Capítulo Veinte.

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Entonces todo se detiene cuando lo regreso a ver. Literalmente siento que todos se detienen, dejan de caminar y los sonidos dejaron de escucharse. Mis ojos solo miraban a Patch y solo podía pensar que él realmente está aquí. ¿Está aquí o alguien puso droga en mi agua y estoy alucinando? No quiero ser rara pero estiro mi mano y acaricio el rostro de Patch, escucho reír a Vee y a mi mamá y veo que Patch sonríe un poco.

— ¿Qué haces, Ángel? —cuestiona, quitando mi mano de su rostro. Muevo la cabeza de un lado al otro, cerrando mis ojos.

Él en verdad está aquí.

—Vee, ¿Me acompañas al baño? —pregunta mi mamá con un débil intento de hacer una excusa para dejarnos solos.

—Pero...—dice ella señalándonos.

— ¿Por favor? —pide mamá sonriéndole de una manera escalofriante. Creo que Vee capta y asiente, recogiendo su agua y su bolsa y se va con mamá.

Cuando ella están lo suficientemente lejos, Patch se sienta donde anteriormente Vee se sentaba. No le veo a los ojos porque no soy capaz de hacerlo. Muerdo mi mejilla interna para no soltar estupideces y callarme.

—Creí que concordamos en no vernos más—susurro, viendo mis manos.

—Sí, eso fue antes de pensarlo bien.

— ¿Pensar qué? —pregunto.

—En que no quiero que te vayas—dice, lo regreso a ver, creo como si fuese exorcizada, así de raro—No antes de que te haga una verdadera despedida. No traje globos o un cartel, pero me traje a mi es lo que cuenta ¿no? —una parte de mí se sentía mal. Creí que me iba a pedir que me quede, que no puede vivir sin mí y que los dos podríamos acabar con Elliot. Que ilusa, él no quiere que me quede. Él me quiere lejos, cree que así me está protegiendo.

—El que tu estés aquí, hace esto todavía más doloroso de lo que esta—suelto, luego me arrepiento—O sea, estoy muy feliz de que estés aquí y que quieras despedirte, pero Patch no lo haces fácil. En primer lugar yo no quiero irme, todos ustedes me están obligando y esto no es justo—aprieto mis ojos cuando siento que una lagrima cae—se supone que tendríamos un final feliz.

Miro mis zapatos y limpiando disimuladamente mi lágrima, claro no tan disimulada porque él me atrae hacia él y besa mi cabeza, mientras acaricia mi brazo. Maldito Patch.

Con todo mi pesar me alejo de él. Niego con la cabeza.

—No lo hagas. No lo hagas peor.

Él se queda en silencio.

—Lo siento, lo siento. Me dije a mi mismo que me controlaría, pero teniéndote tan cerca y sabiendo que te vas, solo me hace tener ganas de abrazarte todo el día, mimarte, besarte y no puedo, no puedo, Ángel.

Mi corazón parece que se va a salir de mi pecho, sorbo mi nariz y lo regreso a ver, no puedo controlar las lágrimas.

Todo lo que dijo hace que me duela mas.

—Entonces no dejes que me vaya.

Pone un mechon de cabello atrás de mi oreja, y acaricia esta en el proceso, yo solo puedo verlo e imaginar tantas cosas juntos.

—Eso sería egoísta.

—¡No! Te ruego a que no me dejes ir. Por favor.

Baja la cabeza y cuando sube, veo sus ojos brillosos, como si estuviera aguantando las ganas de llorar. Nunca había visto a Patch así, se siente... doloroso.

—Tengo que dejarte ir. Vas a estar a salvo allá, vas a tener una vida normal.

—Pero...

—Te amo, ángel. Lo hago y por eso debo dejarte.

Dear, Angel [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora