XXIV

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/Año ????/

Conforme más pasó el tiempo en el vacío, el cuerpo de Carlos empezaba a adaptarse al gélido aire que le rodeaba. Al levantarse y avanzar, tensando el arco que llevaba, pudo vislumbrar una figura cercana.
Esperanzado, el joven echó el trote hacia esa figura, que acabó siendo una figura muy familiar.
Él mismo.

- Hey, ya has llegado, menos mal... Estaba empezando a aburrirme. - su 'alter-ego' sonrió con sorna y sacó un cigarro de la nada para fumárselo.

- ¿Eres... Yo?

- Sí, soy Carlos. Concretamente, el Carlos que siempre has estado ocultando...

- ¿Ocultando?

- ¿Por qué te haces el iluso? Sabes perfectamente de lo que hablo... Soy esa parte tuya que tanta repulsa te causa, y la que más sueles ocultar bajo tu fachada del entrenamiento... Del 'insensible'. Pero, ¿sabes qué? Soy tú. Tú tú tú y sólo tú. - el clon se reclinó hacia él y le echó el humo del cigarro en la cara.

Carlos tosió y le miró con sospechas.

- Bueno, te veo algo dividido, como si no supieses que hacer... Es extraño, yo siempre sé que hacer.

- ¿Ah, sí? Ilumíname con tu sabiduría de mierda entonces, gilipollas. - Carlos contestó con sequedad, sacándole una mueca graciosa al doble que se encontraba delante suya.

- Muy bien, imbécil, allá voy.... Escucha bien... Lo único que debes hacer, es moverte por el poder. Lo que más poder te otorgue, es lo que debes hacer. Puedes irte con tus amiguitos de pacota, y luego pedirles ser el líder máximo, y si te dicen que no... Los matas. - por la última frase, el doble de Carlos sonrió con malicia.

- ¡¿Estás loco?!  No puedo matar a Danny, ni a una puñetera niña.

- Claro que puedes, todo ser humano puede matar... Sólo hace falta una pequeña motivación...

Carlos retrocedió aterrorizado.

- Suenas como... Como...

- ¿Cómo padre? Lo sé, te pareces mucho a él, aunque lo intentes dudar. Mi mayor deseo siempre ha sido matarle... Igual que el tuyo.

- No, no... Te equivocas...

- Deja de gritar que me equivoco. Soy tú, gilipollas. Lo sé todo sobre tí, porque soy tú... Tu verdadero ser. El verdadero Carlos. Y ahora, me vas a dejar de retener en tu cabeza y vas a dejarme salir y ser libre...

- Jamás voy a dejarte... No dejaré que hagas daño a mis amigos, ni a Nah... - Carlos le apuntó con el arco.

- ¿Amigos? Venga, no me hagas reír... - el doble de Carlos cogió el arco y lo rompió delante suya con escalofriante facilidad. - Ambos sabemos que nadie NUNCA te ha querido, Carlos. O al menos, nunca por cómo eres. Tus amigos empezaron a serlo porque la farlopa y los porros les salían gratis, Niehaus y todos tus ligues sólo querían mero sexo contigo, y esa niña y Danny sólo te quieren porque necesitan escudarse en un chico más grande, fuerte e intimidante para dejar su complejo de inferioridad... Vamos, por quererte no te quisieron ni tus verdaderos padres, desgraciado.

Con maldad, el doble sacó su cigarro de la boca y lo apagó en el cuello de Carlos, quién estaba llorando silenciosamente. Tras hacer una mueca de dolor al notar el cigarro, el doble se agachó a horcajadas y le cogió con dureza el mentón.

- Por eso amas la violencia. Nadie te ha querido, y por ello no sientes apenas empatía. Porque toda la gente te recuerda a lo que no pudiste ser. Por eso te gusta tener el control sobre los demás y por eso amas todo esto, y por eso quieres matarle... ¿A quién le importa la gente si puedes tener el poder? A mí no, y eso quiere de ir que a tí tampoco... Quizás el problema de que estés sólo no sea de los demás, sino... Nuestro. Tuyo, para ser exacto.

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