Capítulo final

408 64 19
                                    


El cielo cambió su tono, y aquellas risas cada vez se hacían más y más intensas. Cientos de brazos opacos salieron del cielo como si se trataran de un tornado mal formado.

Nala se abrazó a Goku sin saber qué hacer con exactitud. ¡Ese sujeto era imparable!

—Escapen—susurró Vegeta hacia su hijo, esposa, y si no se equivocaba, nuera—. Yo me quedaré a luchar.

Goku no tardó en separarse de su amada para ir y colocarse en posición de batalla a un lado de su amigo.

—Yo también...

—Y yo.—Nala hizo lo mismo, Vegeta sonrió con orgullo al oír a tal mujer de su raza, sin embargo, Goku se negó.

—Nala...

—Goku, soy una Saiyajin. Estaré bien.—Ambos se abrazaron para impartir confianza, pero algo causó la separación de la chica—. Eh... Tienes algo molesto, algo duro.

Las cejas de Vegeta se elevaron con sorpresa.

—No creo que eso "duro" sea su pectoral—bromea el peli flama, y suelta una media sonrisa al notar la incomodidad del otro chico.

Nala, haciendo caso omiso a la "broma" comenzó a toquetear al peli palmera, quien de pronto sintió como la sangre se le subía a las mejillas.

—Eh... Nala, no creo que este sea el momento...

—¡Acá está!—grita de pronto la nombrada con un aparato en sus manos—. Era esto, pero... ¿qué es?

El sonrojo desapareció, y de pronto, el rostro del Saiyajin criado en la Tierra se iluminó.

—¡Salten!—Aquel grito de Vegeta alertó a los otros dos, quienes saltaron así evitando unos rayos que planeaban pulverizarles.

—¡¡Trunks, espera!!

Todos se asombraron por el cambio en Goku, pero cuando éste apretó el botón en tal artefacto, una presencia puso a más de uno sus vellos de punta.

Igual que más de uno ni se inmutó. Como por ejemplo, Nala y Trunks.

—¿Quién eres? ¿tú me llamaste aquí?—pregunta el pequeño, y Goku sonríe.

—Soy Goku, en mi mundo soy tu amigo.

De pronto, la vista de Zeno pasó directamente al sitio en que se encontraba.

—Se ve terrible...

—¿Cierto? ¿No crees que estaríamos mejor sin un lugar como éste?

El rey de todo asistió con su cabeza.

—Lo desapareceré.

Aquellas palabras bastaron para que Goku emprendiera carrera hacia la máquina del tiempo...

—¡Váyanse Supremos! ¡Nala,Vegeta, vámonos!

La máquina ya estaba cerrada, los tres Saiyajins no dudaron en aferrarse desde afuera.

—¡Rápido, Trunks!—Pero una, no, cientos de manos fueron las que como un verdadero depredador se lanzaron en dirección al aparato, deteniéndole de su escape.

—¡MORIRÁN CONMIGO!—Aquella voz... no pertenecia a más que Zamasu.

Estaba claro, ese sujeto era peor que una plaga.

—¡MALDICIÓN!

La luz proveniente de las manos de Zeno Sama se hizo más potente. El pequeño iba a destruir aquél lugar con, o sin humanos.

Nala miró la preocupación en la cara de todos. Iban a morir.

—Lo siento Trunks, tendré que romper mi promesa.—La vista de todos los de la máquina se dirigieron a ésta, quien sonrió sin ganas—. Te amo, Goku... Te amo tanto que yo...

Unas minúsculas lágrimas se hicieron visibles en su rostro, y aprovechando el estado desconcertado de sus amigos, se dejó caer.

¿se dejó... caer? Sí, eso hizo.

Dicen que el amor lo puede todo, sin embargo... dicen que también se puede hacer de todo por amor...

—¡¡¡TÓMENME A MÍ!!!

Aquellos tornados similares a brazos malformados dejaron la máquina para aferrarse con fuerza en cada extremidad de la chica.

El resplandor en Zeno Sama se hizo más potente, dentro de aquel minuto Trunks ya no pudo detener la máquina del tiempo, y todos desaparecieron atónitos con la imagen de una Nala moribunda, pero con la frente en alto, aceptando su próximo destino.

Hablando de ésta, gritaba sin parar. Un pítido se hizo oír, uno que fue seguido de una súper Nova.
Entonces la luz se extendió, un calor hizo recorrido por cada jodida célula de su cuerpo...

«Al parecer... mi destino siempre ha sido morir».

Esta no era Ren, era Nala. El averno no le esperaba, era el cielo el que lo hacía.

Y allí, entre toda aquella luz cegadora, la última fémina Saiyajin pura desaparecía con una sonrisa en el rostro.

Su corazón hace poco había vuelto a latir, y hoy... dejaba de hacerlo.



Fin.

BLACK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora