uno; normal

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Existen un millón de razones por las que una persona decidiría cometer suicidio, personalmente Irina no podía mencionar ni una ya que ella no tenia ese tipo de pensamientos en su cabeza pero su vecino Graham si los tenía. Todo el mundo alrededor del vecindario especulaba sobre el hecho de que la noche pasada habían encontrado a Graham tratando de quitarse la vida bebiendo un bote completo de somníferos, afortunadamente su intento no tuvo éxito.

Eso le hizo pensar a Irina la primera vez que lo conoció, ella estaba sentada justo en esos mismos escalones del porche de su casa, tenia ocho años y estaba molesta por que en primer lugar nunca quiso mudarse, entonces vinieron los vecinos de en frente con un plato de galletas y enormes sonrisas, ellos tenían dos hijos gemelos: Graham y Gustav. Su madre casi enloqueció por lo que serían sus primeros amigos en el vecindario pero lo irónico era que los chicos no la querían, al menos Graham. Con el tiempo ambos aprendieron a no cruzarse más de lo necesario aunque era una cosa imposible dado que sus familias se habían acoplado bien y ahora eran como una gran familia feliz.

Vaya mierda.

Aunque sus padres estaban acostumbrados a ellos dos siendo ariscos también estaban acostumbrados a ella y Gustav siendo amigos (aunque todos esperaban que fueran más que eso, cosa que no pasaría jamás porque sería muy raro).

-Rina -saludó con una mano a Dominic quién vivía un par de casas de la suya, habían crecido juntos y lo consideraba un buen amigo junto con Gustav. Él se acercó, parece que venía de la tienda ya que traía una bolsa marrón en la mano con un poco de pan sobresaliendo de ella -¿Cómo estás?

-Bien ¿Y tu? -él se encogió de hombros y se dejó caer junto a ella, rasgó un poco del pan y le ofreció, ella aceptó y ambos comieron en silencio contemplando la casa de los Stepanov y se que ambos pensábamos lo mismo pero no queríamos hablarlo.

-¿Por qué lo hizo? -Dominic preguntó tan bajo que ella no estuvo segura si la pregunta era para ella o solo estaba hablando consigo mismo. Ella sacudió la cabeza con tristeza y respondió en el mismo tono.

-No lo sé -él suspiró y sus hombros cayeron, la tristeza se reflejaba en todo su rostro, tal vez en el de ella también.

-Ciertamente, él no parecía deprimido -ella asintió de acuerdo.

-Hable con él hace unos días Dom, era igual que siempre -dijo haciendo un leve puchero -No lo entiendo.

-No creo que podamos hacerlo -Dominic se levantó y le revolvió el cabello como una muestra de cariño, luego se fue dejándola sola otra vez con sus pensamientos.

Pensó en la última vez que había hablado con Graham, fue hace solo un par de días y no fue una charla muy existencial. Ella caminaba a su casa después de la práctica de fútbol como todos los jueves, aunque ese día decidió desviarse y entrar en la casa de los Stepanov, eso tampoco era inusual. Irina abrió la puerta trasera que normalmente siempre dejaban abierta para que ella o cualquiera de sus amigos entrara, la mamá de Gustav estaba cocinando la cena y cuando la vio le dio una gran sonrisa y le tendió un poco de jugo de moras que ella aceptó rápidamente, se estaba muriendo de sed.

-Hey -dijo a uno de los gemelos que estaba sentado en la barra de la cocina escribiendo algo en un cuaderno, normalmente podía reconocerlos al instante pero ambos estaban jugando a eso de "confundamos a todos viéndonos exactamente igual" y eso la estaba volviendo loca aunque ella sabia que ellos lo disfrutaban de una forma casi sádica. El gemelo levantó la cabeza y ella supo que era Graham porque tenía un lunar bajo el ojo izquierdo y la nariz un poco más torcida por meterse en tantas peleas.

- Schwartz -la llamó por su apellido y como siempre su tono de voz parecía como si se estuviera burlando de ella -Me encanta tu cabello, parece que le pasó un tractor por encima, creo que aún tienes césped en él ¿Fue dura la paliza?

-Deberías haber visto a la otra chica -dijo con una sonrisa, tal vez para otros el sarcasmo y los insultos no eran apropiados para quiénes considerabas tus amigos pero para ellos funcionaba así y estaban bien con eso -¿Dónde está tu clon?

-¿Qué? ¿Uno no es suficiente para ti? -Irina pudo ver a la madre de Graham rodar los ojos al cielo, ella siguió su ejemplo pero se dejó caer en el asiento junto a él.

-¿La verdad? Él me cae mejor que tu

-Vaya, y yo aquí escribiendo nuestros nombres en mi cuaderno con un montón de corazoncitos -le dio un resoplido y miró su cuaderno solo para comprobar que estaba haciendo tarea de matemáticas y no lo que había dicho. Ella tenia una replica a ese comentario pero la olvidó cuando vio al gemelo número dos entrar por la puerta trasera.

-¡Gus! -ella corrió a abrazarlo como si no se hubiesen visto esa misma mañana y él le devolvió el abrazo de la misma forma -¿Dónde estabas, idiota? No me viste hacerle tragar césped a Natasha hoy ¡Fue increíble!

-¿De verdad? Eso era digno de grabar -le tendió unas bolsas de compras a su madre que le dio un beso en la mejilla y luego se quitó la chaqueta -Lo siento Ri, mi auto murió y tuve que llevarlo al taller.

-Me sorprende que esa cosa no muriera antes -comentó Graham desde su asiento, Gus soltó una risa y se acercó a su hermano.

-Ya sabes, eso significa que tendrás que llevarme a la escuela.

-No te subirás a Betty. Jamás. -Betty era la motocicleta de Graham pero según la opinión de Irina ella era como su novia imaginaria o algo así, patético -Que te lleve la marmota -dijo y la señaló, Irina gruño queriendo arañarle la cara pero eso era un pensamiento usual cuando hablaba con Graham.

-No vamos a la misma escuela por si lo olvidas, idiota -replicó a penas conteniéndose porque la señora Stepanov estaba al alcance del oído, pero como si la hubiera convocado ella los apuntó con una espátula y dijo: -Ustedes dos, basta.

-Vamos Ri, tengo algo que contarte -eso era una excusa pero le dio igual y tomó la mano de Gus mientras le sacaba la lengua a Graham en silencio, él miró a su madre que estaba de espaldas a ellos y le sacó el dedo medio con una sonrisa triunfal. Eso no fue más que un día normal.

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