Maratón 1/3
Después de una larga tarde llorando en la orilla del río, empezaba a anochecer y yo ya me encontraba en disposición de seguir adelante. Me puse en pie y me encaminé de vuelta al hotel. A lo lejos se escuchaba la fuerte música del recinto de Tomorrowland, aquello por lo que había venido, y aquello de lo que casi no estaba pudiendo disfrutar. Crucé el extenso prado hasta llegar al final de toda la libertad que la naturaleza me otorgaba. Me dispuse a entrar en el hotel, quizás con la intención de cenar algo, cuando una voz desconocida me interrumpió.
-¡Alex!- Gritó, haciéndome girar a ver quien me llamaba. Un chico alto, moreno y de ojos azules me observaba.- Te vi bailando el otro día en la pista principal, y déjame decirte que no estás nada mal.
Rodé los ojos y le miré de arriba a abajo asqueada. El chico no vestía nada mal y la camiseta dejaba ver unos músculos bien formados, pero no me dejaría engañar por un caza recompensas, por llamarlo de alguna forma. En otras palabras, solo quería una noche divertida.
-¿Cómo sabes mi nombre?- Pregunté extrañada ya que me acababa de dar cuenta de ese "pequeño" detalle.
-Yo lo sé todo nena.- Soltó acercándose a mí.
-Acércate un paso más y te corto tu apéndice favorito.- Vi esa frase en una película, y me llamó tanto la atención, que ahora la solía usar con mucha frecuencia como amenaza.
Noté un poco de horror en sus ojos y pude observar como intentaba proteger su miembro de alguna forma. Volví a rodar los ojos. Este tío me estaba poniendo de los nervios.
-Ahora tú vete a buscar otra que quiera satisfacerte, que yo no pienso hacerlo. Siento si has caído tan bajo como para tener que lanzar piropos a las chicas que están solas en mitad de la nada, pero yo no voy a ayudarte. Ahora, me da igual si te importa o no, voy a irme a mi habitación, sola.
Su cara atónita era realmente cómica, me entraron muchas ganas de reír, sin embargo no lo hice, entré al hotel dejándole allí con la boca abierta. No es mi culpa si nadie le había dicho nada antes sobre lo estúpido que parece y seguramente sea.
Me acerqué al gran comedor, a estas horas, desierto. Cogí una manzana y me encaminé a la habitación disfrutando de ella. Solo rezaba porque Rubén no estuviera allí. Cuando llegué, ya me había terminado mi manzana y, gracias a Dios, Rubén no estaba. Me acerqué al armario y saqué mi mesa de mezclas. Hacía bastante tiempo que no subía y me apetecía. Lo preparé todo y me puse los cascos y me dejé llevar por mi amor a la música.
Ella siempre estaba para mí, pasara lo que pasara, hiciese lo que hiciese, siempre estaba ahí para abrazarme, consolarme y hacerme sentir bien. Puede que sonase raro y cursi, pero así era, desde muy pequeña, la música había estado de una forma muy especial en mi vida, y eso no iba a cambiar.
Noté la vibración de mi movil y me quité los cascos. Era un número desconocido, pero aún así, descolgué.
-¿Sí?
-Hola Alex.- Dijo alguien desde el otro lado de la línea, cuya voz no conseguía descifrar.
-¿Quién eres?
-Me parece increíble que no me reconozcas, soy tu madre.
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Bueeeno, en recompensa por no estar escribiendo mucho y en agradecimiento por esas 3000 leidaaaaaas he decidido haceros un sexy maraton, espero que os gusteee
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Un besazo, Lola
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Dj 71
Teen FictionAlex, es la Dj más importante del mundo, pero nadie sabe que es ella.