joanne era un poema, intentando disimular como mejor pudo intentó empezar diálogo con esa clase de extraterrestres antropomórficos.- H-Hola...
- Venga con nosotros. Tenemos que hacerle unas preguntas...
Con el miedo haciéndole mella, Joanne sonrió nerviosamente y asintió.
Al subir a la nave, alucinó al ver lo grande que era en realidad. Todo era de un monocromático gris, casi impecable. Miles de aparatos rondaban por el centro de la nave, allí había más gente manejando esos paneles.
- Venga aquí y ponga los pies en el escáner.
Obedeciendo las órdenes que le habían agenciado, puso sus pies en aquel cuadrado que se supone que era el escáner. La persona trajeada se puso detrás suya y activó ese escáner, lentamente notaba un frío terrible. Afortunadamente, duró menos de lo que esperaba, y al acabar una pantalla verde se desplegó delante suya.
La persona se quitó su casco, dejando ver la cara de una joven chica de ojos rojos y pelo del mismo color. La chica empezó a leer la información desplegada en esa pantalla.
- Joanne Gere, 21 años, ahora estás trabajando de policía. Buen porte físico. Tipo de sangre B, metro ochenta, atleta. Eres persistente y algo impaciente. Muy asertiva. ¿Me equivoco?
Joanne retrocedió sorprendida.
- ¡Sí! ¡Si me has clavado!
- Me alegro. - dijo mientras sonrió. - Bien, lo que te vamos a decir ahora es secreto confidencial, así que no deberás decírselo a nadie bajo ninguna circunstancia. Lo primero es lo primero... Me llamo Tisnoc, y como mucha gente del Ministerio, venimos de una época futura.
Joanne no podía creer lo que estaba oyendo, pero aún así se sentó al lado de Noxis y la dejó proseguir con su discurso.
- Este Ministerio fue fundado con el objetivo de observar líneas temporales y evitar destrucciones masivas provocadas por alteraciones.
- Entiendo... Pero alteraciones, ¿de qué tipo?
- De todas las alteraciones provocadas por criaturas como yo... - sacudió su melena y enseñó a Joanne sus miles de ojos rojizos y de mirada más intensa.
Joanne aún no podía creérselo, estaba hablando con un...
- Soy un híbrido entre un arácnido y un demonio. Por eso estas pintas...
- Oh...
- Tranquila, dudar es normal e incluso lo esperado. Es cierto, los humanos nunca han presenciado encuentros con criaturas como nosotros... El mundo que no conocéis es inmenso. Más allá de la muerte, existimos nosotros. Demonios, arañas, ángeles, cíclopes... Sin embargo, estamos sujetos a condiciones. No podemos intervenir en el mundo de los humanos.
- Entiendo...
- El Ministerio se encarga de esto. De evitar que uno de nosotros cruce los límites e interfiera en el mundo mortal.
- Parece que lo tenéis todo bien organizado... Hacéis un gran trabajo.
- Gracias, Joanne. - Tisnoc soltó una tímida risa y miró al suelo. - Verás, ahora estamos en una época crítica. Creemos que el mismísimo Lucifer está interfiriendo en vuestro mundo. Que piensa hacer algo muy gordo...
¿El demonio? ¿En la Tierra?
La persona más cercana al diablo que ella conocía era... Díez.
Ese chico daba muy malas vibraciones desde la primera vez que lo vio, quizás esa teoría no iba mal desencaminada.
Pero antes de señalarle como posible forma humana de Lucifer, prefería oír acabar el discurso de Tisnoc.- ... Y por ello necesitamos más gente, gente como tú...
- ¿Estás sugiriendo que yo... me una...?
- En efecto, Joanne. Eres una chica muy atenta y eficaz, según el escáner. Encajarás como cuerno al cráneo.
- ¿Cuerno al cráneo?
- Mm... Como guante al dedo, como lo decís aquí.
- Ya veo...
- Sin embargo, es mi deber advertirte: no puedes hacer nada en contra de las reglas del Ministerio. No debes contarle a nadie lo que hacemos aquí y tampoco debes interferir en tu propio mundo. ¿Aceptas el trato?
Joanne estaba confusa y muy emocionada, fue por ese cúmulo de emociones que decidió que ella debía ser parte del Ministerio. Asintió con una determinación increíble y sellaron el trato.

ESTÁS LEYENDO
Abroad
General FictionHace siglos, en una tierra muy diferente a la que conocemos hoy en día, una poderosa raza de dragones vivía gracias a unas poderosas rocas que les permitían transformarse. Pero un día los despiadados humanos les dieron caza, y desesperada por sobre...