Capitulo 16

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"Descubriendo lo evidente"

La rockola del restaurante ya había cambiado al menos siete veces de canciones, cuando comenzó a reproducir una tonada ligeramente movida.

La ojiambar inicio un leve movimiento de hombros hasta terminar moviéndose un poco en su lugar y bajando por completo las piernas del regazo de Percy.

— Lee, deja de bailar.— regañó Sean.

— ¡Ay, por favor!— replicó con un gesto gracioso.

— Te dolerá el estomago.— advirtió con gracia.

— Sabes que amo esa canción. Además, no querer bailar One in a million debería considerarse un crimen. Pídeme lo que quieras, menos eso.— refutó fingiendo estar ofendida.

— Te encanta bailar, ¿no es así?— comentó Piper.

— Lo amo.

— ¿Solo te dedicas a bailar, o haces otras cosas? ¡Digo, si se puede saber!— dijo con curiosidad el ojiverde.

— Se podría decir que sí, hago otras cosas. Practico deportes, algunas veces, ya que mi trabajo consume mucho de mi tiempo.

— ¿En qué trabajas?— los amigos de la joven levantaron la mirada rápidamente, viendo la indecisión en su rostro.

— Digamos que ... estoy en el área de cobranza de una empresa.— respondió algo titubeante. 

— ¡Ahh! Osea que tú les cobras a las personas, lo que sea que le deben al lugar donde trabajas.

— Sí, algo por estilo.— miro de soslayo a los tres chicos frente a ella, sin dejar de comer.

El disco de Ne-yo termino casi al tiempo que la mayoría termino de consumir su comida, para desgracia del moreno.

— No es por presionar, pero aun nos faltan al menos otras seis horas de viaje para llegar a Utah.— dijo Sara.

— Si alguien ocupara el baño, intenten ir ahora. Nos detendremos de nuevo una vez dejemos Nevada.— añadió la castaña poniéndose de pie— Iré a pagar la cuenta.— informo, girándose sobre sus talones.

— ¡Espera!— apresuró Jason,— Aun no te hemos dado dinero.

— No hay problema, yo invito.

— ¿Estás segura?— preguntó Percy— No queremos abusar.

— Descuida guapo, aun faltan varias comidas en el viaje.— replicó coqueta al azabache, reanudando su marcha.

— Deberías controlar a tu novia, chico. El pringado de aquí ya tiene dueña.— dijo Clarisse, provocativa.

— Y tú deberías meterte en tus asuntos.— espetó bastante molesto el aludido.

— Conozco a mi chica y se cuando debo tener cuidado. Pero gracias por el aviso.— el semblante serio de Sean, dirigido únicamente a la hija de Ares, fue lo suficiente para borrarle la sonrisa, dejándola frustrada en el proceso.

— ¡Todo listo. Vámonos!—  dijo la bailarina, conteniendo el aliento y con una expresión graciosa y apretando los labios.

Behind The Armor (Nico Di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora