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Lamento no haber subido antes los capítulos, pero la escuela antes que todo :/

Disfruten el capitulo :3

^^

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La L viene de Labios

suaves y carnosos.

Besar los labios de Lucy

sería muy sabroso.

Hablando de labios, acabo de caer en la cuenta de que esta semana sólo he escrito un poema. ¡Tengo que hacer dos! Esa fue la meta que me propuse.

Estaba a punto de irme a la piscina (hoy es sábado) cuando mi hermana me gritó:

—¡Te llama el teléfono una de tus chicas!

¡Era ella! ¡Era ella! ¡Era Lucy!

—Oye, Sara Tomate —Me dijo—. Uno no escribe el número del teléfono en una tarjeta de San Valentín.

—¿Cómo supiste que era yo? —Le pregunté.

—No soy tonta.—Me contestó.

—¿Te mandaron muchas tarjetas?

—No te lo voy a decir.

De seguro le mandaron varias. ¡Pero sabía cuál era la mía!

—Sólo te llamé para decirte —Me dijo—, que si quieres podemos encontrarnos en el centro comercial y me puedes comprar una gaseosa.

¡Qué emoción! ¡Estoy que no quepo en la ropa de la dicha! No podía creer que ella me estuviera invitando a salir.

Rápidamente, me fui a guardar las cosas de la piscina y le robé a mi hermana otro poco de su espuma limpiadora. Luego me fui como un rayo al centro comercial. Mientras esperaba a Lucy empecé a pensar en temas sobre los que podríamos hablar, para no quedar como un tonto y no tener nada que decirle. Sin embargo, cuando llegó parecía que se me hubieran comido la lengua los ratones.

¡Hey, a propósito: esa es otra figura retórica! Se me comieron la lengua los ratones.

Cuando fuimos a comprar las gaseosas todavía no se me ocurría qué decirle. No tenía la menor idea sobre qué hablarle. Ya me estaba empezando a poner nervioso, porque me daba miedo que mi lengua se soltara a hablar sola y le preguntara a Lucy algo así como: "¿Cuál es tu tamaño de copa?"

He oído decir que esas cosas pasan. Es como cuando uno oye a la gente que va por la calle gritando groserías. Se llama síndrome de Tourette. Es una enfermedad que consiste en que la persona no puede parar de decir groserías. De hecho, creo que mi hermana la padece, porque se la pasa diciendo palabras como pervertido y otras que fácilmente podrían llevarla a la cárcel. Me preocupa que la enfermedad sea hereditaria, porque eso significaría que a mí me podría dar en cualquier momento.

—Estás muy callado.—Me dijo Lucy.

—Ah, es que soy un hombre muy concentrado.—Respondí.

—¿Ah, sí? —Comenzó Lucy, y luego preguntó—. ¿Has vuelto a escribir poemas?

Sentí tanto alivio de haber encontrado un tema para hablar que le solté lo de "la F de Flema" sin darme cuenta cómo:

Lucy chilló:

—No seas ordinario, Sara Tomate.

Yo sabía que no le iba a parecer gracioso. No he debido contarle. No sé por qué lo hice. Debe ser que me está comenzando el síndrome de Tourette.

—¿No se te ocurre un tema menos vulgar? —Dijo.

—Te puedo contar sobre un libro que leí.—Le contesté.

—¿Qué libro?

—Es la historia de un accidente aéreo.

—¿Y qué pasaba?

—Que algunas personas se morían y otras sobrevivían. Las que quedaron vivas se tuvieron que comer a las otras.

—¿Se las comieron? ¡Que horror! —Chilló Lucy.

—Estaban a punto de morir de hambre.—Expliqué.

—¡Pero eso no es excusa! Comer carne humana... ¡Aghhh!

—Nosotros comemos animales.—Dije.

—Sí, pero eso es diferente.—Dijo Lucy.

—¿Por qué? —Pregunté.

—Porque sí. No seas estúpido.

No nos quedó mucho tema para hablar después de eso, así es que la acompañé hasta su casa. Sin embargo, no todo fue perdido porque casi logró besarla. Le rocé la mejilla con mis labios. Creo que si hubiera sido más decidido ella me habría dejado besarla en la boca. Me dijo que me largara, pero no me golpeó ni nada. Yo creo que le gusto. Allá en el fondo.

Me pasé toda la tarde escribiendo un poema sobre la mejilla de Lucy.

Poema a la mejilla de Lucy

Tus mejillas redondeadas

como pompas de jabón

son mucho más que una tentación:

son toda una monada.

Los hoyuelos, dan ganas de apretarlos

dibujados en tu suave piel de seda.

No como otros, que no quieres ni rozarlos,

pero los tuyos, los busco como pueda.

¡Oh, Lucy! Qué mejillas más hermosas tienes.

Si superas lo que siento cuando vienes...


No sé si entregárselo o no. Cuando llegué a casa, mi hermana me dijo que mi otra novia había telefoneado.

—¿Cuántas tienes, pervertido? ¿Todo un harén?

—Ella no es mi novia —Le dije—, es una colega de la biblioteca.

—Parecía tu novia —Dijo Isa—. Te llamó desde la piscina. Al parecer creía que tú te ibas a encontrar allá con ella.

Yo jamás dije que me iba a encontrar con ella. Puede que haya pensado que yo dije eso, pero no fue así. Lo único que dije fue: "Nos vemos". Nos vemos puede significar cualquier cosa. Puede significar nos vemos mañana, o nos vemos la semana entrante, o nos vemos algún día. No quería decir necesariamente que nos viéramos hoy. La gente no se debe de tomar las cosas tan a pecho.

No sé si debería llamarla. Ah, pero no me dejó el número. Supongo que podría buscar en el directorio, pero debe de haber montones de gente con el mismo apellido de ella. ¿Cómo voy a saber cuál es?

Ha debido dejarme el teléfono si quería que yo la llamara.

Mañana voy a hacer unos cuantos dibujos para ilustrar mis poemas. Los voy a llevar para mostrárselos a Harmony: se va a poner contenta con eso.

Hoy mamá dijo que no sé quién era más raro que un perro con dos colas.

~~~~Fin~~~~

@No me pertenece el libro. Todos Los Derechos Reservados A Su Respectivo Autor.

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Me Dicen Sara Tomate - Jean UreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora