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Ha Na se sentó en cuclillas frente a la orilla de la playa y jugó un rato con la arena mientras intentaba olvidarse del asunto con Jimin. Le dolía su actitud y la forma en la que se comportaba tan egoísta que sólo le dieron ganas de gritarle. Sin embargo, ahora se sentía mal por haberle llamado idiota.

Vio en la mirada del ahora peli rosa que sus palabras le habían dolido pero en aquel momento no pudo contenerse. Se había comportado como un idiota.

Ahora sin trabajo y viviendo de la caridad de los chicos sentía que se hundía en la completa miseria. Quizás ahora podía tener un techo y comida que alguien más pagaba por ella pero ¿y si los chicos tenían que irse pronto? ¿y sí tenían que cambiarse de hotel otra vez? Era impensable la idea de que ella siguiera pegada a ellos como un parásito.

Ha Na no podía dejar de llorar pensando todo aquello mientras la arena se resbalaba por sus dedos una y otra vez. Cuando sus piernas finalmente se cansaron de estar en cuclillas decidió sentarse de lleno aunque eso significara llenarse la ropa un poco de arena.

Lo más que le afectaba era siquiera pensar en la posibilidad de que encontrándose sin ningún tipo de soporte, tuviera que pedirle a Jaewon que le dejara quedarse de nuevo en la casa, aunque por supuesto, eso era suponiendo que pasara el peor de los escenarios.

La chica se limpió las lágrimas silenciosas del rostro mientras miraba más allá del mar perdiéndose momentáneamente en la penumbra del agua y el cielo nocturno. Las noches le producían miedo, le transmitían soledad.

Ahora se sentía más sola que nunca.

— De noche es más fácil llorar porque las lágrimas no se ven en la oscuridad —La voz de Jungkook hizo que Ha Na se sobresaltara un poco —O eso dicen, noona —Dijo encogiéndose de brazos con la mirada también clavada en el mar.

Ha Na no dijo nada de inmediato, sólo escondió su rostro entre sus rodillas. Jungkook se sentó a su lado sin importarle ensuciarse con la arena. Tenía el teléfono en la mano y un audífono pegado a su oído.

— ¿Qué haces aquí tan tarde? —Le preguntó a la chica mientras se guardaba el aparato en el bolsillo y se acomodaba el gorro rojo que tenía en la cabeza.

— Vine a desahogarme un poco. ¿Y tú? —Ha Na levantó la mirada entristecida y Jungkook sintió que se arrugaba un poco el corazón al verla así.

— Estaba paseando mientras cantaba y te vi correr hasta aquí. Pensé que sólo querías ver el mar o que mi hyung te vendría a acompañar pero luego de media hora noté que estabas sola y llorando —Dijo sintiéndose un poco avergonzado por el hecho de que la había estado observando durante un largo rato.

— ¿Y cómo sabías que estaba llorando? —Preguntó Ha Na con una ligera sonrisa enternecida por lo dulce que era el chico.

— No lo sé, lo adiviné —Dijo sonriendo mientras volvía la mirada al frente —¿Pasó algo muy malo? —Preguntó inocente como cuando los niños hacen preguntas preocupados por sus mayores.

— Bueno...

— ¿Es sobre Jimin?

— Sí y no. Pero la parte que lo incluye a él ha sido la que me ha hecho llorar.

— ¿Qué hizo? Discúlpalo, a veces hace tonterías —Lo defendió —Una vez me rompió una de mis figuras de Iron Man —Un ligero malestar se asomó en la expresión de Jungkook.

— ¿En serio? Qué mal amigo —Ha Na no pudo evitar reírse.

— Sí bueno... ¿Te hizo algo muy malo? ¿Podrías disculparlo?

30 dates → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora