Don't Let Me Go ||2Min|| (2da Temporada)

19

[Año y medio después]

La vida de Taemin se había vuelto el doble de ocupada, se levantaba temprano para limpiar su departamento y preparar una deliciosa comida, con la idea de que en cualquier momento podría regresar Minho.

De vez en cuando el temor de que Minho no volviese lo inundaba, afortunadamente era lo suficientemente fuerte para no dejarse llevar por ese temor.
Aún recordaba la voz de Minho diciéndole "sea cual sea tu decisión volveré a ti". Esa única promesa era lo que lo seguía manteniendo en pie.

Su adorado TaeSeung no le había hecho las cosas nada fáciles y aunque las preguntas como, "¿en dónde está papá Minho?" ya no eran tan frecuente, seguían apareciendo de vez en cuando, dejando a Taemin un poco nervioso y preocupado.

Afortunadamente el sábado había llegado por fin, después de tener una larga semana llena de estrés y trabajo, ya añoraba la llegada del fin de semana.

Taemin tomo su celular y revisó la hora «12:10, es tan tarde» pensó, sin moverse ni un centímetro de su lugar. Cerró los ojos de nuevo, cuando estaba a punto de dormirse recordó algo que lo hizo abrir los ojos de golpe «¡no le he dado de desayunar a TaeSeung!». Se sentó lentamente con mucha pesadez, miro a su lado derecho y se encontró con TaeSeung durmiendo en la orilla de la cama, ni siquiera noto cuando el niño entró a su habitación. Tomo a TaeSeung en brazos y lo acomodo en el centro de la cama.

Una vez que se aseguró de que el niño siguiese profundamente dormido, entro al baño para lavarse la cara y las manos, después fue a la cocina y comenzó a preparar el almuerzo, sin molestarse en quitarse su pijama.

40 minuto después, ya estaba listo un sencillo almuerzo para dos. Taemin se dirigía a despertar a TaeSeung, cuando llamaron a la puerta deteniendo sus planes y con mucha molestia fue a abrir la puerta.

Al principio se sintió sólo un poco confundido cuando no se encontró con nadie al abrir la puerta, pero una vez que bajo la mirada y se encontró con un arreglo de flores, se sintió más que confundido.
Recogió el arreglo y lo observo «quizás se equivocaron de departamento», dudo durante un momento, no sabía si debía de leer la tarjeta que acababa de encontrar entre las rosas «si no lo leo no sabré si se equivocaron de departamento.

Saco la tarjeta del pequeño sobre que lo envolvía. Quedó totalmente desconcertado al ver la flecha que estaba impresa en el papel, la cual, al ser acomodada correctamente, señalaba al techo. Taemin levanto la cabeza casi por instinto y se llevó una sorpresa al encontrarse con más flechas en el techo «¡esto es una locura!»

Antes de comenzar a seguir las flechas, se aseguró de cerrar la puerta y de traer sus llaves consigo, no es que desconfiara de la seguridad del edificio, pero, más vale prevenir que lamentar.

Las flechas lo llevaron hasta el elevador, entro en él y oprimió el botón que le señalaba una flecha pequeña de color azul. Mientras bajaba comenzó a pensar en distintas posibilidades que originarán lo que le estaba sucediendo, quizás todo era una trampa para robarle o incluso algo mucho peor.

Cuando llego al primer piso, comenzó a revisar con la vista todo el lugar, sin encontrar nada raro, salió a la calle y caminó hasta el final de la banqueta frente al edificio, en donde se detuvo, observo hacia varios lados, pero no encontró nada.

Se quedó parado durante algunos minutos, analizando lo que estaba sucediendo, sin tener éxito alguno. Al dar media vuelta, se encontró inmediatamente con los ojos de Minho, quien lo miraba amorosamente a unos cuantos pasos de él.

—¿Minho... de verdad eres tú?

—Si, he vuelto.

Taemin se lanzó a sus brazos, mostrando lo emocionado que estaba —¡Te extrañe, me has hecho tanta falta!

—Lo se amor, tú también me hiciste mucha falta —Minho se separó de él y lo tomo de las manos —ahora que he vuelto quiero que nos casemos, no quiero que nos volvamos a separar.

—Eso no sucederá Minho... yo no te dejare ir... jamás.

[8 meses después]

El restaurante en el que estaba se encontraba poco concurrido, había llegado minutos antes de lo acordado, pero se sentía tan ansioso de saber lo que necesitaba HyeMin de él, que había sido inevitable para el no llegar tarde.

—Hola HyeMin —se puso de pie para recibirla.

—Hola Taemin, largo tiempo sin vernos.

—Sí, realmente mucho tiempo —la chica se veía pálida y demasiado delgada —¿Estas enferma?

Ella asintió ligeramente —un poco.

—Espero que te mejores pronto —ella sonrió sin alegría alguna.

—Gracias —ambos guardaron silencio, poniendo el ambiente incómodo.

—¿Para qué me necesitas?

—Me enteré de que tu boda con Minho es mañana y quise venir a entregarte mi regalo de bodas —saco un juego de llaves de su bolso y lo puso sobre la mesa.

—¿Qué es esto?

—Son las llaves de su nueva casa, probablemente Minho pueda comprar una casa el doble de grande... pero me gustaría que viviesen allí, que ese sea su hogar.

—Esto es demasiado, no puedo aceptarlo.

—No te preocupes por el precio, de todos modos, algún día moriré y no me llevaré todo el dinero que guardé conmigo -dijo ligeramente, quitándole seriedad a las palabras que acababa de decir.

Taemin negó aún reusándose a aceptar —no puedo...

—Claro que puedes Taemin, por ahora acéptalo.

—Está bien, sólo porque parece ser muy importante para ti que yo acepté la casa.

—Gracias.

—Gracias a ti más bien —en el fondo Taemin estaba agradecido con ella, pues HyeMin era uno de los factores que ayudó a que el estuviese con Minho.

—Quiero pedirte otro favor ¿Puedo?

—Claro que sí.

—Dentro de un tiempo me iré, no se realmente dentro de cuánto, pero quiero que le entregues esto a Minho, una vez que yo ya no esté por aquí —le paso un sobre color blanco.

—¿Y cómo sabré que te has ido de Seúl?

—Me encargaré de que alguno de mis familiares te notifiqué —Taemin asintió y guardo la carta dentro de su chaqueta —gracias, tengo que irme ahora. Le deseo la mejor de las suertes y la mayor felicidad, gracias por todo hasta pronto.

—De nada, e igualmente.

10 minutos después de que HyeMin se fue, Taemin también salió del café, aún tenía muchas cosas por hacer, tenía que prepararse para la nueva vida que le esperaba. Una nueva vida en la que podría ser plenamente feliz con la persona que amaba, una nueva vida en la que ya no debería tener miedo de perderlo. Una nueva vida en la que jamás lo dejaría ir...