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Si para muchos estar un día o una semana sin ver a la persona que aman es una tortura, para Ha Na estar casi un mes y medio sin Jimin se había convertido en ese siglo que ella temía e incluso empezaba a pensar que él no la vendría a buscar.

¿Se había desaparecido? No. ¿Había perdido el contacto con bangtan? Jungkook siempre la mantenía al día en la medida de lo posible. El problema era que con el lanzamiento del nuevo álbum, los chicos habían alcanzado un éxito inigualable a nivel mundial cosa que por supuesto no les dejó tiempo para nada.

Parecía una excusa barata no tener tiempo pero Ha Na sabía que siendo Jimin una estrella del kpop tener una agenda llena era muy común. Sin embargo, no podía evitar sentirse triste por no poder verlo y hablar con él. Se habían comunicado un par de veces por llamadas y mensajes pero no era mucho lo que se decían, era como si los dos se lo estuviesen reservando para cuando se vieran. Por eso era Jungkook quien la mantenía al tanto y a veces Yoongi que le escribía para molestarla y decirle que Jimin había perdido alguna cosa en sus viajes.

Apartando el hecho de que Ha Na tenía el corazón triste por no estar con el peli rosa, la vida le sonreía en otros aspectos. Su familia estaba encantada de tenerla de vuelta, su psiquiatra la evaluó y a pesar de que le recomendó iniciar sesiones de terapia le dijo que estaba mucho mejor que años anteriores y que no necesitaba tomar las pastillas por los momentos. Por si fuera poco Ha Na encontró no sólo una actividad que le gustaba hacer –un curso de repostería– sino que además estaba trabajando en un lugar donde se sentía sumamente cómoda y le estaba yendo muy bien.

Jimin tenía razón, ella podía lograr grandes cosas y durante ese mes y medio se lo había comprobado a todos pero más importante a ella misma.

— Ha Na, ¿me traes ese lente de allí? Lo necesito para esta toma —Le pidió Minho mientras le pedía a la modelo que tenía delante que descansara cinco minutos mientras cambiaba el lente de la cámara.

— ¡Claro!

Luego de dos semanas de haber vuelto de Estados Unidos, Ha Na recordó que Minho le había ofrecido trabajo si volvía a Corea y luego de comentárselo a su hermana ella le aconsejó que no perdiera esa oportunidad. Cuando Minho la vio en la puerta de su estudio la recibió con una gran sonrisa y de inmediato le pidió que trabajara como su asistente el siguiente día.

Minho siempre había preferido trabajar solo puesto que su estudio era pequeño y era tan quisquilloso que sólo aceptaba pocos proyectos de los cientos que le ofrecían ya que era excelente en lo que hacía. Sin embargo, tras conocer a Ha Na pensó que no le vendría mal tener por fin alguien que le echara una mano y la verdad es que la chica le había caído muy bien.

Trabajar junto a él no sólo era enriquecedor para Ha Na ya que Minho siempre le explicaba todo sobre fotografía y cámaras, iluminación y ángulos sino además era un jefe considerado, amable y respetuoso. La castaña no podía estar más encantada.

— Esta colección es realmente fea —Le comentó Ha Na cuando la modelo ya se había retirado del lugar.

Minho estaba fotografiando a varias modelos que trabajaban para uno de sus mejores amigos llamado Taemin. Este último le había pedido el favor porque sabía lo buen fotógrafo que era Minho pero al igual que Ha Na, él también pensaba que la ropa que estaban usando era realmente fea.

— Ni me lo digas, nunca he entendido ciertas tendencias de la moda —Le dijo encogiéndose de hombros —Pero digamos que la belleza está en los ojos de quien la ve.

— Eso creo.

— Si no, ¿cómo explicas que te guste un chico de cabello rosado? —Le bromeó arqueando una ceja. Obviamente se refería a Jimin.

30 dates → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora