Introducción

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-¿¡Qué no sabes quién soy!?

-Por supuesto que se quien eres. Si no, ¿Porque razón crees que estás aquí?

-Por que eres un idiota tal vez.

El muchacho rubio dejó salir una sonora carcajada mientras se daba media vuelta y tomaba un pañuelo que estaba sobre el buró de aquélla habitación en ese pequeño hotel lejano en la ciudad.
Se apretó dicho pedazo de tela a los nudillos y volviéndose en sus pasos, le dió varios golpes en la cara y el resto del cuerpo a su cautivo.

-Escucha una cosa, niñito. Tu ya no tienes ninguna chance de que las cosas se hagan a tu modo. Desde este instante, tu harás lo que yo ordene. Lo harás como yo lo diga y cuando yo lo diga. Tu ya no eres nada, comprendes?- Le jaló de los cabellos y lo obligó a conectar sus ojos a los propios. -Desde este momento, tú eres mi rehén.

De una manera extraordinariamente rápida, lo desató de la silla en que mantenía al pelirrojo, pero lo arrojó a la cama, donde lo esposó y le cubrió la boca con el mismo paño con el que se había protegido la mano.
Luego, simplemente, salió de aquél cuarto como si nada, mientras que el joven Diamonds comenzaba a llorar como nunca antes había llorado, por que era bien consciente de que por primera vez en su vida, nada se haría como él quería y el riesgo que corría era el más grande que jamás hubiera enfrentado.

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Lo sé... Tengo tres fanfics que aún debo de actualizar y acabar pero simplemente no puedo con mi mente jejeje.

Pero verán que esta vez, Milo no está muerto, si no que será el badass y cabrón que tanto amamos ver xD

¡Besos! ¡Las quiero!

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