ocho; golpe

2.5K 279 4
                                    

—¿Vas a ir mañana? —preguntó ella, Gustav asintió sin prestarle mucha atención, ella le lanzó el peluche de pikachu con el que había estado jugando y él rápidamente levantó la vista de su celular y se lo devolvió pero ella lo atrapó —¿Si quiera estás escuchándome?

—Por supuesto que no —dijo Dominic, el mejor amigo de Gustav (al menos el mejor amigo hombre porque el puesto de mejor amiga era suyo) Gus le lanzó un cojín a Dominic y éste lo atrapó riendo.

—Silencio imbéciles —ella rodó los ojos y se incorporó en la cama de Gus.

—¿Con quién hablas tanto de todas formas? —él suspiró desde la silla en su escritorio y dejó el teléfono a un lado.

—Solo una chica —luego miró a Dominic y dijo — Camilla.

—Pff, que molesta es, parece que estuviera necesitada o algo así.

—Más bien como que está desesperada—ella los miró a ambos en silencio hasta que Gustav se quebró y habló.

—La conocí en una fiesta hace una semana, ella prácticamente se lanzó sobre mi y ahora cree que es mi novia o algo así, la verdad no me molestaría si no fuera tan pegajosa y cursi —ambos sabían lo que venía así que cuando ella se levantó se quedaron muy quietos y evitaron su mirada.

—¡¿Qué demonios?! —gritó ella —¡No puedo creer que hablen de una chica así! Que pedazos de idiotas son ¿Acaso no les he enseñado nada? ¿No tienen algo de decencia?

—Pero... —ese fue Dominic a quién no le importaba mucho ser un idiota, bastó una mirada fija de ella para que se callara, luego miró a Gustav que parecía sinceramente arrepentido. A Irina no le gustaba cuando él pasaba mucho tiempo con Dominic porque en su esfuerzo por agradar él se volvía un idiota irreconocible y él lo sabía.

—Tú eres el que más me decepciona —entonces ella salió de la habitación de Gus dando un portazo y echando humo por las orejas, dio un vistazo a la habitación de Graham a quién en realidad había venido a ver pero lo encontró durmiendo y no quiso despertarlo así que fue con Gus. Después de anoche Graham limpió su rostro y no dijo nada mientras se levantaba y la dejaba sola en el techo, ella tomo eso como una señal de que debía irse así que lo hizo y no dijo nada más del tema.

Graham no estaba en su habitación por lo que tal vez estaba en la primera planta, Irina caminó en dirección a las escaleras cuando la puerta del baño se abrió y Graham salió luciendo desaliñado con el cabello revuelto y profundos y oscuros círculos bajo sus ojos.

—Ven conmigo —dijo ella, no esperó respuesta si no que tomó su muñeca y lo arrastró por las escaleras hasta la calle.

—¿Por qué estás tan molesta? —preguntó él cuando la vio pisoteando fuertemente.

—Tú hermano es un idiota a quien quiero golpear por dejar que otro idiota le diga como debe comportarse —él alzó una ceja pero ella no le estaba prestando atención, y así siguieron por un par de minutos hasta que se detuvieron frente a un edificio relativamente moderno, lo bueno de este vecindario es que todo quedaba cerca.

—¿Por qué estamos en un gimnasio? —preguntó él mientras ella lo empujaba para que entrara.

—Porque quiero golpear algo —ella se dirigió al mostrador y comenzó a charlar con el tipo que estaba ahí, eso no le pareció raro a Graham porque normalmente Irina conocía a todo el mundo en la ciudad debido a su naturaleza amigable y carismática —¡Ven, Graham!

Él los siguió por todo el lugar, no es que estuviera muy lleno a ésta hora de la noche ya que la mayoría de las personas ya habían terminado su entrenamiento, había un par de chicos haciendo pesas y un grupo mixto de diez personas haciendo spinning, el chico musculoso intentaba llamar la atención de Irina pero ella no le prestaba mucha atención, patético, pensó Graham. Los tres pasaron por una puerta y se encontraron en una sala llena de colchonetas.

—Aquí practican artes marciales y algunas veces boxeo, los sacos están por allá —dijo el chico y luego los dejó a ambos solos, Irina se encaminó a la esquina de los sacos y se ató el cabello en una cola alta.

—¿Qué estás haciendo?

—Ahora mismo estoy visualizando la cara de Dominic —dijo y lanzó un golpe con el puño cerrado al saco que solo se sacudió un poco —a quién quiero golpear porque es un idiota —otro golpe — que no sabe tratar a las chicas —más golpes —¡Cómo se atreve a decir que ella solo está necesitada! —esta vez le dio una patada que sacudió el saco —siempre trata a las chicas como basura —más golpes —¡Y temo que Gustav también lo haga! —un montón de golpes más entonces ella se alejó jadeando.

—Vaya, si que estabas molesta —entonces ella sonrió radiante.

—Tú turno —él rápidamente negó y se apartó —¿Por qué no? Aquí no hay nadie más que tu y yo.

—No le veo el sentido a esto —dijo y ella posó sus manos en sus caderas aún tratando de regularizar su respiración.

—Graham, querido, no puedes mantener todas tus emociones dentro de ti, sobre todo la frustración porque llega un momento que se convierte en rencor y luego en odio y eso solo te enferma mental y físicamente. Soy una partidaria de éste tipo de terapias para liberar tu cuerpo de cualquier sentimiento malo ¿No quieres intentarlo?

—No.

—¡Vamos! Debe haber alguien a quien quieras golpear, alguien que haya hecho algo malo directa o indirectamente, alguien en quién no soportes pensar o que no quieras volver a ver nunca más, alguien a quién le tengas rencor y no soportes ni escuchar —entonces sorprendentemente él se acercó al saco, se veía mucho más delgado que Gus pero aún así cuando lanzó el primer golpe ella descubrió que no le faltaba fuerza porque el saco se balanceó mucho más que con ella.

—Porque me traicionó —golpe, golpe —porque me usó —golpe, golpe —me manipuló —golpe, patada, golpe —me mintió —golpe —y sobre todo porque dijo que yo era todo —entonces hubo una lluvia de golpes mientras él gritaba —¡Y también por el otro imbécil que me creía su saco de boxeo! —él no se detuvo hasta que necesitó aire, se veía más pálido que de costumbre y respiraba pesadamente, sus nudillos estaban hechos un desastre pero ahí estaba de nuevo; ese brillo en sus ojos del viejo Graham, ese brilló que decía que no estaba del todo muerto por dentro.

—Bien, creo que ambos merecemos comida grasosa —las comisuras de sus labios temblaron otra vez y asintió mientras un poco de color volvía a su cara, ambos salieron de la sala y el chico de recepción los miró extraño, tal vez estaba malinterpretando la situación mientras los veía salir con las mejillas rojas y la respiración pesada ¡Pero que importaba! Ambos se sentían muy bien.

Caminaron un poco más en silencio antes de encontrar un restaurante de comida rápida, ambos se sentaron y ordenaron, hablaron superficialmente sobre el restaurante y el menú pero se callaron en cuánto trajeron la comida. Para Irina todo se hacía un poco incómodo, no es como si no hubiera comido frente a Graham, de hecho él la había visto inhalar un paquete de galletas en minutos pero jamás habían comido sin Gus o sus padres en la misma mesa.

La cena transcurrió en un silencio incómodo y luego Irina pagó porque al arrastrar a Graham directamente desde el baño él ni siquiera pudo agarrar su cartera. Ambos salieron del local y caminaron en silencio hasta su calle, parecía que ninguno de los dos quería romper el silencio pero Irina que nunca dejaba de hablar se obligó a decir —Mañana tendré las pruebas para capitana del equipo, tal vez quieras ir...

—No lo sé —dijo él volviendo a su usual expresión neutra —Habrá muchas personas.

—Bien, adiós Graham —ella no lo presionó porque sabia a qué se referiría, habrá muchas personas del vecindario que lo verán y empezaran a cuchichear sobre él.

—Adiós Irina, suerte —ella se dio la vuelta y caminó hacia su casa mientras él hacia lo mismo, a pesar de eso ella sintió de alguna extraña forma que hoy había ganado con Graham.

Ciento un RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora