Santa Monica pier, California.
Una y otra vez Ha Na había escuchado que sólo se ama una vez, que a lo largo de nuestra vida logramos entregarlo todo a una persona y que, de allí en adelante no volvemos a enamorarnos con la misma intensidad y sólo otorgamos pedazos de nosotros a quienes secundan a nuestro primer amor.
Kim Ha Na estaba de acuerdo con eso.
En el muelle de Santa Monica a las cuatro de la tarde estaba una chica de nombre Ha Na quien había crecido con la idea de que todos los seres humanos tenemos un alma gemela esperando por nosotros y que al encontrarla nos sentimos plenos y completos.
Nadie le había enseñado a Ha Na lo contrario y es por ello que ahora podría ahogarse en su propia nostalgia si pudiera pues había terminado con su novio Jaewon luego de estar juntos por tres largos años o como Ha Na los llamaba en su cabeza, tres inolvidables y casi perfectos años.
El atardecer se cernía sobre Santa Monica y el cielo se teñía de un suave pero arrasador tono rosa azulado que bañaba las cabezas de todo aquel que caminara por el muelle a esa hora, incluyendo a Ha Na.
Te odio, Jaewon.
Ha Na y Jaewon vivían en Los Ángeles desde hacía un año y medio cuando él le propuso iniciar una nueva vida en un lugar lejano a Corea del Sur, su país de origen.
En un principio aquella idea parecía una locura, pensó Ha Na, pero luego de meditarlo por días terminó aceptando y juntos emprendieron su viaje a lo que sería su nuevo hogar.
Al principio todo lucía como una novela que pintaba un final feliz para la adorable pareja pero pronto Ha Na descubrió con desagrado que a Jaewon le gustaba la cultura americana más de lo que ella pudo imaginar.
— ¿En dónde estabas, Jaewon?
Más de una decena de veces esa fue la pregunta que hacía Ha Na al ver que su novio llegaba a las altas horas de la noche oliendo a alcohol y a cigarros.
Aún y cuando Ha Na intentaba hacerlo entrar en razón y una que otra vez no aguantaba el llanto al ver que Jaewon se había convertido en otra persona, éste no cambiaba su comportamiento.
Y poco a poco el corazón de Ha Na se fue quebrando en absoluto silencio al comprender que nunca iba a recuperar a su Jaewon, nunca. El viaje lo había transformado, a no ser que siempre hubiese sido así y sólo le faltaba la oportunidad perfecta para mostrar al verdadero Jaewon.
— Qué tonta eres, Kim Ha Na —Musitó suavemente la chica mientras se recostaba sobre una de las barandas del muelle y paseaba la mirada lentamente en la distancia.
Había roto con Jaewon tan sólo unas horas antes pero lo cierto era que lo suyo con él se había desmoronado unos cinco o seis meses atrás cuando Ha Na comprendió que sin lugar a dudas él ya no la amaba y que ella tampoco lo hacía luego de recibir decepción tras decepción en el último año.
El amor lo puede todo sí pero también se deben establecer límites cuando empezamos a sernos infieles a nosotros mismos.
Pese a que Ha Na sabía que lo mejor era separarse de Jaewon no podía evitar sentirse desanimada y nostálgica al recordar lo que fue y cómo la había hecho sentir él todo ese tiempo antes de venir a Los Ángeles.
Se había creído la historia de amor de vivieron felices por siempre y eso es lo que más le costaba aceptar mientras se perdía entre la multitud del muelle de Santa Monica.
— Tendré que regresar —Se dijo así misma finalmente cuando había pasado por lo menos veinte minutos mirando el mar.
Suspiró con una media sonrisa y se giró sobre sus talones decidida a acudir a casa de una amiga que había conocido a través de Jaewon, se quedaría allí una semana hasta que pudiera comprar su boleto de regreso a casa.
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30 dates → park jimin
Fanfic❝Fueron muchos días a su lado, más de 30. En todos ellos me enamoraba un poco más de ella.❞ Colarse en el corazón de Park Jimin fue exactamente lo que hizo Hana. → Historia original.