nueve; gritos

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—¿Lista para morder el pasto, Schwartz? —Irina le dio una mala mirada a Natasha pero no dijo nada más, la campana sonó anunciando el final de las clases y la mayoría de las alumnas se dirigieron al campo de fútbol dónde se reunieron en las gradas con algunos chicos de la escuela pública cercana.

Irina fue a los vestidores del colegio con el resto de sus compañeras y se cambió a su uniforme, habían otras tres chicas a demás de ella que estaban aspirando al puesto de capitana, eso incluía a la molesta Natasha que no dejaba de darle sonrisitas de superioridad.

Todas trotaron hacia el campo donde la entrenadora estaba en su usual conjunto azul deportivo y su cara de gruñona aún más usual —¡Muy bien señoritas, empezamos con veinte minutos de trote! —lo siguiente que supo Irina es que estaba resoplando y sudorosa mientras corría alrededor del campo, por un momento pudo ver a Graham llegar con sus amigos y a su abuela sentada en las gradas y sonriendo.

—¡Atentas chicas! —la entrenadora sopló su silbato y todas corrieron a reunirse a su alrededor —Tendremos un pequeño partido amistoso ¡ Schwartz, Sharipova! Son capitanas ¡Dankworth con Schwartz y Patrick con Sharipova! Elijan al resto —Irina asintió a su co capitana y luego se turnaron para elegir entre las chicas del equipo, una vez conformados los equipos se les dio un pañuelo rojo a las del equipo de Irina y uno azul para el equipo de Natasha.

El partido empezó y la sangre de Irina corrió tres veces más rápido por su cuerpo, robó el balón y corrió como una bala, se lo pasó a su compañera más cercana y ella a otra pero a la final el balón iba a estar en sus pies, siempre era así. Se sentía bien, muy bien de hecho, como si ese puesto de capitana ya fuera suyo así que no pensó que tendría que poner demasiado esfuerzo.

Error.

Grandísimo error.

Natasha terminó robando el balón y corriendo en dirección contraria, Irina ni siquiera la vio acercarse, tropezó por la sorpresa pero se recuperó antes de caer y corrió detrás de Natasha pero perdió el balón y lo siguiente que supo es que el equipo azul había anotado un gol ¡Mierda!

El resto del partido fue más de lo mismo, Irina estaba al borde de la desesperación ¡Le estaban ganando por tres goles! Natasha estaba siendo muy seria en esto, nada de burlarse de ella ni meterle el pie para que se cayera, en realidad la rubia parecía Terminator y vaya golpiza que le estaba dando. El silbato de la entrenadora sonó anunciando el medio tiempo y su equipo prácticamente se arrastró a los bancos.

—¡Nos están dando una paliza, Irina! —gritó Frida Dankworth, la co capitana.

—¡¿Crees que no lo sé, Dankworth?! —Frida se levantó de su asiento, su cabello rubio cortado hasta su barbilla se balanceó y sus ojos oscuros eran como dagas, el resto de las chicas miró el enfrentamiento sin decir nada.

—Esto solo muestra que tú no debes ser nuestra capitana, eres un fracaso —las mejillas de Irina se tornaron rojas de la ira.

—Si eso es lo que crees deberías liderar tú lo que resta del partido, a ver si puedes hacerlo mejor —ella le dio una mirada sucia que Irina le devolvió con mucho gusto.

—Puedo y lo haré, Schwartz —dijo y luego se dirigió al resto de las chicas —¡Equipo, aquí!

Todas escucharon atentamente el plan de Dankworth, no era malo de hecho pero Irina no admitiría eso después del enfrentamiento que tuvieron, giró la cabeza a las gradas y lo primero que vio fue a Gus que le alzaba el pulgar preguntándole si todo estaba bien, ella se lo devolvió aunque no creía que todo terminaría muy bien. El silbato sonó y todas regresaron al campo trotando, ella cambió posiciones con Dankworth quién ahora era la delantera y  si la entrenadora lo notó no dio señales de ello. Una vez más el partido se reanudó y todas las jugadoras corrieron por el campo, Frida pasó el balón y luego fue pasado a todas las integrantes del equipo hasta que las del equipo contrario estuvieron cansadas y mareadas.

Ciento un RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora