muy mal día...

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Terminé de hacer la cena y yo evidentemente no comí. Tenía que comer helado y mi cuerpo es muy...¿como decirlo? no aguanta mucha comida. Si como mucho me empacho enseguida. No soy anoréxica, soy bailarina.

Al principio de la cena mis hermanos me preguntaron si estaba bien ¿por qué no comía?¿no vas a comer nada? decían, hasta Franco me lo preguntó. Yo les contesté que ya había comido y cuando terminaran lavaría los platos. 

Ellos terminaron y Travis levantó la mesa, yo le agradecí y me encargué de los platos. Anteriormente mientras ellos comían yo subí y me bañé. Así que estaba con los pelos mojados.

-¿Terminaste?- preguntó Travis DEMASIADO cerca mío.

-Si, si. Ve sacando el helado y eligiendo la película.- dije terminando de secar un plato y guardándolo.

_uh, que atacada estas hoy...- estaba por responder con un comentario sarcástico, pero me lo guardé.

Al fin terminé y me fui a sentar en el sillón, mientras él buscaba una película yo comía helado. 

-Oye, guárdame un poco.- me reprochó.

-Lo siento.- dije inocente.- es más, no voy a comer mucho. Si no después me duele la panza...- él me miró serio y luego sonrió.

-Date un gusto, Aby.- insistió. No es que no me quiera dar el gusto, es que no puedo. No porque crea estar gorda, si no que mi panza no aguanta mucho...

-Si, si. Por mi no te preocupes. Comeré hasta donde pueda.- él dijo "ajam" con sarcasmo y luego se sentó.

La película comenzó, estábamos viendo "el conjuro 2". Yo no soy muy cobarde con las películas, pero digamos que... duermo sola y me da algo de miedito.

En una parte de la película no sabía donde meterme, todo estaba oscuro...

Para no abrazar a Travis me hice volita y miraba a través de mi piernas. Abrazaba un almohadón con mis piernas y manos. En eso Travis me acerca a su cuerpo.

-No me enojo si me usas de escudo humano.- lo abracé y en ese momento me acurruqué de modo que no veía la pantalla. Porque en ese momento me asusté. Ya había comido mucho helado, lo que provocó que me diera algo de frío, ya que también tenía el pelo algo húmedo  

Yo tiritaba, me dolía la panza por el helado y era todo un revoltijo. Para no quedar mal, no fui al baño, esperé a que termine la película.

Terminó la película y con el estómago lleno me paré y estiré como pude. Al momento de hacerlo me arrepentí porque la panza me dolía como la gran madre. 

Fui a tomar agua y Travis me siguió.

-¿Quieres- le pregunté. Él negó, entonces yo me pregunté ¿Por qué está aquí?

-¿Vas a dormir ya?- yo asentí.

-Es que mañana tengo que madrugar... ya sabes.- me quedé un rato en silencio.-Oye, perdón por lo de antes...- él me miró confundido.-el beso.- aclaré.

-Ah eso, no te preocupes, fui yo quien te lo dio.- yo negué.

-Yo te seguí.- respondí.

-Si pero... a mi me gustó.- yo lo miré con los ojos como plato.

-Bueno... buenas noches.- besé su mejilla y él al saludarme toco con su mano mi cintura. Me dio una electricidad inmensa...

-Buenas noches, Aby. Dulces pesadillas.- susurró a mi oído y todavía más corriente pasó por mi cuerpo. Incomoda me fui a mi habitación. No se si incómoda o nerviosa.

Me acosté y no me podía dormir, la panza me sonaba y dolía. En eso me paré y fui disparada al baño, con miedo. Vomité, todo el helado. Agarré mi pelo hacia un lado y seguí vomitando. Caí en el baño. Juro que odio tener el estómago tan débil...

-¿Estas bien?- dijo un adormilado pero preocupado Travis. Yo asentí débilmente. Volví a vomitar.

-Vete, no quiero que me veas así...- sollocé.

-A ver, te ayudo.- Él acarició mi cabello, agarrándolo así yo no me manchaba. Vomité, otra vez. Estuve en el baño un buen rato, una vez que sentía mi panza completamente vacía bajé para tomarme algún remedio. Travis estuvo a mi lado todo el tiempo. Cuando subí, él se aseguró de que me haya acostado bien, cuando me cubrí con las mantas me dio un beso en la frente y se fue...

Sonó el despertador, como pude lo apagué. Esta no era mi mañana. Bajé, desayuné y luego con flojera hice mi rutina. "No Aby, si vas a hacer algo, hazlo bien y con ganas." con ese pensamiento medio me despabilé. 

-¿Estás bien?- me dijo Travis entrando a mi "GYM" de la casa. Yo dejé las pesas que estaba levantando y lo miré.

-Si...- me acomodé sentándome bien.-Ya no me duele nada... pero si me levanté muy perezosa.- Él ladeo la cabeza.

-¿Comiste bien?- Yo asentí.-¿Qué comiste?- me puse a pensar.

-Dos tostadas con mermelada, un baso de leche y... un jugo de naranja. Obvio que de a poco, no me lo mandé entero.- omití la parte en la que me salteé una de las tostadas y la leche. No tenía ganas de llenarme, por miedo a vomitar...

-Cualquier cosa que necesites, me avisas.- dijo él.

-Muchas gracias.- agradecí.

-Pero lo digo en serio, cualquier cosa. Si te mareas, si te duele algo, si te sientes mal... me llamas.- aclaró y o sonreí. Me gustaba que fuera así.

-Lo voy a tener en cuenta.- sonreí.

Luego de que él se fuera yo seguí haciendo mis ejercicios. Cuando terminé hice la rutina de todos los días. Levantar a mis hermanos, darles de desayunar y después almorzar para irme. Camino a la escuela se me acercaron dos tipos, con aspectos sombríos. 

-¿A donde vas?- dijo uno de ellos.

-Yo... este... em...- me puse nerviosa.

-¡Contesta!- gritó el otro haciéndome sobre saltar y soltar mi mochila. 

-¡No me hagan daño, por favor!- supliqué con pánico.

-¡Dinos a donde te diriges.- casi lloro.

-A la escuela ¿Bien? Me dirijo hacia allá. Y si me hacen algo la ley les va a caer en cima.- dije con coraje, ellos rieron. Sacaron una pequeña navaja y dijeron.

-¡Quítate la ropa!- Ok... no te desesperes, estoy en un barrio, no me pueden hacer nada. Distráelos, y...¡corre! 

Me fui sacando la remera despacio, sin apuro. Cundo ya estaba afuera ellos se quedaron mirándome, cuando me doy vuelta (para simular que me quitaba los pantalones, me agaché, tomé mi mochila y... corrí. No me importaba estar en sostén, tenía que llegar a casa. Ellos me perseguían y pedían que parara, yo solo corría. 

Me estaban alcanzando,la mochila me pesaba, yo solo seguía, seguía con desesperación. 

Al fin llegué, traté de abrir la puerta con las manos temblorosas, ellos me estaban por alcanzar, la llave no quería entrar en la puerta, temblaba. Estaban subiendo los escalones cuando yo por fin pude dar vuelta la llave, entré. Pero no alcancé a cerrar la puerta y ellos empujaban para entrar.

-¡Coprófagos de mierda! Déjenme...- suplicaba llorando y con rabia. 

-¡Aby!- gritó Travis bajando con apuro las escaleras. Me ayudó golpeándolos, los golpeaba de tal manera que me daba miedo. Recordé que ellos tenían armas blancas y me alarmé.

-¡Travis entra a casa!- supliqué. Él me miró y por poco le clavan la navaja. Entró en un ágil movimiento, cerrando la puerta tras de sí.

Cuando la puerta ya estuvo segura, cerramos bien las ventanas y llamamos a la policía. Travis fue quien habló porque yo estaba temblando de miedo.

No Podemos, Somos Hermanastros... [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora