treinta y cuatro; ser amable

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Graham dio un paso en falso haciendo que ambos se tambalearan, Irina con sus rápidos reflejos logró atraparlo antes de que tropezara y cayera al suelo, él sonrió pero ella no le correspondió. Todavía podía escuchar claramente sus últimas palabras: “Te quiero, Irina y esa es la verdad”

¿Cómo alguien podía hacer toda tu mente un lío con solo ocho palabras?

Ella ni siquiera entendía cómo es que estaba respirando todavía y como su corazón todavía funcionaba con normalidad. Graham estaba ahí mirando al resto de la gente sin ninguna expresión en su rostro y balanceándose un poco mientras escuchaba la música, como si no acabara de decir algo que cambiaría sus vidas para siempre.

—Creo que es hora de volver, ya fue suficiente para tu primer encuentro con el alcohol —ella lo tomó del brazo pero él negó con la cabeza

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—Creo que es hora de volver, ya fue suficiente para tu primer encuentro con el alcohol —ella lo tomó del brazo pero él negó con la cabeza.

—No me quiero ir —dijo en un tono agudo y molesto, como si fuera un niño pequeño.

—Son casi las dos de la mañana —él se encogió de hombros.

—Es sábado —luego inesperadamente la tomó de la cintura y la acercó a él —Quiero un beso.

—No —murmuró ella con las mejillas rojas, él fruncio el ceño y frunció los labios esperando su beso, Irina trató de calmarse un poco —Estás borracho.

—Claro que nooooo —él intentó acercarse pero ella lo detuvo sosteniendo su barbilla entre sus dedos.

—Te daré un beso si vamos al auto —Graham pareció meditarlo unos segundos pero al final asintió y dejó que ella lo guiará a través de la fiesta. Irina se detuvo cuando sintió resistencia de parte de Graham así que se dio la vuelta para mirarlo justo cuando él alcanzaba un chupito que le alcanzaba un tipo sin camisa y más borracho que él, ella iba a quitárselo pero él lo bebió antes de que pudiera alcanzarlo —¿Estás loco? No sabes que tenía eso.

—¿Qué importa? Me lo dio mi amigo —él entrecerró los ojos hacia el chico de cabello castaño y sin camisa —¿Cómo te llamas?

—¡Thomas! —Graham sonrió asintiendo.

—¡Mi amigo Thomas! ¿Ves, Irina? —ella frunció el ceño cuando Thomas se bebió un chupito y le pasó otro a Graham, ésta vez ella se lo quitó de las manos y lo vació en una maceta cercana.

—Eso no es cool, amiga —ella lo ignoró y volvió a tomar el brazo de Graham para llevarlo a la salida, cuando lograron ver la puerta abierta también vieron a Karina besándose en un rincón con Julian.

—¡Karina! —Irina se sentía mal por interrumpirla pero era su deber interrumpirla. Ella se apartó de Julian con las mejillas rojas y mirando a todos lados, cuando los vio solamente abrió mucho los ojos, Irina alzó la voz para hacerse oír entre el bullicio —¡Nos vamos, Graham está borracho! ¿Vienes?

Ciento un RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora