Whatever

12. Pervertido vs Yo

Entro en la casa y me arrepiento al segundo. 

Una oleada de chicas desnudas salen gritando de la casa. Están tan borrachas que no son capaces de mantenerse de pie y muchas de ellas caen entre carcajadas al césped, gritando y cantando. Tres chicos salen riéndose de la casa, dándome un empujón, y se tiran al césped junto a las chicas, cantando en un idioma extraño.

¿Dónde me he metido?

La música sale de todas partes. Está tan alta que las paredes vibran y por un segundo creo que el corazón está latiendo al ritmo de la canción de rock. Sin pensar en nada, cierro la puerta y me introduzco entre la maraña de gente. No conozco a nadie pero tampoco me sorprende. Sin embargo, al llegar al final del salón, encuentro a un grupo de chicas que he visto en varios programas de televisión. 

Un chico me toca el culo y levanto el brazo tan rápido, dándole una cachetada, que me sorprendo de mi instinto de supervivencia. En tan solo un segundo, toda la habitación se queda callada. Hay miles de ojos mirándome.

- Eh, hola.- murmuro sin saber a quién mirar.

El chico al que acabo de abofetear me mira desde el suelo con los ojos llorosos. ¿Le di con tanta fuerza que lo tiré al suelo? Vaya.

- ¿Por qué has hecho eso?- pregunta una chica a mi derecha, dándole la mano al pervertido.

- ¡Aquí no queremos salvajes!- grita alguien.

- Perdona, pero este chico me acaba de tocar el culo.- me defiendo, mirando a centenares de personas.- Me da igual si acaba en el hospital por el golpe, no tiene derecho a tocarme de esa manera.- con las mejillas rojas por la rabia, me giro y le miro. Es guapísimo pero se le nota borracho.- ¡Eres un pervertido!

No entiendo qué he dicho para causar tanto caos, pero en cuestión de segundos tengo a decenas de personas atacándome verbalmente y defendiendo al chico borracho. Veo dedos señalándome, manos agarrando al pervertido y centenares de borrachos uniéndose a la discusión.

¿Dónde narices me he metido?

- ¡Yo ni siquiera debería estar aquí!- grito, nerviosa, dándole un empujón a una chica para que me deje pasar.- ¡Dejadme salir, pesados!

Alguien me agarra del brazo y tira de mí hacia un pecho duro. Debe de haberme visto atacar ante el toque en el trasero, porque sujeta mis muñecas lo suficientemente rápido como para evitar que le ataque.

Todo el mundo se queda callado, mirándonos. 

- Amigos, tranquilos.- dice una voz a mis espaldas. Es Calum.- Esta chica viene conmigo, dejadla en paz. Y tú, pervertido.- le dice al borracho que solloza con la mano en su mejilla.- Si le tocas el trasero de nuevo te las verás conmigo.

Sin más palabras, me sujeta de la muñeca y me saca de ahí. Le sigo sin decir nada. Cualquier sitio es mejor que estar en ese salón lleno de leones.

Detiene sus pasos en un jardín precioso. Hay un grupo de jóvenes riendo y comiendo alrededor de una piscina. El agua está iluminada con un foco rosa y parece que el agua es de otro mundo. Me entran tantas ganas de tirarme dentro que tengo que dejar de mirarla para controlarme.

- Vaya, estás hecha toda una fiera.- se ríe Calum.

Lleva puesto un pantalón vaquero ajustado y una camisa de cuadros. Sorprendentemente, el color rosa de la tela le queda genial. La única vez que vi a Álvaro con una camisa rosa estuve riéndome de él durante horas. 

- Ese estúpido me tocó el culo.- me defiendo, cruzándome de brazos.

- Lo sé, tranquila. Se lo merecía.- pasa los brazos por mis hombros y sonríe.- Déjame presentarte a unos amigos, tienen muchas ganas de conocerte.

¿Va a presentarme a sus amigos?

Joder.

Álvaro nunca me presentó a sus amigos.

Seguramente no me quiso lo suficiente.

¿Por qué me di cuenta tan tarde? 

¿No me querías, Álvaro?

¡Álvaro, lárgate de mi cabeza!

Hola, HE VUELTO. Y esta vez juro que he vuelto en serio. Estoy organizándome para escribir cada semana en esta novela. Tan solo necesito saber si aún queréis leerla para publicar cada fin de semana. ¡Prometido! Y, en caso de atrasarme, avisaría.

¿La sigo?

Con cariño, Aleave