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La vida está forjada a base de momentos, uno tras otro. Algunos podrían decir que lo que hace especial el vivir es esos momentos y con razón, no hay nada que nos llene más que recordar las cosas que hemos vivido y que nos hacen felices. Sin embargo, la clave de esos momentos es que se vuelven especiales cuando estamos a lado de las personas que amamos.

Es por eso que para Ha Na esta navidad iba a ser maravillosa. Estaba en Corea y ya por lo general las festividades allí eran hermosísimas pero lo que la tenía realmente feliz es que estaría al lado de sus padres y su hermana. ¿Cómo no sentirse regocijada cuando podía armar el árbol de navidad junto a ellos? ¿Cómo no sonreír cuando su madre le pidió que la acompañara a comprar algunos presentes? ¿Cómo no brincar de alegría cuando su papá le llevó al mercado a escoger los ingredientes de la cena de navidad?

Definitivamente la fecha le prometía muchas cosas buenas aunque Jimin no pudiera estar físicamente a su lado. Eso era lo único que dentro de toda esa felicidad le hacía entristecer.

No lo había visto desde la última vez cuando hablaron en la banca y le regaló un sincero te amo, luego de despedirse Jimin le había prometido verla cuando tuviera la oportunidad pero no habían podido hablar mucho pues como él le había dicho, esas fechas estaban llenas de proyectos para ellos.

Ni siquiera Jungkook se había comunicado con ella como de costumbre y Ha Na adivinó que se debía al trabajo.

La nochebuena iba a hacerle homenaje a su nombre pero la castaña sabía que sería perfecta si tan sólo Jimin pudiera estar a su lado.

— ¿Qué sucede, mi niña? —La madre de Ha Na había notado que la castaña estaba un poco desaminada esa noche cuando terminaron de armar el arbolito.

Su familia acostumbraba hacerlo el mismo 24 porque así pasaban parte de la tarde noche compartiendo un rato familiar mientras comían bollos dulces.

— Nada, mamá —Le respondió desde el mueble mientras se cubría con una manta gruesa de cuadros color rojo —Este libro me tiene algo deprimida —Mintió con una ligera sonrisa.

Su hermana estaba de paso por la sala con algunos platos en la mano cuando vio aquella escena.

— Eleanor no se queda con Park, supéralo —Bromeó —Pero tú no eres Eleanor así que te quedarás con Jimin.

— ¡No tenías que decirme el final! —Se quejó la menor.

— ¿Se trata de Jimin, hija? —Le preguntó su madre haciéndose un puesto en los pies de la chica —Ha Na se acurrucó más en la cobija y dejó el libro a un lado —Seguramente lo verás dentro de poco.

— Lo sé, estará muy ocupado —Dijo ella disimulando un puchero. Su hermana también se sentó a su lado pero se echó sobre ella abrazándola por la cintura.

— No te preocupes, él también debe estar pensando en ti y eso debe ponerte por lo menos un poquito feliz ¿no? —Le dijo su hermana en un intento por alegrarla.

— Sí... Supongo. Aunque no me gustaría que pensara en mí si tiene mucho trabajo. ¿Qué tal si se desconcentra?

— ¿Qué mejor cosa que hacerlo desconcentrar? —Bromeó la mayor.

Ha Na se sonrojó notablemente.

— Vamos, Ha Na. Ayúdame a escribir los deseos de navidad como cuando éramos pequeñas.

— Son sólo 12, no hagan como una vez que escribieron 22 —Dijo su madre levantándose del mueble.

— ¿Tenemos papel de colores? —Preguntó la menor con los ojos brillosos.

30 dates → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora