5. Buen comienzo

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Me pregunto si la falda ha sido una mala elección para mi primer día de clases. Posiblemente lo sea, no lo niego. 

Observo a todos entrar desde la esquina del aula. El curso empezó hace dos semanas, por ello no me sorprendo al ver grupos formados. Nunca antes había pretendido empezar tarde un curso universitario pero la vida da muchas vueltas y, obviamente, esta vez me las ha dado a mí.

- ¿Esa no es nueva?

Ignoro ese comentario y me centro en el profesor, que acaba de entrar. Dice algo a cerca de un trabajo y comienza a explicar teoría nueva. Me encuentro demasiado cansada para escucharlo por más de veinte minutos seguidos. Pasado ese tiempo, mi mente se despista y me encuentro pensando en lo mucho que se me apetece un helado. 

La mensualidad de la habitación en la residencia tiene incluida una comida al día. Teniendo en cuenta que apenas comí ayer, hoy no pude evitar desayunar. Llegué antes que nadie para no tener que lidiar con un grupo de impertinentes en la misma mesa, compré mi comida, comí rápidamente y, antes de que llegara la masa, me marché a mi habitación. Ni siquiera sé si realmente me gustó la comida, tenía demasiadas ganas de comer como para saborearla.

- Nos encontramos con cinco grandes reinos.- grita el profesor, callando a un grupito de la primera fila.

No sé cómo voy a sobrevivir a tres clases más hoy. Apenas soy capaz de concentrarme, estoy demasiado cansada, agobiada y desubicada. Siempre pensé que iría a la universidad con amigos, que viviría con ellos un tiempo hasta que Álvaro consiguiera un piso económico y nos mudásemos ahí los dos. De hecho, ni siquiera tenía claro qué carrera estudiar, simplemente quería estudiar en la universidad.

"Anatomía humana" Era buena en biología el curso pasado. Me encanta. El problema es que ahora que estoy escuchando al profesor, me estoy dando cuenta de que a lo mejor, el hecho de que me encantara asistir a biología en el instituto, era porque Álvaro estaba ahí, en mi misma asignatura.

Me obligo a pensar en otra cosa. 

Echo un vistazo a mis compañeros. Encuentro un grupo de chicas pijas, otro de superficiales, otro de góticos y uno, no menos importante, de chicos deportistas.

Genial.

Tenía la esperanza de encontrar un grupo de personas normales, aparentemente tranquilas. 


Tiro el bolso al suelo y me siento sobre la cama. Observo la pantalla del despertador y casi me da algo cuando me percato de que aun quedan diez horas para que acabe este maldito día. 

Estaba equivocaba cuando me dije que la primera hora era la peor; las dos siguientes fueron una constante lucha por no dormirme. La gente no dio el paso para socializarse conmigo. No es como que deban hacerlo, pero en mi instinto si venía un alumno nuevo, lo integraban enseguida.

"Pero esto no es el instituto.", pienso. 

Saco el móvil de mi bolsillo y comienzo a leer los mensajes. La mayoría son de mi madre, preguntándome sobre mi primer aburrido día. Respondo indiferente, añadiendo emoticonos para darle más emoción al asunto. Mi padre me pregunta sobre la habitación, así que me saco una foto para mandársela y que pueda verla mejor.

"Solo se ve la cama", responde.

"Es el lugar más importante", respondo.

A pesar de que me da pereza levantarme, me pongo en pie y comienzo a grabar lentamente cada rincón. Tengo que gastar el tiempo como sea. Aun me queda demasiadas horas para irme a dormir y no tengo nada que hacer ni, como es natural, alguien con quien salir.

Una vez que hago el vídeo y se lo he mandado, vuelvo a sentarme sobre la cama y echo un vistazo a la galería. Me pongo de pie de un salto cuando recuerdo las fotos de Calum Hood. Son tres fotos sencillas, algo movidas y sin retoques. En ellas se me ve a mí con ojeras, sonriendo falsamente a la cámara, terriblemente cerca de Calum, el cual me da la espalda. 

¿Y ahora qué?

Podría mandárselas a la traidora número uno, pero eso supondría desbloquear su número de entre mis contactos y es algo que no quiero hacer. Otra opción sería ponerla de foto de perfil para que todos puedan verme con él y, de un modo u otro, acabe viéndola ella. Lo malo de esa opción es que mis padres me preguntarían y no tengo ganas de hablar con ellos sobre mi estúpida manera de llamar la atención.

Abro mis redes sociales, adjunto las tres fotos y las publico en un tweet. Junto a las tres fotos se puede leer: "Nueva vida, nuevos aires, nuevos amigos."

A los cinco minutos el tweet ha sido compartido casi doscientas veces y tiene cien comentarios. Esperando que las amigas de mi ex amiga vean las fotos, sonrío de orgullo aun cuando varias personas me están criticando por sacarme una foto mientras él dormía. Aprovechando mi minuto de orgullo propio, publico otro tweet.

"Ni siquiera estaba dormido, tranquilidad."

Justo cuando voy a apagar el móvil, escucho una vibración y, al momento, recibo más de trescientos comentarios seguidos. Confundida con tanto revuelo, echo un vistazo a los comentarios nuevos. Uno de ellos, el cual ha sido contestado trescientas ochenta y siete veces dice:

"Tus ronquidos no me dejaban dormir."

No tengo ni que pinchar en el perfil para ver quién es el dueño de ese comentario: Calum Hood.



Sé que este es más aburrido, pero es necesario.

¿Os gusta?

Un beso

Aleave

PD: Tengo en mi perfil mi correo, por si alguien quiere hablar con alguien o desahogarse y no sabe con quién. Yo estaría encantada de escuchar y dar mis consejos.


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