Graham quiere morir, pero su vecina Irina no puede permitirlo. Graham le pide que encuentre una razón para no suicidarse pero Irina le da ciento un razones para vivir.
—Gracias —dijo Irina repentinamente avergonzada, se levantó y le tendió la mano para que se levantara, en eso escucharon unos silbidos y vieron a sus padres aparecer con varios pescados en sus manos, ellos les gritaron que fueran a ayudarlos así que tomaron sus zapatos y los siguieron al campamento.
La madre de Irina se veía genuinamente impresionada y mandó a que todos tomaran un pescado para limpiarlo, sus padres estuvieron de acuerdo en que los tres adolescentes debían aprender la forma correcta de quitarles las escamas y lo demás así que le dieron una mini clase de cocina al aire libre. Irina estaba realmente asqueada de tocar un pescado muerto pero pensó que esto era nada si de verdad quería seguir su sueño de estudiar medicina y que tal vez en el futuro tocaría cosas peores.
Gustav se paró a su lado en la mesa plegable que habían traído y empezó a trabajar en su pescado mientras los hombres miraban a Graham quién parecía tener un inquietante talento natural para limpiar pescado.
—Lo siento —dijo él pero ella no se atrevió a mirarlo —No debí decir las cosas que dije... Estaba molesto —ella se encogió de hombros y lo escuchó suspirar —Es extraño, he estado hablando con ésta chica por un tiempo y, no lo sé, me gusta.
—No es la primera —dijo ella entre dientes pero él la escuchó.
—Es diferente —dijo él y ella levantó la cabeza de golpe encontrándose con los ojos de Gus —realmente me gusta, Irina y no quiero echarlo a perder.
—¿Por eso no me lo dijiste? —él apretó los labios y asintió, él estaba mintiendo y ambos lo sabían pero ella lo dejó pasar porque tarde o temprano él se lo diría.
—No quiero que pienses que ya no confió en ti —dijo él poniendo esos ojos de cachorrito que hacían que Irina hiciera cualquier cosa por él. De verdad lo odió por eso. —Lo siento.
—Está bien —dijo ella, él abrió sus brazos y ella sonrió—Si tocas mi cabello con tus asquerosas manos llenas de pescado te mato —entonces ella se metió en sus brazos y lo apretó un poco.
—¿Sabes que te quiero? —preguntó él y ella asintió —Recuerdalo —entonces él levantó los brazos y empezó a alborotar su cabello mientras ella gritaba y lo golpeaba en todas partes que podía alcanzar, Gus corrió en dirección al lago y ella lo siguió llamándolo por todo tipo de insultos, cuando estuvieron más cerca lo vio correr y quitarse la ropa al mismo tiempo gritando incoherencias hasta que ella también estaba riendo y quitándose la ropa por el camino, luego ambos saltaron al lago gritando y en ropa interior.
—¡Está helada! —chilló Irina, escucharon pasos y luego sus padres aparecieron lanzándose al agua, al parecer ya se les había subido un poco las cervezas que estaban tomando. No había rastro de Graham o su madre.
—Vamos a ver que pueden hacer los viejos —gritó Gus subiéndose a los hombros de su padre, Irina se carcajeó porque casi se hunden los dos en el proceso —¡Vamos, gallinas!
—¿Escuchaste? —preguntó su padre e Irina sonrió acercándose para subirse a sus hombros —No podemos dejar que nos llamen gallinas.
—Vamos a enseñarles, papá —dijo Irina y así estuvieron como unas dos horas hasta que la señora Schwartz los llamó porque la comida estaba lista, sorprendentemente Graham la había ayudado bastante y de hecho todo estaba delicioso, una vez terminaron de comer les toco a Gus e Irina limpiar todo. —¿Trajiste tu guitarra?
—Yep —dijo Gus levantándose para ir por ella, sus padres estaban montando una fogata y bebiendo como locos, se notaba por lo alegres que estaban pero todos parecían estar pasándosela en grande, aunque ellos tres por ser menores de edad solo estaban tomando jugo de manzana —¿Alguna petición? —preguntó Gus cuando volvió, se acomodó en una de las sillas plegables que habían llevado y empezó a afinar su guitarra.
—¿Qué tal 'Stay the night' de James Blunt? —dijo Graham sorprendiéndolos a todos, él solo se encogió de hombros cuando todos lo miraron y Gus inmediatamente empezó a tocar para sacar la atención de su hermano.
El resto de la tarde pasó entre risas y anécdotas divertidas alrededor de la fogata y con un montón de snacks y jugo de manzana pasando de manos, cuando realmente oscureció los adultos ya estaban roncando en sus tiendas y los tres adolescentes holgazaneaban mientras hacían malvaviscos asados, en un punto Gus se levantó para ir al baño y no volvió más, solo se escuchó el “¡Tengo una barra!” y ellos supieron que no lo volverían a ver.
—¿No crees que es hermoso? —preguntó Irina mirando el cielo tan despejado brillante por las hermosas estrellas en la noche, Graham la contempló y luego miró el cielo haciendo un sonido nasal para confirmarlo.
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—¿Sabes algo de constelaciones? —preguntó ella y lo miró, Graham negó —Yo solo puedo encontrar la osa mayor.
—Ni siquiera sé cuál es esa —dijo él con una media sonrisa, Irina acercó su silla y señaló en el cielo.
—¿Es esa, la vez?
—No —Irina volvió a señalar pero Graham no la veía así que tomó las mejillas de Graham y apuntó su cabeza hacia el lugar correcto, luego se acercó poniendo sus mejillas juntas para ver si era correcta la posición.
—¿La ves? —susurró ella y él asintió pegándose más a ella y poniendo un brazo en la silla detrás de ella para estar más cómodo —Se trata de una de las constelaciones más usadas para ubicar el norte. En su aspecto mitológico, esta constelación se asocia con la ninfa Calisto convertida en osa por la celosa Hera, esposa del infiel Zeus, quien la sitúa en los cielos para evitar que sea cazada.
—Vaya —susurró él separándose lo suficiente como para poder verla a la cara —¿Qué tenían los dioses que no podían ser fieles?
—Supongo que la eternidad te aburre —dijo y ambos rieron, entonces Graham se puso serio e inclinó su cabeza a un lado sonriendo un poco.
—Gracias por invitarnos —ella sonrió sintiendo su corazón latir más rápido de lo normal y sus mejillas calentarse.
