A medida que vamos creciendo hacemos nuestra propia vida, nuestro propio futuro... Creamos nuestra propia historia, sin embargo, para algunos eso no consta. Por más que lo intentan cambiar... su destino siempre será el mismo.
Porque al fin y al cabo...
Freezer se había ido al planeta Namek, y aquella Saiyajin se sentía con ganas de librarse de él, bueno... aquellas ganas siempre las había tenido. Ciertamente cualquier día podría escapar y no volver jamás, pero estaban hablando del gran emperador del mal, lo que significaba que ella no tenía dónde ir. Ese maldito siempre la encontraría.
«Iré a desocupar un planeta de los que me encargó esa lagartija afeminada», se dijo, y emprendió camino.
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La chica corría de aquellos monstruos. Todo era tan frustrante... Había llegado a ese planeta con intenciones de matarlos, y ahora corría de ellos. Totalmente irónico ¿no?
Ésta se elevó por los cielos para huir volando, y allí fue cuando lo vio. Ese sujeto estaba visitando el universo de su querido amigo Shin. Ella no dudó en sacar provecho de la paz que transmitía el vejete.
-¡Señor!-gritó acercándose al de piel amarillenta-. ¡¡Ayúdeme, me quieren matar!!-El sujeto la examinó con la mirada, quizás buscando ver si podía o no confiar en ella, pero ésta sólo le miraba suplicante. Sabía actuar. Y bastante bien...
-Me buscarán... ¡¡Necesito refugio, sólo una semana, por favor!!-Gowasu le miró con ternura, y sostuvo su brazo.
-Te ayudaré. Sólo una semana.-Ren asistió con su cabeza, y el sujeto emitió dos palabras.
-Kai Kai
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Nala abrió sus ojos confundida. ¿Quién era el sujeto de tez amarilla? ¡Jamás lo había visto!
-¿Cómo es que en este tiempo estás viva?-Los ojos de Nala se dirigen a Zamasu, quien la miraba interrogante.
-En este tiempo Vegeta no me mató-suelta la chica recordando cuando el nombrado se lamentaba el porqué su "otro yo" no había terminado con su vida.
-¿Sabes? He confirmado que Black no te recuerda. Consecuencias del nuevo cuerpo, quizás... Eso significa, que nadie más que yo podrá revivir los viejos tiempos.
La mano de Zamasu se movió hacia la cintura de la humana, y ésta sólo pudo pensar una cosa...
