M

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M es de Muelas

tan cariadas que te inflan los carillos

y aunque hagas todo para que no duela

parece que te cortaran con un cuchillo.

El lunes le recité este poema a Harmony en la biblioteca, a la hora del almuerzo, pero lo primero que hice fue pedirles disculpas por no haber ido el sábado a la piscina.

—No sabía que me estabas esperando —Le dije—. Y no te pude llamar porque no me dejaste tu número. Si lo hubiera tenido...

—Claro que sí —Replicó Lucy—. Son muy desagradables.

—Bueno, en todo caso, muchos escritores lo hacen.

—¿Hacen qué? —Preguntó Lucy.

—Escriben coplillas picarescas. No tiene nada de malo.

Por alguna razón que no entiendo, le dije a Lucy el poema del elástico. Creo que mi síndrome de Tourette se está desarrollando bastante rápido.

—¿Siempre tienes que ser tan ordinario? —Me dijo Lucy—. Tienes una mente retorcida.

Me apresuré a explicarle que ese poema no era mío.

—Lo escribió Harmony Hynde.

—¡Ah! —Dijo, como si eso lo explicara todo.

No sé que tiene en contra de Harmony. A lo mejor le tiene envidia porque es inteligente. Me he dado cuenta que la gente no siempre le caen bien las personas inteligentes. ¡Pero Harmony no lo puede evitar! Está en sus genes.

Le pregunté a Lucy si le gustaría que nos encontráramos mañana por la mañana en el centro comercial.

—Te puedo comprar otra gaseosa.—Le ofrecí.

—Hmm... —Dijo Lucy, arrugando la nariz. Me mata cuando hace eso.

—Te puedo invitar a comer algo.—Seguí diciendo.

—Déjame pensarlo.

—¿Cuánto vas a pensarlo?

—No lo sé. Hasta cuando me decida. Pero no quiero quedarme esperando junto al reloj otra vez.

¡Yo nunca la he dejado esperando! La primera vez no me estaba esperando a mí sino a Sharleen.

—También nos podemos encontrar en la biblioteca.—Le dije.

—¿En la biblioteca? ¿Y que hay ahí?

—Pues... libros —Dije—. Y hay un lugar para comer.

—En el centro comercial hay montones de lugares para comer. ¿Para qué quieres ir a la biblioteca?

Le expliqué que quería ir a ver si tenían libros del escritor que iba al colegio a hablarnos: Jason Tree.

—¿Te los vas a leer? —Preguntó Lucy.

—No lo sé, pensé que a lo mejor era buena idea, aprovechando que va a ir.

Lucy inclinó la cabeza hacia un lado y dijo:

—Yo quedé hasta el cogote con uno solo.

Se refería al libro que habíamos leído en clase de literatura, con el profesor Mounsey. A mí, en cambio, me pareció interesante, pero no quise seguir con esa conversación para no hacerla sentir mal.

—Entonces, ¿vas a ir? —Le pregunté a Lucy.

—Ya te dije que lo iba a pensar.—Me contestó.

—Llámame, ¿vale?

Lucy anotó mi teléfono. Quizá me llame mañana.

~~~~Fin~~~~

@No me pertenece el libro. Todos Los Derechos Reservados A Su Respectivo Autor.

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Me Dicen Sara Tomate - Jean UreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora