/Berlín, cafetería/
/Año presente/La agradable música y el olor a croissant recién hecho no eran suficientes para distraer a Carlos, que seguía mirando su café con algo de leche aturdido por todo lo que le pasó hace unos días.
- Bueno... Llevas unos días un poco ausente, ahora que estamos así sólos; cuéntame qué sucede. - Danny se reclinó hacia él con su batido entre las manos.
- Muchas cosas a la vez, para qué mentir... Ayer hablé con él. Teníamos operación y tenía que comunicarle los resultados. Acabé mencionando mi plan de dejar mi puesto en su mafia...
- ¿Y...? - Danny sonó tembloroso, ya que era consciente de lo que ese hombre era capaz de hacer a su propio hijo adoptivo.
Carlos se reclinó y mostró su cuello, con algunas quemaduras apareciendo de uno de sus tatuajes.
- Oh dios... ¿Otra vez con el mechero?
Carlos asintió y se palpó un poco la herida.
- No me importa mucho, al menos me ha dejado ir. Eso sí, también me ha cortado el grifo... Pendo de lo que me queda en el banco... Son cifras grandes, pero aún así...
- Al menos ya lo has dejado.
Ambos sabían que en verdad eso era una trampa bien orquestada de ese hombre para que Carlos volviese a ese negocio al no tener realmente nada de lo que poder vivir; pero ninguno de ellos quiso decirlo en voz alta.
- Ya... Pero ahora también tengo una niña a la que cuidar... Y a la que debería recoger de clases dentro de poco. - añadió al mirar el reloj de la cafetería.
- Quién lo diría... - Danny murmuró con una pequeña sonrisa.
Carlos arqueó su ceja.
- ¿Quién diría el qué?
- Que tú, el mismísimo Carlos Díez, estás cuidando tan bien de una pequeñaja...
- ¡Hey! ¡Tengo corazoncito! En el fondo... - susuró con timidez.
Danny sonrió feliz al oír eso, podía notar que estaba empezando a haber mejoría en él. Quién sabe si al final podría incluso alcanzar sus sueños...
Bueno, de algo estaba convencido, y era de que le ayudaría a alcanzarlos sí o sí, sin importar la relación que podrían o no tener.
- ¿Qué vas a hacer esta tarde?
- Voy a comprarle ropa a Nah. Necesita llevar algo más moderno, por así decirlo.
- Genial, pero no te excedas. Sabes lo que voy a decir, ¿no?
- Supongo... "Carlos, deja el alcohol" - dijo imitando burlescamente la voz de Danny.
- Pues eso. No me quiero imaginar lo que te gastas en esa mierda...
- Tampoco es tanto. Es.. Un vicio. Como el que tenías con el tabaco.
- Ya... Pero lo dejé por mi salud. No quiero meterme mucho en tu vida, pero deberías plantearlo. Me pregunto cómo tendrás el hígado...
- Bastante bien. - sonrió con sorna y sorbió de su café. - Excepto por el alcohol, tengo una vida bastante sana y eso...
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Abroad
Художественная прозаHace siglos, en una tierra muy diferente a la que conocemos hoy en día, una poderosa raza de dragones vivía gracias a unas poderosas rocas que les permitían transformarse. Pero un día los despiadados humanos les dieron caza, y desesperada por sobre...