bipolar

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Hola, soy Abigail, mañana es 6 de febrero. Si, faltaba mucho para las vacaciones... Pero el caso es que mañana es mi cumpleaños.

Tengo el cabello rubio (en cualquier momento de otro color). Un insoportable hermanastro y 4 hermanitos pequeños (contando a Tedy.) Pasión, baile. Amigos, pocos. Pasatiempos, casi no hay...

¿Problemas? No paro de pensar en Travis. El insoportable y... Lindo de mi hermano.

¡No, Aby, no!

No comprendo todavía éste confuso sentimiento hacia él, hacia todo...

Mi entorno no ayuda mucho en éstos momentos que digamos...

Me encontraba batallando por llegar a mi casa... Mi pie dolía demasiado. Esperaba mucho que esto no me perjudicara en baile, pues baile es muy importante para mí...

-Al fin...- llegué a mi casa, al entrar mis ojos no podían captar la situación... Un cartel gigante diciendo "Aceptas ser mi novia" con él parado delante y una planta de flores. Cosa que algún día le comenté "me encantaban".

-Hola Aby.- el individuo sonrió DESCARADAMENTE de lado. Yo solo lo miraba con furia, basura...

-¿Qué quieres, Ethan?- su mirada cambió a una totalmente perdida.

-¿Por qué me tratas así?- dijo casi en un susurro.

-Por favor ¿Creés que no me iba a enterar?¿Creés que por no estar oficialmente de novios tenías el derecho de besarte con otra? Me das asco. No llevamos ni dos meses y tú ya andabas de puterío. Pero ¿Sabes? Yo no estoy para éste tipo de tratos. Lo siento, pero te pido amablemente que tomes tus cosas y te den por culo. Solo... Vete de aquí.- finalicé todo ese rencor que tanto había guardado.

-¿De qué...?- sus ojos se veían aguados.-Pero si no...- agarró su cartel, se ve que enojado, y se fue. No sin antes decirme.

-Pudiste haber sido madura, pudiste haberme buscado y hablar. Pero preferiste ser una niñata y no tuviste mejor idea que enojarte... Nunca te hice nada, Aby.- me quedé pasmada. No sabía si creerle. Mi cara de desconcierto era tan grande que no podrían imaginarlo.

-¿Y qué me dices de la foto?- grité cuando Ethan estaba a mitad del patio delantero.

-¿De qué hablas?- su cara de condición era obvia.-Las que te tomaron con la tipa besándote.- su rostro permaneció inmune, se mostró escasa condición, pero tan tenue, que tenías que observar como yo lo hice para notarlo.

-Ah, así que me espiaron el fin de semana.- sonrió con satisfacción. Se inclinó en modo reverencia sin quitar su vista de la mía y se marchó...

Que me lo muestre una máquina era doloroso, pero que saliera de sus labios... Dolía como no sé...

Me sentía usada... Más que engañada, no era amor el que sentía, era un tenue querer... Pero aún así...

Seguro sí, tuve que hablarlo, no atacarme... Pero él lo hizo de todos modos...

Día largo, he de decir... A última instancia se me había dado por decirle a mi padre que me lleve a la sala.

-Si, ve. No te noto bien. Pero pídele a Travis. Estoy un poco ocupado ¿Puedes?- yo negué.

-Por favor ¿Puedes llevarme tú?- me miró extrañado.

-Pero, Aby, Travis es de confiar.- negué.

-No sé, para mí no termina de caerme...- miré para abajo.

-Bien, te llevo yo.- y así fue como emprendimos camino al auto pero...-Oh, Travis ¡Qué gusto que hayas llegado!¿Podrías llevar a Aby a la sala?- Travis sonrió de lado mirándome.

-Por su puesto, papá.- el descaro que tuvo al llamarlo así no tenía precio. Me subí al auto como pude y dije.

-él no es tu padre, deja de llamarlo así.- no se inmutó.

-Bien ¿Qué tiene la niñita caprichosa ahora?- sus palabras ofendían.

-¿Caprichosa? No puedes ser más bipolar, Travis.- me di un Palm Face.

-No es mi culpa que me hayas dejado atrás.- dijo entre dientes.

-Si, y tampoco eres tú el que tiene el pié mal.- lo vi rodar los ojos.

Nos encontrábamos en silencio, uno incómodo y quería bajar. Quería hablar, el decir algo, pero nada salía...

De repente, un auto se cruzó en frente nuestro, provocando que Travis frene de golpe y me vaya hacia adelante. Por suerte mía, él puso su brazo en mi pecho, o si no, yo hubiera chocado contra la parte delantera del auto.

-¿Estás bien?- preguntó mirando al auto con cara exaltada.

-Si... ¿Tú?- asintió. Se bajó del auto furioso, el hombre no tenía prioridad de paso.

-¿Estás bien?- gritó al conductor. Él dijo que sí y salió del auto. -Entonces te pregunto ¿Eres idiota o qué?- ahora sí se había alterado.

Bajé del auto porque sabía lo que se venía.

-Travis...- Auch. Al dar el primer paso caí de rodillas. El pié había agravado su dolor, estaba asustada, no quería dejar de bailar... Volví a levantarme.- Travis, por favor, vuelve al auto, anoté su patente, después hacemos la denuncia.- él me hizo caso. Lo de la patente era verdad, a penas pasó el accidente lo hice.

Él se me acercó preocupado.- Ven, Te llevo.- me cargó y llevó hacia el auto.

Partimos hacia el hospital, ahora sí, llegamos. Travis se bajó y consiguió una silla de ruedas para mí. Él venía sobre la misma haciéndome reír. Casi se la quitan de no ser porque les explicó que era para mí.

-Hola ¿En qué puedo ayudarte?- dijo la recepcionista con amabilidad.

-necesitamos ver al doctor Price.- ella asintió. Se ve que Travis ya había venido por lesiones.

- Aquí está su oficina.- le tendió un papel.

Nos dirigimos hacia allá. En el camino, me hice la cabeza con mil hipótesis de lo que me podía pasar, no quería dejar de bailar...

-Bueno, bueno... ¿Qué tenemos aquí?- comentó el doctor bajando sus gafas al vernos.

-Tiempo sin verlo, Doctor.- respondió Travis y él sonrió.

-Veamos... Te duele si hago ésto.- la giró levemente.- sí, dolía mucho.

-¡Si, saque la mano, quité, quite!- dije al borde del llanto.

-veo que es serio...- me acercó a una máquina para hacerme una radiografía. Al perecer el hombre sabía trabajar bien, tenía claro el oficio.

Bien... Lo que tienes es que se te ha corrido un poco el hueso. No podrás caminar por unas semanas, y llevarás ésto puesto.- me dió un tipo de tabla metálica y me enseñó a colocarla, unos calmantes y por último, estiró mi pié hasta que sonó. Dolió mucho, pero al menos acomodó el hueso.

Coloqué la maderita y me fui. En una semana tocaba revisión. Mi padre se iba a morir al ver que su hija no podría cumplir con cada requisitos que se le cruce.

-¿Estás bien?- dijo Travis.

-No... No podré bailar más...- él me miró pasivo.

-Pero luego volverás.- me animó.

-No creo... En una semana cualquiera me suplantara. Mi puesto es el más deseado... Y fui una tonta... Lo arruiné todo.- mi voz se quebró.

-¿Qué? No, Aby, tranquila. Oye...- levantó mi cabeza.- Todo te va a salir bien, bonita.- yo asentí no muy convencida.

-Ahora arranca... Que en éste lugar hay olor a...- me interrumpió.

-No me lo digas. Creí ser el único en sentirlo.- reímos y nos fuimos.

Al final... Travis no es tan malo...

No Podemos, Somos Hermanastros... [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora