Las luces, la música, el ambiente... todo era tal cual como se mostraba en las películas, o al menos por lo poco que se veía desde el jardín. No podía evitar sentir una pizca de curiosidad ante todo aquello. Curiosidad a como la gente generaba semejante costumbre de bailar y beber sin control todos los fines de semana. No se creaban una rutina para estudiar o hacer las tareas, pero para emborracharse y tener sexo se tomaban todo el tiempo necesario.
- ¿A dónde creen que van?- un chico pregunta justo en frente de la puerta principal. Genial, esto no podría ser más vergonzoso. Primera vez que iba a una fiesta y y ya era rechazada incluso antes de entrar. Si no era la vida misma recordándome que aquel ambiente no era el mío, empezaría a creer en las casualidades y el destino.
- ¿Y a dónde más tú crees que iríamos? Disculpa... ¡me he maquillado y vestido de esta manera pero en realidad soy el delivery de la pizza!- dice Alexa, irónica.- Hazte a un lado ya, hazme el favor.
- No. No lo creo, ustedes no están invitadas.-nos señala.- Ares nunca invitaría chicas como ustedes.- ríe.
- Y tú quién te crees - Cris comienza a hablar, pero un chico se aproxima y la interrumpe.
- ¡Eh, amigo! No me habías dicho que la conocías.- se dirige al chico parado en la puerta, y le pega una suave palmada en el pecho.
- ¿A quién?- pregunta.
- Pues a ella.- Charles me señala.- La chica desnuda de hoy en la tarde sobre la que te hablé.- de repente empezó a hacer mucho calor. Podía sentir mi cara hecha un fuego, debía estar roja como un tomate. ¡No podía creerlo! ¿Cómo había sido capaz de decirlo así? Mis amigas se dan vuelta con cara de sorpresa. Sí, les debía una explicación. - Qué va... déjalas pasar. Cuatro personas más, cuatro personas menos. Ares no se dará ni cuenta.- Aurora... que te lo tenías bien guardado eh.- ríe.- No ha pasado ni una semana y ya andas secreteando con uno de los más lindos de la Universidad, tu no pierdes el tiempo.- Alexa levanta los cinco. Su prima ríe aún con algo de timidez.
- No, no, no. ¡No es lo que parece!
- Si, ya, seguro... eso es lo que dicen siempre en las películas cuando están teniendo sexo a escondidas y los descubren.- ambas ríen.
- ¡No! Lo digo en serio...- suspiro.- Charles abrió la cortina del las duchas cuando yo terminaba de bañarme.
- Oh...- Alexa hace una pausa.- Eso cambia un poco las cosas.- admite.
- Aham, sin duda.
- De todas formas, si nos ha dejado pasar le debió gustar lo que vio...- sube y baja sus cejas de forma graciosa.
- Chicas, iré por unos tragos. ¿Qué quieren?- pregunta Sophie cambiando el rumbo de la conversación.
- Un vodka cortado está bien.- responde Cris.
- Lo mismo.- responde Alexa.
- ¿Y tú?- me pregunta.
- Oh no, yo no bebo.- sonrío.
- Bien... un refresco será.
- Aurora.- me llama Alexa.- Iremos a buscar a mi hermano, enseguida volvemos.
Asiento con la cabeza y les regalo una sonrisa.Estaba sola, quieta en la mitad de una multitud, sin siquiera un vaso en la mano como para simular que bebía y que me lo estaba pasando bien.
Me aparto de la pista de baile y busco a Cris con la mirada. Nada. Ningún rastro de Alexa ni de Sophie. Apenas había llegado y la música retumbaba en mi cabeza. "Música", aquel ritmo repetitivo y letra sin sentido que la gente parecía adorar escuchar y bailaba con entusiasmo.
La escalera hacia el segundo piso se veía desde aquí. No parecía que la gente subiese por alguna razón, pero quería apartarme del barullo constante.Subo rápidamente las escaleras, no sabía si estaba permitido ir al segundo piso, pero si nadie me veía, nadie podría echarme. Simplemente necesitaba sentarme un rato, no haría nada fuera de lo normal.
La segunda puerta del pasillo, del lado derecho, estaba cerrada. Era una habitación amplia y lujosa, de paredes azules, cama de doble plaza, un escritorio de madera oscura y un enorme armario junto a una biblioteca. El baño en suite compartía el mismo lujo, el mármol era precioso. Lavo mi rostro con agua fresca y lo seco.
Siento un ruido extraño apenas termino, como si hubieran golpeado un mueble. Me apresuro a acomodar la toalla, dejando todo perfectamente en su lugar.
A pasos de la puerta una pareja intercambiaba besos con fiereza mientras el chico comenzaba a desvestirse.
¡No! ¡No¡ ¡No! No podía estarme pasando esto, ¡A mí! Me encontraba en la segunda posición más incómoda del día, y de, posiblemente, toda mi vida. ¿Debía irme y hacer como si no hubiese visto nada? ¿Debía esconderme? Sí, esconderse era lo más desapercibido. Luego del incidente con Charles, lo que más debía evitar era el foco de atención, inclusive en situaciones cómo estas. Giro en dirección al baño con la intención de quedarme allí hasta que, lo que fuese esto, acabase. Apoyo mi mano en el escritorio y, creyendo ahora más en la mala suerte que en las coincidencias o el mismísimo destino, un libro cae sobre mí pie. El grito, por supuesto, no tardó en pronunciarse, y mucho menos tardaron ambos en darse cuenta de mi presencia.

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Pausa
Genç Kurgu- Pero es que justamente de eso se trata la Universidad Aurora. De conocer gente, hacerse amigos, expermimentar, ¡vivir cosas nuevas! - Ya, pero todas esas cosas no las tengo que hacer específicamente en Columbia, podría hacerlas perfectamente en la...