Capítulo 13

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NARRA MADISON

Desperté en el centro de una habitación pequeña y oscura. Olía a humedad, seguramente me encontraba bajo tierra.
Intenté moverme pero estaba atada con una cuerda bañada en acónito por los tobillos y las muñecas a una silla.
Pensé en gritar para pedir ayuda pero seguramente nadie me escucharía.
- ¡No! ¡Suéltame! - oí gritar a alguien.
Ese olor... No podía ser él.
La puerta de la sala en la que estaba se abrió de repente golpeando bruscamente contra la pared dejando ver a un hombre vestido de negro y dos personas detrás suyo.
La esencia se hizo más fuerte.
- Déjale ahí - ordenó mientras señalaba una esquina de la habitación.
El segundo hombre pasó y encendió una ténue luz.
- ¡Madison! - chilló la persona que iba con él.
- ¿Stiles? - pregunté con la voz temblorosa.
- ¿Estás bien? - dijo intentando acercarse.
- ¡Silencio! - exclamó el primer hombre, parecía el jefe.
El segundo empujó a Stiles hacia la esquina y lo golpeó haciéndole caer.
- ¡No! - grité e intenté desatarme fallando en el intento.
- Estoy bien - murmuró él tocándose la nariz, estaba sangrando.
- Tenemos un par de preguntas para vosotros - comenzó el jefe - ¿Dónde está Derek Hale?
- No lo sé - contesté después de darle una mirada rápida a Stiles.
- Eso no es una respuesta - dijo su ayudante y se acercó a mí ocultando algo en su espalda.
- ¿Dónde está Derek Hale? - repitió está vez más despacio.
- He dicho que no lo sé.
Negó con la cabeza sonriendo y le hizo una seña a su compañero. El segundo hombre asintió y sacó de detrás suyo una especie de barra metálica que daba descargas eléctricas. Rápidamente la pegó a mi estómago provocando que soltara un grito
de dolor al sentir la electricidad por todo mi cuerpo.
- ¡Para! ¡Le haces daño! - escuché decir a Stiles.
- Creo que ya sabes lo que pasa si no respondes correctamente - añadió el ayudante cuando paró.
- No la toques - dijo mi amigo cuando el jefe me sujetó la barbilla con los dedos obligándome a mirarle - ¡Qué no la toques!
El segundo hombre se acercó peligrosamente a Stiles y le volvió a golpear en el rostro.
- ¡Para! ¡Para por favor! - chillé y segundos más tarde cesó.
- En unas horas volveremos para que penséis en el paradero de Derek Hale - dijo el jefe y salieron de allí.
- ¿Stiles? - pregunté con un nudo en la garganta estaba apunto de llorar.
- Tranquila... - murmuró.
- ¿Tranquila? ¡Te acaban de dar una paliza! - exclamé.
- Creo que... - se intentó levantar pero cayó rápidamente - Me he hecho un esguince o algo así.
- ¿Qué? No, no, no, ¿te duele? - pregunté.
- No puedo ni moverme - contestó mirándome y se limpio la sangre de la cara.
- ¿Y si te acercas y te quito el dolor? - sugerí.
- ¿Sabes hacerlo?
- Lo he intentado varias veces...
- ¿Y...? - inquirió.
- Nunca lo he conseguido... Scott lleva meses intentando enseñarme.
- Podríamos intentarlo - respondió.
- Ven.
Se acercó medio arrastrándose por el suelo mientras de vez en cuando soltaba un gemido de dolor.
- Se supone que cogiéndote la mano y concentrándome puedo hacerlo. Aunque sólo se consigue si la persona a la que intentas ayudar te importa - expliqué.
Él asintió y me tendió su brazo por detrás de la silla después de sentarse a mi lado. Alcancé su mano y conseguí entrelazar sus dedos con los míos.
Esperé.
- No está pasando nada... - susurró.
- Soy consciente - contesté y le miré.
- Igual es que no te importo lo suficiente.
- No vuelvas a decir eso - dije seriamente.
- Era broma, era broma - respondió levantando los brazos.
Estábamos presos en una habitación bajo tierra, yo atada a una silla y él con la pierna casi rota, pero aún así tenía tiempo para sus bromas.
- ¿Sabes dónde podría estar Derek? - pregunté.
- ¿Vas a decírselo?
- No, pero llevamos un año sin verle y es muy raro que pregunten por él ahora.
Nos quedamos en silencio unos segundos.
- ¿Y cómo podemos salir de aquí?
- Puedo intentar cortar las cuerdas - propuse.
Saqué mis garras e intenté hacerlo, pero me fue imposible ya que a penas alcanzaba a rozarlas.
Le miré y negué con la cabeza.
- Vale... Pues lo mejor será pensar en un plan - respondió.
- Veo muy poco probable idear un plan, tú no puedes moverte y yo no consigo desatarme.


No sabía el tiempo que llevábamos allí, podrían ser minutos, horas e incluso días.
Tenía la boca seca ya que solo nos habían dado de beber una vez en ese tiempo y un hambre terrible. Sabía que Stiles estaba igual aunque no quisiera decir nada.
De pronto la puerta se volvió a abrir haciéndonos sobresaltar y un hombre corpulento con barba se agachó delante de mi amigo y comenzó a golpearlo sin previo aviso.
Chillé con todas mis fuerzas que parase, hasta propuse que me pegase a mí.
- No cariño, creo que para tí son mejores las descargas eléctricas - respondió.
No pare de gritar ni un segundo.
Al parecer el hombre se hartó y cogió algo que había en un rincón de la sala. Era cinta adhesiva.
Se acercó a mí y me puso un trozo en la boca para que guardase silencio.
Volvió a golpear a Stiles pero esta vez paso de la cara a él estómago.
Me agité en la silla intentando desatarme aunque era imposible y comencé a llorar. No soportaba ver al chico que amaba en esa situación.
Minutos más tarde el hombre salió de la habitación sin decir nada.
Emití un sonido para llamar la atención de Stiles porque la cinta me impedía hablar.
No obtuve respuesta.
Me asusté y volví a hacer ruido pero nada.
Sus latidos eran suaves, apenas audibles.
Solo recé para que despertase.

STAUNCH / Stiles Stilinski Donde viven las historias. Descúbrelo ahora