Capítulo 21

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- Escúchame. Madison, escúchame - suplicó mi hermano - No ha sido tu culpa.
- ¿Cómo que no ha sido mi culpa? Scott estaba ahí y no pude hacer nada para evitar que Matt muriese, llegué tarde - contesté llevándome las manos a la cabeza.
En los últimos veinte minutos, Derek y mi hermano estaban luchando contra el kanima a la vez que yo buscaba a Matt por toda la comisaría. Hasta que escuché un ruido que provenía de fuera y decidí salir. Me encontré con Gerard que agarraba a Matt del cuello mientras le sumergía en el riachuelo de detrás de la estación de policía. Corrí hacia ellos pero ya era tarde. El cadáver del chico flotaba en el agua mientras que Gerard sonreía victorioso. En ese momento era él quien tenía el poder de controlar al kanima.
- Mírame - me pidió cogiéndome la cara entre las manos y limpió mis lágrimas - Que llegaras tarde no significa que Matt haya muerto por tu culpa, ¿me oyes? No es culpa de nadie, solo de Gerard.
Le observé sintiendo como tenía ganas de volver a llorar al recordar la escena.
- Ven aquí - susurró y me atrajo hacia su pecho.
Rodeé su torso con los brazos y noté como me abrazaba rápidamente.
Sentí como comenzaba a calmarme y cerré los ojos.
- ¿Mejor? - preguntó al cabo de unos minutos mientras me acariciaba el pelo
Asentí y me separé.
- Gracias - dije mirándole.
Él sonrió ligeramente y dejó un beso en mi cabeza.
Volvimos hacia la comisaría.
En la puerta había una ambulancia en la que metían al Sheriff y a otros tres agentes.
Entré en la estación de policía y vi a Stiles apoyado en el mostrador mirando hacia donde me encontraba.
Me di cuenta de que su mirada se iluminó y su corazón comenzó a latir erráticamente.
Corrí hacia él y le abracé con fuerza. Stiles no dudó en corresponderme y escondió el rostro en el hueco de mi cuello.
- Estás bien - dijo.
- Estamos bien - corregí y noté como me apretaba más contra él.

- Gracias por traerme - dije bajando de Jeep.
Stiles sonrió y cerró la puerta para acercarse a mí.
- ¿Qué? - preguntó al darse cuenta de que le estaba mirando.
- Quieres... - comencé - ¿Quieres quedarte a dormir?
- ¿En serio?
- Bueno... Sólo si te apetece yo... No debería haber preguntado, tu padre está en el hospital y...
- La verdad es que no quiero pasar toda la noche allí - me interrumpió - Me da miedo la reacción de mi padre.
- ¿Por qué?
- Estuve a su lado y no pude hacer nada...
- Oye, deja de decir eso, el kanima te paralizó, es normal que no pudieras hacer nada - cogí su mano - Además, mi madre tiene turno de noche, estará con tu padre todo el tiempo.
- Está bien - dijo sonriendo ligeramente.
- Ven - contesté suavemente, sin soltar y le conduje hasta casa.
Cerré la puerta detrás nuestro subí las escaleras.
- Vamos a buscarte un pijama - dije cuando entramos en la habitación de Scott.
Busqué en los cajones de mi hermano hasta dar con unos pantalones largos grises y una camiseta de manga corta azul y se los di a Stiles.
Fuimos hasta mi habitación y él comenzó a quitarse la ropa delante de mí.
Olía a cansancio por lo que supuse que le daba demasiada pereza ir al baño a cambiarse.
Me senté en la cama y le observé atentamente cada movimiento que hacía, como se quitaba la camiseta y se ponía la de mi hermano, como desabrochaba los vaqueros y se colocaba los de Scott.
Terminó y yo comencé a hacer lo mismo.
Noté como la mirada de Stiles me quemaba, parecía que mi cuerpo estaba ardiendo. ¿Cómo podía hacerme sentir así con sólo mirarme?
Segundos más tarde me puse unos pantalones cortos y una camiseta.
- ¿Quieres cenar algo? - pregunté.
- No tengo mucha hambre.
- Yo tampoco - dije y sus ojos conectaron con los míos.
Él suspiró y dio un paso deshaciendo la distancia que había entre nosotros.
- Tengo que decirte algo... - comencé recordando lo que rondaba por mi cabeza desde que le abracé en la comisaría.
- Yo también - respondió y puso ambas manos en mis mejillas - ¿A la vez?
Asentí y él comenzó a contar hasta tres.
- Quiero que estemos juntos - solté antes de tiempo y sentí que me quitaba un peso de encima.
- Necesito que... Espera. Lo mismo que tú - contestó.
Sus palabras me aliviaron. Sabía que él también quería estar conmigo pero aún así me ponía muy nerviosa cada vez que hablábamos de ello.
- Entonces...
- Entonces creo que estamos saliendo - sonrió.
- No sé por qué no te dije antes que me muero de ganas por estar contigo - confesé.
- No pasa nada - respondió.
Volvió a sonreír y ocurrió lo que llevaba esperando que hiciera, juntó nuestros labios.
Y me besó de esa forma tan peculiar, como solo él sabía, de esa forma que provocaba que mis piernas temblasen y que un escalofrío recorriera mi columna vertebral.
Nos separamos y él juntó su frente con la mía.
- Es tarde - acaricié sus mejillas con los pulgares - Igual es mejor que nos vayamos a dormir.
- Vale - contestó poniendo ambas manos en mi cintura.
Pellizqué sus mofletes como si fuera un niño pequeño y volví a besarle.
Unos minutos más tarde Stiles me estaba abrazando contra su pecho mientras nos tapaba con las sábanas.
Le observé durante un rato hasta que se quedó dormido y escuché que su corazón latía lentamente provocando que yo no tardase en dormirme también.

STAUNCH / Stiles Stilinski Donde viven las historias. Descúbrelo ahora