K

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La K no es de nada, pero así empieza calzones

prenda atractiva, por un millón de razones.


Hoy hice veinte lagartijas y nadé veinte piscinas. El Pote no pudo ir a nadar porque iba a visitar a la abuela, pero Stuart Sprague estaba allí y fuimos a tomarnos una gaseosa. Le conté a Stuart sobre mi poema de los calzones. Él me preguntó si no tenía uno sobre los besos y le dije que sí.

—Eso sí vale la pena. Pero hay que besar a la persona con los labios apropiados —Dijo Stuart.

¡Es un experto en labios! Me contó que los había de varias clases: delgados, gruesos, grandes, chiquitos, suaves, duros; labios apretados como una ciruela pasa y labios que se retuercen como gusanos; labios carnosos y labios partidos; labios tibios y sedosos; labios provocativos.

—Los hay de todas clases —Dijo Stuart.

Yo pensaba en los labios de Lucy. ¿Podré besarlos alguna vez?

—En todo caso, muy bueno tu poema. Mejor que las cosas que hacemos en el colegio. No entiendo ni la mitad de lo que vemos. No veo para qué estudiamos todo eso.

—Estoy haciendo un poema por cada letra del alfabeto -le dije, y empecé a decirle el del la F, el de la flema. Le pareció divertido. Luego iba a contarle sobre el de la J cuando de repente vi que Harmony Hynde venía acercándose.

—Hola, muchachos ¿Puedo sentarme aquí con ustedes?

—Sí —Dijo Stuart—. Salva me iba a contar sobre un poema escribió.

Yo le hice señas con los ojos, frunciendo el ceño, pero él no es el más astuto.

—Anda —Me dijo—. La J es de jamona...

—Suena interesante —Dijo Harmony.

—Es una tontería —Murmuré.

—Me gustan las tonterías.

—Ahora acabó de decir uno buenísimo —Dijo Stuart—. Dile el que acabaste de decir.

—No —Le dije a Stuart en tono de súplica—. Era grosero.

Harmony se rió con esa carcajada típica de ella y dijo:

—Eso me gusta.

—Sí, pero era vulgar —Dije yo.

—No creo —Dijo Stuart—. Las flemas no son tan vulgares.

—Ay, vamos, dime cómo era —Insistió Harmony, entusiasmada—. Quiero oírlo.

Finalmente, me tocó decírselo. Le dije el de la F y el de la J.

—Tiene muchos más —Intervino Stuart—. Tiene uno por cada letra del alfabeto.

—Brillante —Exclamó Harmony—. Coplillas subidas de tono.

Yo creo que los cachetes se me pusieron rojos. Por desgracia tiendo a sonrojarme con facilidad.

—Me parece muy buena idea —Dijo Harmony—. Creo que hasta podrías publicarlas.

No se me había ocurrido. Había pensado publicar Soy una cucaracha, porque es literatura de buena calidad. ¡Pero el alfabeto...!  Le expliqué con modestia a Harmony que el alfabeto era apenas un pasatiempo.

—Es mucho mejor que la basura que hacemos en el colegio —Dijo Stuart.

Él quería seguir escuchando, así es que les dije el de la G viene de granos y la C viene de caspa. Ambos empezaron a hacer como si se estuvieran limpiando la caspa y estrujando los granos.

Me Dicen Sara Tomate - Jean UreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora