Soneto de despedida

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Los pies arrastro enfermo en mi quebranto
y, mientras los arrastro, en mi tormento
va volando hacia ti mi pensamiento
a explicarte por qué te amo tanto.

A explicarte el porqué y también el cuánto.
Y el frío que sin ti, mi amor, yo siento
con sangre y corazón sin movimiento.
Y que eres causa de mi dicha y llanto.

Y que ya en esta, mi hora postrera,
en que estas, mis cenizas, piden viento,
en que piden la tierra mis despojos;

sé que no hubiera nada que no diera
por mirarte otra vez , pues sólo siento
no poder volver más... a ver tus ojos.


Relicario de aullidos disecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora