Capítulo 25

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La habitación de Alexa era bellísima. Las paredes pintadas de un gris pálido encajaban a la perfección con la colcha color blanco y las decoraciones en plateado.
Alexa vivía con su padre en una pequeña pero lujosa casa cerca de Northwestern. De este modo podían compartir la tarde, y no necesitaba de un dormitorio en la Universidad como muchos otros.

- ¿Crees que tu padre podría llevarnos?- le pregunto.
- Uhm, no creo que sea necesario en verdad. Queda a unas pocas cuadras, podríamos ir caminando.
- Oh, genial.

Las chicas habían tenido la idea de ir a esta feria, o más bien parque de diversiones, que habían organizado los de último año para recaudar fondos.
Aparentemente era una especie de tradición, una de la que nunca había oído hablar.

Cierto era que en Nueva York no es muy habitual encontrarse con una; pero aún recuerdo aquel día de vacaciones en el que mi madre insistió por ir. Era una tarde de verano, no lograba recordar bien cuándo ni dónde, pero si recordaba que la había pasado fatal.
Por supuesto que esa fue la última vez que fui a una. A Olivia no le gustaban para nada las alturas,ñ y a Jace no le hacía diferencia quedarse en casa, así que ya no había nadie de mi círculo interesado por ir.

Mi teléfono suena en el bolsillo trasero de mi pantalón indicando un mensaje de texto.

- Charles me ha enviado un mensaje. Eso es... extraño.- comparto, sin aún haberlo leído.
- Oh, no. He agarrado tu celular mientras ibas al baño y le envié un mensaje. Le pregunté si podían quedar en la feria a las 9:30 cerca del puesto de dulces.- dice Alexa con tranquilidad. 
- ¿Qué tú qué?
- Le envié un mensaje. Ya sabes, así pueden hablar de la fiesta de Cris.
- No deberías haber hecho eso.- contesto, aunque mi voz no reflejaba la incomodidad y enojo que sentía.
- Lo siento, pero sabía que no hablarías con el por tu cuenta. En verdad no fue mi intención molestarte.
Su mensaje leía: Claro, nos vemos pronto.

Decido no contestar ni volver a sacar el tema, pues si lo hacía se darían cuenta de que me importaba demasiado para ser un simple chico, y no el mejor amigo de la persona con la que nunca debí haber salido en un principio.

Aguardaba sentada mientras Cris iba nerviosa de un espejo de la habitación a otro. Tayler, el chico morocho que le había pedido su número algunas noches atrás, la había invitado a salir. Por esta misma razón se puso más perfume de lo habitual y se maquillaba con emoción. Aunque por supuesto ella afirmaba que no se trataba de una cita, pues después de todo iban a quedar en la feria y tal vez luego irían a cenar.

Minutos más tarde Sophie había logrado convencer a Cris de que se veía preciosa y estábamos todas caminando por la calle desierta en dirección a la feria.
Era una noche estrellada de cielo realmente oscuro. Sin embargo, la brisa que corría era de esas que te hacían cruzar los brazos sobre tu pecho y querer volver a casa.

La música y el bullicio de la gente podía escucharse incluso a una cuadra de distancia.
Eran las 9 en punto, lo que significaba que tenía apenas media hora para armarme de valor antes de quedar con Charles.

- Adiós chicas, deséenme suerte.- se despide Cris luego de ver como Tyler saludaba en nuestra dirección.
- ¡No la necesitas!- le grita Sophie.

A medida que pasaba el tiempo me ponía más nerviosa. Recorríamos la feria y las chicas comentaban a qué juegos se subirían luego, pero yo solo me preguntaba: ¿Ares le habría comentado a Charles sobre nosotros? ¿Y si Charles pensaba que esto era una especie de cita? ¿Debía aclarárselo? ¿Qué sucedería si Ares se enterara de que quedé con él?
Y ahí estaba otra vez, frustrada pensando en lo que diría un chico que no se preocupaba por mí en absoluto.

- Aurora, deberías ir yendo.- dice Alexa dándole un sorbo a su bebida.- El puesto de dulces queda hacia allí, lo verás enseguida.
- Está bien, nos vemos.- y sin decir más, me doy la vuelta y comienzo a caminar en la dirección indicada.

- ¡Aurora!- un chico me llama por detrás.
- Charles.- sonrío. Se veía impecable; a pesar del frío clima tenía las mejillas coloradas y usaba una simple camiseta blanca.
- Lamento llegar tarde, en verdad no iba a venir si no hubiese sido por tu mensaje.- dice, a lo que no puedo evitar sentirme mal por dos claras razones; en primer lugar, no había sido particularmente mi mensaje, y en segundo, en caso de que lo hubiese sido, todo era parte de un plan en busca del éxito.
- Oh, no te preocupes.- le tranquilizo, y junto con ello aliviano mi culpa.- ¿Por qué no ibas a venir?- pregunto con curiosidad.
- No lo sé. El equipo organizó una fiesta en la casa de Noah, pero ya sabes, lo de siempre. Es como un compromiso, pero lo cierto es que no me perderé de nada por no haber ido.
- Pero, ¿es que esto no lo organizaban ustedes para la fiesta de final de curso?
- Sí, algo así. Los jugadores del equipo en verdad no participan, no les entusiasma mucho la idea de un parque de diversiones.
- Ya veo... lamento haberte hecho venir hasta aquí.
- No hay problema.- dice alzando los hombros.- Pero dime, ¿qué ha hecho que quedaras conmigo hoy?
Le miro mientras caminamos sin ningún destino. Ciertamente se sentía diferente hablar con él; su actitud no era superficialmente distante como a la que me había acostumbrado, y sus preguntas no eran tan misteriosamente rebuscadas como las de Ares.
- ¿Sinceramente?
- Sí.
- Pues este fin de semana cumple años una amiga y haremos una fiesta.
- Ya... ¿y entonces?
- Entonces me preguntaba si querrías venir.
- Claro.
- Vaya, no creí que fuese a ser tan fácil.- río simpática.
- Y yo no creí que fuese a tratarse de semejante pavada. Aurora, no nos perderíamos una buena fiesta bajo ninguna excusa.- hace una pausa.- Ven, te invito un helado.

Nos acercamos a uno de los tantos puestos que estaban a los lados de las improvisadas veredas. Charles pide un helado de chocolate para él, y otro de vainilla para mí.

- Gracias.- le agradezco y nos sentamos sobre el pasto en un espacio algo apartado. Eran más de las 10 de la noche y los juegos comenzaban a cerrar. La gente de a poco se iba yendo excepto aquellos que paseaban buscando algo de comer.
- No hay de qué.- sonríe.- Sabes, siempre estoy por acercarme a ti y preguntarte qué tal te va cuando te veo por la Universidad.
- ¿Sí?- pregunto sorprendida, aunque posiblemente era la única palabra que lograría modular en ese momento.
- Sí, eres una chica interesante.
- Uhm, pues gracias supongo.- digo y ahogo mi incomodidad mirando hacia delante.
- Como no me he atrevido antes me atrevo ahora; cuéntame de ti.
Termino mi helado antes de responder y caliento mis frías manos en los bolsillos de mi campera.
- ¿De mí? Pues no hay mucho para contar.
Charles estaba a punto de contestar pero su teléfono suena; se disculpa y atiende.

- ¿Hola?- dice.- ¿Qué qué?- del otro lado de la línea se escuchaban gritos y música.- Sí, claro. Ya voy para allí.
- ¿Qué sucede?
- De camino te explico. ¿Vienes?- pregunta parándose y sacudiendo su abrigo. No había nadie en los alrededores y no tenía como volver, excepto caminar sola unas cuantas cuadras hacia la Universidad; así que arrepintiéndome sin siquiera haberlo dicho, afirmo:
- Sí.

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Nota de la autora:

¡Hola lectores! Capítulo 25 por aquí, espero que lo disfruten. Cómo habrán notado, no es un capítulo largo ni muy rebuscado, pero tenía la ilusión de actualizar hoy.
Sin haberlo leído por segunda vez lo publico, estoy súper cansada y mañana debo despertarme temprano. Cualquier corrección necesaria de ortografía y puntuación la realizaré mañana.
Por cierto, ¡llegamos a las 70 mil lecturas! Estoy muy orgullosa de mi misma, y con total sinceridad les digo gracias, porque no hubiera sido posible sin ustedes.
Los quiere, cuídense,
f

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