13. Si tú supieras...

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No sé si es el olor a porro que sale de la esquina del jardín, los gemidos que suenan en la piscina o la mano de Calum sobre la rodilla de una rusa. Sea lo que sea, me siento fuera de lugar.

- ¿Tú no hablas?

El mismo chico rubio que me dejó un hueco en su hamaca me presta atención. Apenas he hablado con nadie desde que Calum me presentó a sus amigos, pese a los intentos de él por integrarme en el grupo. Me siento como una pegatina sin pegamento: no pego en este sitio, me voy a caer.

Sonrío forzadamente y echo un vistazo a la piscina.

- Depende del día.

Michael no para de mirarme desde el césped. Tiene a una chica sentada sobre su regazo y cada minuto escucho cómo ella le da un beso apasionado. Es incómodo estar rodeada de tantas parejas, sobre todo cuando me han roto el corazón y sigo tratando de olvidarme de Álvaro.

Michael aparta a la chica dulcemente y vuelve a mirarme.

- ¿Te gustan los cereales?

- ¿Qué?

Creo haber escuchado mal su pregunta.

Michael se aclara la garganta y repite:

- ¿Te gustan los cereales?

- Sí...

- ¡Entonces ya tenemos algo en común!

La chica lleva sus manos a las mejillas del chico que me ha hecho la pregunta más rara del mundo y comienza a besarlo desesperadamente, moviendose sobre su regazo como si estuviese a punto de pedirle un hijo. 

¿Dónde me he metido, mamá?

La última vez que fui a una fiesta juré a mi misma que no iría jamás. Era la fiesta de fin de años de mi vecina. Invitó a todo el instituto y se aseguró, gracias a lo mucho que insistí, de que me tocase con Álvaro en el juego del armario. Lo que pensé que sería el mejor juego del mundo, se convirtió en un horror cuando compredí que le pasaba algo, que no quería besarme, que estaba distraído. En ese momento pensé que estaba enfado conmigo y me culpé toda la noche por haberle presionado a besarme. Me enfadé tanto conmigo misma que juré no ir jamás a una fiesta.

Ojalá hubiese sabido que esta distraído porque pensaba en otra chica.

Ojalá hubiese entrado en el armario con otro chico.

- ¡Joder!- exclamo, llevándome las manos a las rodillas.

Todos se callan y me miran. Trago saliva y sonrío avergonazada, jugando con un mechón de mi pelo. No debería haber gritado de ese modo. Se suponía que era un pensamiento, no una palabra gritada en alto.

- ¿Qué te pasa?- pregunta Calum, apartando la mano de la rodilla de la rusa.

Realmente no sé si es rusa o que está tan borracha que no sabe hablar con coherencia.

- Es que hace calor.- disimulo.- ¿No tienes calor?

Calum mira a Luke. Luke mira a Ashton, el cual no me ha hablado. Éste último mira a Michael, que sigue entretenido con la chica.

- ¡Piscina!- gritan los tres a la vez, poniéndose de pie a la vez. 

En cuestión de segundos, no tengo los pies en el suelo sino contra la espalda de Luke. Calum se ríe en oído, mientras me sujeta por los hombros y corre sin para hacia la piscina. Ashton, por su parte, empuja a Calum, dándole más impulso. Antes de poder decir nada, caigo dentro del agua. 

Mi mente viaja a la piscina de los apartamentos en donde estuve con Álvaro. Me lo pasé tan bien con él. Estaba tan feliz a su lado en la piscina.

WhateverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora