cuarenta y ocho; amar

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Fue el mejor verano en la vida de todos.

Irina, Graham, Gustav, Natasha, Karina, Julián, Olga, Patryk y Raúl decidieron que debían tener un verano épico y así fue.

Durante un mes los nueve fueron a fiestas, excursiones, paseos, a veces incluso a protestas y otras solamente se quedaban en casa todo el día sin hacer nada pero siempre estaban juntos riendo y bromeando entre ellos. Durante ese tiempo podían decir con seguridad que se habían vuelto más cercanos los unos a los otros, especialmente Graham e Irina.

Ese día Irina entró en la casa de los Stepanov, vio a Gustav jugando videojuegos con Julián en la sala así que fue detrás de ellos y pegó un grito que los hizo saltar.

— ¡Maldita sea! —Gritó Gustav poniéndole pausa al juego, ella rió y salió corriendo cuándo él empezó a levantarse del sillón — ¡Vuelve aquí pequeña cobarde!

— ¡No! —ella corrió escaleras arriba riendo y entró directamente a la habitación de Graham cuya puerta había sido devuelta a su lugar pero aún no le permitían tener cerrada todo el tiempo. Él estaba en su escritorio frente a su laptop tecleando, estaba usando sus lentes de lectura y tenía el cabello desordenado volando en todas las direcciones, usaba un suéter de rayas blancas y negras y estaba en bóxers negros.

—Ya te oí —advirtió él cuando ella empezó a andar de puntillas, rodando los ojos Irina lo abrazó desde atrás y le dio un beso en la mejilla.

— ¿Qué haces? —preguntó mirando con sorpresa que estaba en Facebook.

—Encontré a mi amigo Philippe o más bien él me encontró y estuvimos hablando un poco.

— ¿El francés? —preguntó ella y él asintió, inmediatamente escucharon la voz de Gus llamándolos, Irina se enderezó para verlo entrar en la habitación.

—Vamos a ir a comer algo en el centro ¿Vienen? —Irina asintió y miró a Graham que también asintió distraídamente tecleando en su computadora.

—Adelántense, iremos en un rato —dijo ella mirando a Graham que no parecía tener prisa por acabar su conversación. Gus se encogió de hombros y se fue llamando a Julián, pocos segundos después se escuchó un portazo en la parte de abajo —Entonces... tu amigo.

—Ah si, creo que lo conociste cuando vino de intercambio hace unos años —el tecleo un par de veces más antes de cerrar la laptop y hacer girar su silla de escritorio para enfrentarla, ella sonrió y él la imitó —Se acuerda de ti y creo que quedó medio enamorado.

—Claro que si —dijo ella riendo, él alzó una ceja y se levantó para tomarla de la cintura y besarla lentamente.

—Lo digo en serio —se quejó él, se movió por la habitación buscando unos pantalones limpios y una vez que se los puso volvió a acercarse a ella acariciando su mejilla — ¿Quién no quedaría enamorado de esta belleza?

—Basta —dijo ella sintiendo las mejillas rojas, Graham le guiño un ojo y se sentó en la cama para ponerse sus zapatos justo cuando afuera se abrían los cielos y empezaba a llover —No creo que podamos salir.

—Parece que solo se va a poner peor —murmuró Graham medio acostado en la cama mirando hacia la ventana, ella lo miró un segundo ahí apoyado en sus codos y se mordió el labio inferior pensando en cosas que no debería ¿O tal vez si?

— ¿Dónde está tu mamá? —pregunto y vio a Graham patear los zapatos lejos decidiendo quedarse descalzo.

—Trabajando —Irina asintió y luego tomo una gran bocanada de aire para darse valor, miro su atuendo de camisa de botones blanca, falda amarilla con flores negras y sandalias cómodas, no era lo más sexy pero tenia que arreglárselas. Fue hasta donde estaba sentado Graham, puso una rodilla en la cama junto a su cadera y se impulso para quedar sentada a horcajadas sobre él — ¿Irina?

Ella no respondió y en su lugar paso los brazos por su cuello, él de inmediato sostuvo sus caderas mirándola con sorpresa, ella sonrió y comenzó a besarlo primero lento pero acelerando el ritmo poco a poco. Ella se apoyo en él y él empezó a caer en la cama mientras sus brazos la sostenían fuertemente. Hubo un cambio y luego ella estaba debajo siendo besada por Graham.

Ella no podía creer como su cuerpo estallaba en sensaciones mientras él la besaba. Solamente el sentir de sus manos acariciando sus piernas o la sensación de su cabello entre sus dedos la hacia sentir más viva que cualquier otra cosa que hubiera experimentado antes.

—No pares —murmuró ella en medio de un beso apasionado, Graham negó haciendo un sendero de besos desde sus labios hasta su cuello y de regreso. Un suave gemido se escapó de Irina y la necesidad de sentir la piel de Graham fue demasiado así que llevo sus manos por su espalda levantando su camisa inmediatamente él se apartó un poco para quitársela y luego volvió a besarla.

—Cariño ¿Estás segura? —y solo por esa pregunta ella supo que estaba más que lista para esto así que tomo la cara de Graham entre sus manos y sonrió.

—No hay un lugar o una persona con la que preferiría estar que contigo, te amo —él inhalo bruscamente y luego bajó la vista procesando lo que acababa de escuchar, Irina gentilmente llevo sus dedos bajo su barbilla e hizo que levantara la vista hasta que sus ojos se encontraron —Te amo.

La mirada de Graham se suavizo y ella supo todo lo que él no iba a decirle en ese momento, que también la amaba de la misma forma, él solo la miró unos segundos acariciando sus labios suavemente con un dedo y luego simplemente la besó con la máxima delicadeza.

Tal vez algunos dirían que eran demasiado jóvenes o que llevaban poco tiempo de pareja para sentir esa clase de cosas, tal vez tenían razón o tal vez no pero ellos sabían muy dentro de sí mismos que siempre se habían amado de esa manera, aun cuando ambos buscaban excusas para molestarse o entrometerse en los asuntos del otro. Eran muy diferentes pero de alguna manera eso los completaba.

Poco después la lluvia cesó y ambos estaban acostados bajo las sabanas saciados y felices, Irina que estaba sobre el pecho de Graham sonrió un poco cuando él empezó a jugar con su cabello.

—Ya no está lloviendo —dijo ella y él acaricio su cintura atrayéndola más cerca de él.

—No, ya no más —dijo él y por alguna razón ella supo que no se estaba refiriendo al clima así que solo beso su pecho y lo dejó sostenerla.

Horas más tarde Irina volvió a su casa, Graham ni siquiera la había dejado irse sola, dijo que quería ser un buen novio y dejarla en la puerta de su casa a lo que ella solo rodo los ojos y lo besó llena de amor y felicidad por ese chico terco y malhumorado. Con una sonrisa entró a la sala de su casa y vio a sus padres mejilla con mejilla mirando a la laptop en las piernas de su padre.

—Irina qué bueno que llegas, ven que la abuela tiene noticias para ti —ella fue detrás de sus padres y alzó una mano medio gritando a la imagen de su abuela.

— ¡Hola abuela! —la abuela sonrió más ampliamente y se acercó aun más a la cámara.

—Mi nieta hermosa ¿Cómo estás? —ella iba a hablar pero no la dejó —No importa ya veo que bien, por otro lado ¡Tengo noticias de la universidad!

—No me digas qué...

— ¡Entraste! Querida eres una de las trescientas personas que pudieron entrar a una de las mejores universidades de Inglaterra y nada más y nada menos que con una beca parcial ¿Qué te parece?

El estomago de Irina se encogió pero sus padre solo la atrajeron para besarle las mejillas.

—Estamos muy orgullosos —dijo su padre pero ella dejó de escucharlos porque estaba pensando en Graham.

¿Cómo le diría esto?



...

¡Sorpresa! Lamento haberme desaparecido pero estaba enferma y también aproveche a descansar unos días. Pero lo que quería decirles es que ya vamos más allá de la mitad, no sabría decirle con certeza cuanto nos falta pero sospecho que no mucho.

¡Gracias por los votos, las amo!

Ciento un RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora