¡Bah! Tú, eres tú quien viene, pero yo no te temo.
No puedes hacer nada, nada más que llevarme,
e iré, español, sin...esperanza ni miedo.
Pues soy de un pueblo viejo, curtido en el desastre.
Un pueblo que no sabe si esta sano o enfermo,
que, antes de rendirse, prefiere suicidarse,
que, cuando le disparan, no se pone a cubierto,
que, si no hay enemigo, gusta de acuchillarse.
Que, como pintó Goya, se enfrenta a garrotazos
pero siempre resiste, tenaz hasta el delirio,
sin hincar la rodilla, si se ve derrotado.
Pues no te teme, muerte, aquel que herido ha sido,
batalla tras batalla, tras ser abandonado
por quien le gobernaba y, solo, ha resistido.