28. Disfruto

76 14 9
                                    

Han pasado cuatro horas desde que salimos de la cafetería. El tiempo pasa volando a su lado, y en parte me asusta. 

- ¿Qué mas?

- Mi primer beso fue a los 17 años.- confieso.

Se echa a reír y me habla de su primer beso con una niña de su guardería a la que le olía el aliento a plastilina. Al parecer, Calum siempre fue muy llamativo entre las chicas, sobre todo desde que pisó la guardería.

Estoy cómoda a su lado.

Me gustar escuchar sus experiencias y vivencias, porque me distraen tanto que puedo olvidarme de todas mis preocupaciones. A decir verdad, no me he acordado de Álvaro desde que ambos nos sentamos en el banco de este parque y comenzamos a hablar de nuestras vidas.

Es agradable su compañía, casi como si nos conociéramos de hace años.

Escucho lo que me está escuchando, aunque en verdad no entiendo sus palabras. Estoy demasiado ocupada mirando sus ojos achinados, sus labios y su cara. 

- ¿Sí?- pregunta, sobresaltándome.

- ¿Eh?

- ¿Me estabas escuchando?

Al instante, mi cuerpo se tensa y recuerda lo que ocurrió hace unos meses con Álvaro. Ocurrió exactamente lo mismo, pero él se enfadó tanto que me dejó sola. Calum, al contrario, se limita a reir y vuelve a repetirme lo que estaba contando.

Me asusto al darme cuenta de que me he embobado mirándole, pero a le vez es una bonita sensación, como si estuviese cerca de volver a ser una chica nueva, lista para nuevas aventuras.

A las siete de la tarde, nos levantamos del banco y damos un paseo, en silencio.

Ambos sabemos que nos han fotografiado pero no hemos comentado nada. Antes, hace unas semanas, me alegraba muchísimo al saber que saldría en fotos, pero a día de hoy me da igual. Ya no reviso tanto mis redes sociales para comprobar qué dicen de mí, qué cotillean. Ahora mismo solo me importa disfrutar de la compañía y punto.

- Amanda, tengo una pregunta.

- Dime.

Con una sonrisa, mueve sus dedos nerviosamente alrededor del cinturón de su pantalón y esquiva mi mirada, avergonzado.

- ¿Por qué mandaste aquella foto aquella noche en aquella discoteca?

Supongo que dice mucho "aquella" por los nervios, lo cual me parece muy adorable.

Sonriendo, me encojo de hombros.

- Estaba borracha.

- Pero, ¿por qué?

- Porque bebí alcohol.

Se ríe y me hace sonreír. 

- Lo sé, eso lo aprendí en la guardería.- bromea.- Lo que quiero decir es: ¿Qué te hizo beber tanto? ¿Sueles emborracharte por gusto o por preocupación?

Al momento lo entiendo.

No tengo pinta de ser la típica chica que se emborracha a menudo. No tengo nada en contra de ellas, pero no es mi estilo de vida. Supongo que se me nota desde lejos, por lo que tiene que extrañarle.

- Tenía un mal día.- respondo.

Asiente y se mantiene en silencio.

- ¿Por él?- se atreve a pensar.

- Sí, la verdad.

- Verás, no quiero entrometerme en tu asuntos amorosos, pero no mereces a un tipo así.- responde, jugando con sus manos, sin mirarme a los ojos.- Eres una chica muy guay, no mereces a alguien que te ponga cuernos ni nada de eso.

Trago saliva, disolviendo el nudo de la garganta.

- Gracias.

De pronto, noto su brazo sobre mis hombros y su risa al lado de mi oído. Se acerca mucho a mí y sigue andando a mi lado, agarrándome por los hombros, sonriente.

- Tú tampoco.- murmuro.

- Lo sé, soy Calum, el más sexy del mundo.- bromea.- No necesito cuernos en mi vida.

Sonrío y miro nuestro alrededor: muchos nos miran, pero me da igual.

De verdad, me da igual.

Solo pienso en Calum, su brazo sobre mis hombros, su risa en mi oído y sus palabras. 

Solo me centro en él.

Y disfruto.



¡Hola! Es un pequeño capítulo, pero me ha parecido bonito, ¿qué opinas? 

Gracias por los votitos y comentarios del anterior capítulo. Espero que este también os guste tanto.

Cuidaos,

Aleave

WhateverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora