Capítulo Veintiuno

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Cuando llego a Londres, lo primero que noto es el cielo oscuro, no hay nubes, y los árboles se mueven ferozmente de un lado al otro. Mamá me dijo que Londres es muy frio, no quise prestarle mucha atención, ya que a mí me gusta el frio. Así que con solo un saco ligero bajo del avión y me arrepiento al instante.

Cuando mamá sale detrás de mí se ríe al ver mi expresión. Inconscientemente llevo mis manos a mis brazos para poder calentarme un poco, claramente no funciona, llegando al interior del aeropuerto puedo decir que tengo menos frio que antes, pero que aun así, el frio en el lugar es notorio.

Mamá hace tiene que hablar con alguien de aquí, así que yo solo la espero, sentada en una de las sillas que el aeropuerto tiene, saco mi celular de mi bolsillo y marco a Vee.

— ¿Hola? —dice ella, luego escucho una risita masculina. No reconozco de quien es, pero me hago una idea.

— ¿Vee? Soy Nora—le digo algo divertida cuando ella lanza una maldición y enseguida algo se cae del otro lado. Hay susurros y luego ella parece como si estuviera entrando a una habitación y cierra la puerta.

— ¡Nora! ¿Ya llegaste a Londres? —me pregunta.

—Sí, hace como unos diez minutos. Al parecer veo que Scott y tú no perdieron el tiempo—digo sonriendo, algo divertida con la situación.

—Ah, lo siento por eso. Estaba triste y Scott me llamo y no pude decirle que no. Vino a mi casa y...—la corto antes de que diga algo subido de tono no apto para mis oídos vírgenes.

—Ya, entendí a lo que te refieres cuando él vino a tu casa—cierro mis ojos y sacudo mi cabeza, tratando de ahuyentar esas asquerosas imágenes que tengo de ellos dos.

— ¡Nora! No hemos hecho nada.

Finjo creerla, creo que es lo mejor.

—Te creo, ¿Has hablado con Patch? —pregunto, mordiéndome la uña.

—No mucho, debe estar ocupado con todo el problema de Elliot.

—El problema el cual yo también debería estar.

—Nora, ya has hablado de esto con Patch, ¿Qué puedes hacer? No quiero ser mala contigo, pero ya estás en Londres, más bien, piensa en lo que puedes hacer allá—odio admitir que Vee tiene un punto. Pero no se lo digo.

—Ojala pueda volver a mi vida normal.

Ella suspira y luego alguien golpea su puerta.

— ¡Scott ya te dije que estoy hablando con Nora! —dice ella. Escucho la puerta abrirse.

—Pero llego la pizza, cariño—escucho el grito de Vee.

—Nora, hablamos más tarde, la comida llego—dice mi amiga muy emocionada.

—Claro, me dejas por una pizza—bromeo haciéndome la ofendida.

—Comida es comida.

Y con eso cuelga, haciéndome reír un poco, bloqueo el teléfono, pero luego una idea pasa por mi cabeza que hace que lo desbloque otra vez. Voy a mensajes y busco su nombre. Escribo.

"Ya estoy aquí. Estoy en Londres"

No espero respuesta.

Lo meto otra vez en mi bolsillo al mismo tiempo que mamá viene. Me da una de sus sonrisas cansadas y me dice que ya podemos irnos.

Llamamos a un taxi y este nos lleva a lo que será nuestro nuevo apartamento, nos deja en la entrada, cuando bajo del auto, veo que dos señores están bajando nuestras maletas, mientras mamá paga al otro señor del taxi.

Dear, Angel [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora