N

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N es de Nudista.

¡Me imagino a Lucy en esas playas!

Igual que en las revistas,

nadando como una mantarraya.

Esperé todo lo que pude, pero Lucy nunca me llamó. Entonces decidí ir a esperarla en la biblioteca. A lo mejor olvidó que habíamos quedado en que ella me llamaba.

Esperé casi una hora, pero cuando dieron las once en el reloj del centro comercial, comprendí que ya no vendría.

Lo que yo me imagino es que Lucy no quiso estar a solas conmigo, pensando que yo iba a intentar besarla otra vez. Creo que el sábado pasado se me fue la mano: estuve muy osado. No he debido hacer lo que hice. Sin embargo, esta vez sí le había llevado mi "Poema a la mejilla de Lucy"  y me habría gustado entregárselo. Yo sé que a ella le gusta mi poesía: mi verdadera poesía. No las coplas ordinarias. ¡Eso demuestra que tiene buen gusto!

Cuando fui a la selección de literatura juvenil a buscar más libros de Jason Trees, me encontré a Harmony. Ella también estaba buscando libros de él. Solo tenían dos, así que tomamos uno cada uno. Harmony me dijo que tenía muchas ganas de escucharlo, porque nunca antes había conocido a un escritor de verdad. Yo tampoco.

—A lo mejor nos puede ayudar a que nos publiquen nuestro libro.—Dijo Harmony.

Me contó que estaba escribiendo más coplillas picarescas, pero que todavía no las había terminado.

—¿Por dónde vas tú? —Me preguntó.

Le pregunte que iba por la N, y ella inmediatamente quiso saber cómo eran mis versos de la N.

—Hem... no estoy seguro.—Le dije. ¡No le podía contar sobre la playa nudista con Lucy!

—Yo pensé en nudista.—Dijo ella.

—Sí, nudista estaría bien.

—No es la misma tuya, ¿verdad? —Preguntó Harmony—. No quiero que tengamos dos iguales.

—No, no te preocupes.—La tranquilicé.

—¿Cuál es tu palabra?

—Nalgas—. Le dije para salir del paso.

—Ah...

De repente caí en la cuenta: si publicáramos nuestro libro, tendría que revisar todos mis poemas y quitar las referencias a Lucy. Tendría que pensar en un nombre ficticio.

Harmony me preguntó si iba a ir al centro comercial.

—Sí, tal vez.—Le dije. No se me ocurrió otra respuesta.

—¿Qué haces, por lo general, cuando vas al centro comercial? —Preguntó— ¿Sólo miras almacenes?

—En realidad, sólo voy al almacén deportivo.—Dije.

—Entonces, ¿qué haces?

—Bueno, pues...

Le conté lo del juego de ir al estacionamiento y hacer disparar las alarmas de los autos.

—Es un juego que nos inventamos.

—¿Que "nos" inventamos? ¿Quiénes?

—El Pote y yo.

—¿Y los de miedo que los agarren?

—Sí, pero eso hace parte de la diversión.

—A mí me daría miedo —Dijo Harmony, y luego añadió—: ¡Tengo una idea! Es un juego que me acabo de inventar. ¿Quieres saber qué es?

Me Dicen Sara Tomate - Jean UreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora