Capítulo 11

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- ¿Yo? - fue lo único que conseguí decir después de estar unos segundos mirándole fijamente.
- Ya sé que ahora estás con todo lo de ese capullo pero no soportaba más el estártelo ocultando. Y ... Eres mi mejor amiga y... No debería estar enamorado de ti... Aparte de que tú no lo estás de mí per...- comenzó a hablar atropelladamente.
- Stiles - le corté sintiendo como su corazón palpitaba rápidamente, él asintió nervioso - Me gustas.
- ¿Qué? Pero si tú... Y yo... - empezó a decir.
- Me llevas gustando mucho tiempo, desde antes de que estuviera con Liam, pero no lo he admitido ni para mí misma hasta ahora...
- Espera - dijo de repente y se quedó callado un momento mirándome - No lo asimilo.
Solté una risa que delataba lo nerviosa que estaba.
- ¿Y qué vamos a hacer? - añadió rascándose la nuca.
- No lo sé, ¿qué quieres hacer? - pregunté.
- Demasiadas cosas - confesó sonriendo levemente.
- ¿Cuáles? - sentí el corazón en la garganta.
- Empezaría por esta - respondió acortando la distancia entre nosotros poniendo sus manos en mis mejillas y juntó nuestros labios.
De repente sentí como mi cuerpo se relajaba y noté un escalofrío que me recorría de arriba a abajo. Todo se me olvidó por un momento, éramos sólo él y yo. Estaba besando a mi mejor amigo.
- No me hago a la idea de que esto sea real - dijo juntando su frente con la mía.
Sonreí levemente.
- Antes de que pase algo entre nosotros creo que es mejor que esperes a que olvide todo lo de Liam - respondí acariciándole el hombro por encima de la camiseta.
- Te doy todo el tiempo que quieras - contestó.
Se quedó unos segundos mirándome y volvió a besarme.
Otra corriente eléctrica recorrió mi columna vertebral haciéndome temblar.
Nos separamos, me observó sonriente y dijo:
- Tenía demasiadas ganas de volver a hacer eso.


- ¡Por fin! - chilló Lydia cuando la conté lo ocurrido el día anterior - ¡Ya era hora!
- No grites - la reñí sonriendo.
- Mi mejor amiga tiene novio - canturreó dando saltos por los pasillos del instituto.
- No somos novios - respondí sacando mis libros de la taquilla.
- Pero estáis enamorados... - se burló.
- Cállate - dije riendo.

Diez minutos más tarde estaba en el campo de Lacrosse.
- ¿Por qué estamos aquí? - preguntó Mason.
- Porque este semestre vamos a aprender a jugar a Lacrosse - respondió el entrenador - Los chicos del equipo del instituto nos enseñarán como hacerlo.
Me tensé en el sitio al pensar que Liam y Stiles estarían allí, no quería admitirlo pero me ponía muy nerviosa estar con ellos, sobre todo con mi mejor amigo.
Los jugadores salieron al campo con la equipación granate y varias bolsas con palos de Lacrosse y pelotas.
Conseguí visualizar a Stiles medio segundo después de que se colocasen en frente de nosotros. Se rascaba la nuca mientras me lanzaba alguna que otra mirada, pero en cuanto nuestros ojos conectaban, los apartaba.
- Cada uno se pondrá con un jugador y él os enseñará los movimientos básicos - explicó el profesor - ¡Vamos!
Mi hermano se acercó rápidamente a mí sin darme tiempo a escoger.
- Coge un palo y una pelota.
- Es que... - intenté decir.
- Scott - dijo alguien por detrás de él - Voy a ponerme con ella.
- He llegado yo antes Stiles - respondió.
Sabía que a mí hermano le daba igual con quién ponerse porque se llevaba bien con todo el mundo, pero prefería fastidiar a su mejor amigo.
- Déjame escoger a mí por una vez - contestó Stiles - Siempre lo haces tú.
- No es verdad - dijo rápidamente él.
- Sí.
- Qué no.
- Bueno da igual quien decida lo que hacer todo el rato, Stiles y yo vamos a ponernos juntos - sentencié.
- Vale... - respondió alargando las letras y fue a buscar su pareja dejándonos solos.
Hubo unos segundos de silencio.
- Voy... ¿Voy a por un palo y una pelota? - pregunté.
- ¿Qué? Sí, sí, claro - dijo frotándose las manos incómodo.
Me di la vuelta, sabiendo que Stiles tenía la vista fija en mí y cogí lo que necesitaba.
- ¿Qué hacemos? - añadí.
- Hay que practicar los movimientos básicos y luego aprender a tirar - explicó evitando mi mirada.
Escogimos un lugar en el que no había nadie y comenzó a enseñarme.
- Se coge así - dijo sosteniendo su palo firmemente.
Intenté imitar su movimiento lo mejor que pude, pero no conseguí ni parecerme a él. Sonrió observándome y yo intenté cogerlo mejor.
En segundos su sonrisa se había convertido en una carcajada adorable.
- ¿De qué te ríes? - pregunté mordiéndome el labio inferior para evitar reír también.
- Lo haces fatal - contestó soltando su palo - Espera - se acercó y se puso detrás de mí, pegando su pecho a mi espalda - Ponlas así - explicó mientras ponía sus manos sobre las mías y las movía hacia los lados.
Escuchaba el latido errático de su corazón detrás mío, estaba segura de que si no tuviera poderes de hombre lobo también lo podría oír.
- Y ahora... - añadió - Intenta coger la pelota.
Se separó un poco mientras yo puse el palo en la hierba y lo deslicé hasta la pelota provocando que esta acabase en la red.
- ¡Sí! - exclamé emocionada.
- Ahora tira - dijo.
Colocó un par de cuerdas amarillas formando una especie de marcas para hacer los límites de una portería y cogió un palo con una red más grande.
Se puso en medio de las cuerdas y me hizo un gesto con la cabeza indicando que podía empezar. Me alejé dando unos pasos hacia atrás, levanté el palo y tiré lo más fuerte que pude.
La pelota entró en la portería imaginaria sin darle tiempo a reaccionar.
- ¡Gol! - chillé riendo y fui corriendo hacia él.
- ¡Eso no vale! Has usado tus poderes de hombre lobo - dijo.
- No es verdad - respondí - Lo que pasa es que te molesta que hace unos segundos no supiera ni coger el palo y ahora te haya marcado.
- Vale, intenta meter otra vez entonces - contestó lanzándome la pelota.
La atrapé al vuelo y repetí el movimiento de antes anotando de nuevo.
- ¿Qué dices ahora? - pregunté burlonamente.
- Sigo pensando que has usado tus poderes.
- ¡Qué no! - exclamé.
- ¡Qué sí! - dijo poniendo una voz más aguda imitando la mía.
- Intenta marcarme tú.
- Prepárate para alucinar - contestó intercambiando su palo con el mío.
Negué con la cabeza sonriendo y fui a la portería.
Segundos más tarde tiró y marcó gol casi sin darme cuenta.
- ¡Te dije que alucinarías! - exclamó.
- Tira de nuevo.
Le lancé la pelota e intentó meter de nuevo pero esa vez usé mis poderes y la atrapé sin esfuerzo.
- ¡Tamposa! - gritó acercándose a mí.
- Vamos, admite que soy mejor que tú Stilinski - dije riendo.
- Nunca - respondió con una sonrisa.

La clase fue una constante competición entre Stiles y yo intentando marcar el mayor número de goles.
- He ganado yo - dijo cuando el entrenador nos mandó recoger.
- ¿Tú? ¡Pero si te llevaba cinco puntos de ventaja! - exclamé.
- Qué va.
- Eres un mentiroso - bromeé.
- ¿Quedamos en empate? - preguntó y lo miré - ¿La revancha?
- Eso mejor - reí - Para poder volverte a machacar.
- Ya lo veremos McCall.
- ¿Qué bien os lleváis vosotros dos últimamente no? - preguntó Scott uniéndose a la conversación mientras se ponía en medio y pasaba un brazo por mis hombros y otro por los de Stiles.
- Siempre nos hemos llevado bien - respondí.
- Llevábais unos días que ni os mirábais - contestó él.
- ¿Puedes dejar de meterte? - pregunté.
- Si me dices que pasa entre vosotros dos.
Escuché el corazón de mi mejor amigo acelerarse.
¿Por qué Scott siempre se enteraba de todo?
- Que te lo cuente Stiles - dije observándole.
Él me devolvió una mirada suplicante que rogaba que no le dejase solo explicándole todo a mi hermano.
Scott le miró expectante mientras yo conseguí quitarme su brazo de encima y aceleré el paso.
- ¡Madison no! - exclamó Stiles.
- Vamos, si encima ya lo sabe - respondí encogiéndome de hombros.
- Pero me da vergüenza decírselo - contestó.
- Lo siento Stilinski - dije sonriendo y le guiñé un ojo para luego salir de allí.

STAUNCH / Stiles Stilinski Donde viven las historias. Descúbrelo ahora