Diecisiete.

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—No me veas con tristeza. Por favor, no lo hagas—La chica se acomodó en la cama sin dejar de ver aquellos ojos negros.

«¿Cómo no tener compasión​?», se preguntó Goku ¿Cómo no tenerla si en sus ojos se puede ver la desdicha?

—Bien, sólo descansa. Ya vuelvo por algo de comer—Él solo trató de darle su espacio. Quizás... así podría asimilar su falta de conocimiento, de memoria, o qué sabía él.
¿Y qué mejor aprovechando para buscar algo que comer?

Salió de la habitación, no sin antes guiñar un ojo con simpatía a la chica. Claro, sin terceras intenciones... Sólo quería hacerle saber que la apoyaba, que podría confiar en él, que la ayudaría en lo posible para que recupere su memoria, y más.

Al ya girarse luego de entrecerrar la puerta tras de él, su esposa lo atacó con preguntas y reclamos como si fuera un criminal, o más aún. Un ser inservible.

Que Goku esto, que Goku lo otro.
«¿Milk me odia?», se preguntó con un mal sabor de boca, pero era comprensible. Ésta siempre le gritaba.

«Yo la quiero, cómo no la querría, ella me alimenta», pensó Goku sonriendo para sus adentros al recordar tan delicioso sabor de la comida preparada por su mujer. Ni Bulma podría igualar a su esposa en cocina. ¡Claro que no! ¡En aquello es y siempre sería la mejor!

Pero, sinceramente a Goku le preocupaba la chica. Debía tener hambre. Era Saiyajin, lo notó por su cola, pero... no había comido en días. Eso le preocupaba.

—Si tan sólo hubieran semillas—Se dijo a sí mismo ignorando los reclamos de su esposa—Pero es muy mala suerte el hecho de que justo se acabaran las semillas. Y como no, si hace poco había llegado Freezer hecho todo un Cyber, con la intención de destruir todo​ a su paso. Una larga historia...

Pero él ya estaba muerto, y aquella chica misteriosa estaba a salvo.

Aún recordaba la extrañeza que le causó el ver aquella nave Saiyajin el día en que había recién vuelto del espacio...

Pero, bien... Ahora debía cocinar algo para la chica en habitación de su hijo Gohan.

Goku rodeó a Milk, y caminó derecho hacia la cocina.

«A ver, haré... ¿tallarines?», pensó con inseguridad. «Después de todo ¿qué es lo más malo que podría pasar?»

[...]

Está bien, jamás volvería a formularse tal pregunta de "¿Qué es lo más malo que podría pasar?"

Pues... nada.

Sólo se le quemaron los tallarines, el agua se secó, y casi se quema media cocina.

Claro... nada.

[...]


Goku salió de la cocina equilibrando ¿diez? ¿veinte tazones de ramen?

Milk le seguía discutiendo a sus espaldas, tal así que éste optó por ignorarla.
¡Odiaba cuando su esposa se ponía así! No entendía el porqué le gritaba esta vez... no había hecho nada malo ¿No?

Luego de empujar con su pie la puerta para poder abrirla, quedó de piedra.
Causa por la que todos los tazones se le cayeron ¡Pobre Goku! No pudo evitar que se estrellaran contra el piso ¡Vaya desperdicio!

Pero la mirada de preocupación de Goku no estaba dirigida hacia aquel desastre -claro que no- sino que estaba dirigida hacia la ventana. La cual se encontraba abierta de par de en par, y la chica no se encontraba por ningún lado...

—¡Chicos!—Interrumpe Bulma a Trunks, y éste junto a Goku la miran extrañados—¡Hemos encontrado la manera de acabar con un inmortal!

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—¡Chicos!—Interrumpe Bulma a Trunks, y éste junto a Goku la miran extrañados—¡Hemos encontrado la manera de acabar con un inmortal!



Nala


—¿Qué quieres?—Pregunta Zamasu  sin siquiera girarse. Me remuevo incómoda.

—Hablar contigo—Silencio. Eso inunda el lugar, pero no por mucho. La risa de Black no tarda en hacerse oír, y eso sólo logra tensar mis músculos.

El muy idiota se encontraba sentado frente a Zamasu, ambos en el balcón tomando el té, claro... hasta que notaron mi presencia.

—¿Hablar con Zamasu? ¡Ja! ¿En serio crees que...

—Está bien—Responde el de piel verde, a lo que Black calla de golpe para asesinarme con la mirada.

—Pero...—Con mi cabeza apunto a Black, y su aliado le hace una seña para que se esfume.

No me gustaría que escuchara. Además... ese idiota no hace más que ponerme nerviosa.

Éste se coloca de pie, y camina a mi dirección. Claro, estoy frente a la entrada.

—Si abres la boca. Te arrepentirás—Oigo la amenaza de este mismo al pasar por mi costado. Me es inevitable morder mi labio con nerviosismo.

Cuando por fin quedamos solos, me sentí un poco más cómoda... comodidad que se esfumó cuando Zamasu se puso de pie volteándose a mi dirección.

—¿Qué sucede, Ren?—Su tono de amabilidad me desconcertó.

¿Acaso Zamasu... cree que recuerdo?

Todos mis planes de atacarlo con preguntas de un "posible pasado" entre ambos, desaparecen.
Lo mejor será que crea que lo recuerdo... Ya le sacaré información.

Está bien. Por el momento este sujeto es un problema menos. Ya veré que hacer con el segundo problema... y el más insufrible.

BLACK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora