Y al final, siempre queda la muerte
como resto de vida pasada,
como paso a una vida esperada,
como dado lanzado a la suerte.
El honor sólo puede dolerte.
Las ofensas no sirven de nada.
Es la nada quien llega callada
y se lleva el orgullo del fuerte.
Pues si habrá más allá; nadie sabe.
Pues de allá, nunca más, nadie vuelve
y es la fe la que a algunos sostiene.
Porque el ego humano no cabe
en la urna que al fin nos resuelve;
la disputa es vana si viene.