16. ¿Qué le pasa al escote?

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Despierto con un grito. Estoy sudada, hiperventilando y apestando. Tengo que llevarme las manos al pecho para comprobar si aún mi corazón funciona y no he sufrido un infarto.

Con una respiración profunda, salgo de la cama y voy al baño. Hace unos meses, cuando tenía pesadillas, no sentía la opresión que tengo ahora mismo en el pecho. Si tenía suerte, despertaba en la cama con Álvaro y él me animaba. Si no, corría a la habitación de mi madre o me acurrucaba con el perro. Hoy, sin embargo, estoy sola.

El agua está ardiento, pero no importa. Necesito concentrarme en algo que no sea el susto que acabo de llevarme. Hundo mis manos en el agua del lavamano y me humedezco la cara, respirando hondo. Solo cuando tengo los dedos rojos por el agua ardiente, paro de hiperventilar.

No puedo más.

Las pesadillas han aumentado desde que me vine a esta residencia y llevo una semana sin dormir más de cinco horas seguidas. Mi cabeza no da a basto. Tengo que ponerme al día con las clases, evitar caer de nuevo en una bajada emocional, concentrarme en mis objetivos y no morir del aburrimiento cuando regreso de la universidad. 

Echo de menos tantas cosas que a veces tengo que recordarme la razón por la que estoy aquí. Y es que, sin esa razón, yo no estaría pasando por esto. Estaría en mi casa, con mi madre, con mis amigas y mi vida. Eso sí, sin él.

Maldita sea, ¿siempre tengo que acabar pesando en él?

Un golpe en la puerta me saca de tus pensamientos.

Son las doce de la noche y es normal que aún hayan estudiantes despiertos o caminando por el pasillo, pero nunca pensaría que alguno de ellos tocara mi puerta a esta hora. Descalza, me acerco a la puerta y abro.

- ¡Hola, amiga!

Es la chica que está obsesionada con Calum.

- ¿Qué ocurre?

Sonríe tanto que me tensa. 

- Verás, unos amigos y yo vamos a ir de fiesta en cinco minutos. ¿Te gustaría venir?

No me acuerdo de su nombre. Dudo que ella se acuerde del mío. Sé perfectamente que está tratando de formar una amistad conmigo porque sabe que conozco a Calum Hood. A decir verdad, puede que esa sea la única razón por la que está delante de mi puerta.

Miro por encima de mi hombro,a  mi cama. 

No quiero volver a domir y tener una pesadilla. Necesito animarme y desconectar; de ese modo, quizás, pueda dejar de tener tantos sueños desagradables.

Pienso en Álvaro, en mi madre y en mí.

- Ahora salgo.- digo.

Ella grita de emoción.


Es la una de la madrugada cuando bajo ootaxi. He conocido a una chica que va a mi misma carrera y no ha parado de criticar a los profesores. Ninguno de los chicos chicos que me han presentando en la fiesta me ha mirado el escote, y eso que llevo puesto el vestido más provocador de mi armario.o

- ¡Amanda, ahora vengo!- se despide una de las chicas que vino conmigo en el taxi.

Me duele tanto la cabeza que me escapo del grupito de la residencia para no tener que seguir respondiendo preguntas incómodas sobre Calum y mi relación amorosa. Si ellos supiesen lo mal que me va en el amor...

La barra de la discoteca está llenísima. Tengo que hacerme huecos mediante empujones para apoyarme en la barra y encontrar al camarero.

- Dame lo más fuerte que tengas.- le digo.

WhateverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora