XX

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— Qué haces? — Preguntó Yoosung algo confuso. Se encontraba apoyado en el marco de la puerta de la habitación de Seven, mientras este rebuscaba algo entre los cajones de su armario.

— Vas a darte una ducha y te vas a poner esto, vale? — El tono de voz del pelirrojo sonaba extremadamente autoritario. — Y luego vamos a cenar algo juntos, vas a ayudarme a hacer la cama y te vas ir a dormir.

— Por qué me estás diciendo lo que hacer como si fuese un niño pequeño? — Yoosung preguntó, molesto. Su amigo tenía la fastidiosa manía de tratarle como si la diferencia de edad entre ambos fuese mucho mayor de lo que realmente era.— Soy un adulto, no tengo que hacerte caso!

— No repliques. — Los ojos dorados de Seven se clavaron en los del rubio. — Si no me haces caso, me veré obligado a desnudarte yo mismo y meterte en la bañera a la fuerza.

— Pero... — Yoosung intentó replicar, pero las frías manos del pelirrojo haciendo contacto con su abdomen causaron que dejase de hablar. Seven no bromeaba con lo de quitarle él mismo la ropa ya que, de hecho, se encontraba deslizando sus dedos por la camiseta del rubio para quitársela. Al principio Yoosung intentó resistirse, pero no tardó en darse cuenta de que iba a ser inútil. Por esto mismo dejó de hacer fuerza y, en menos de dos minutos, se encontró con el torso desnudo y arrodillado en el suelo, jadeando.

Antes de que pudiese decir nada, el pelirrojo se abalanzó de nuevo sobre él, y sujetándole por la cintura con un brazo comenzó a intentar desabrocharle los pantalones. En circunstancias normales Yoosung hubiese pataleado y gritado para parar a Seven, pero se encontraba demasiado cansado como para hacer algo. Al fin y al cabo, hacía menos de una hora había sufrido una crisis mental y había acabado llorando encerrado en un baño, obviamente aquellos acontecimientos habían acabado con toda su energía.

De pronto, el roce de una mano en su muslo hizo que volviese a la realidad. Se encontraba de rodillas, sin camiseta, y con la espalda apoyada en el cuerpo de Seven, quién también estaba arrodillado. Yoosung aguantó la respiración cuando el pelirrojo encontró finalmente el botón de su pantalón, y rezó mentalmente para que aquello tardase poco. Afortunadamente, el hacker no tardó demasiado en abrir la cremallera y arrastrar los pantalones del rubio hasta sus rodillas.

— Vas a hacerme caso de ahora en adelante? — Seven preguntó con voz ronca. Yoosung asintió, y tragó saliva al mismo tiempo que intentaba taparse el rostro, avergonzado. Qué pasaría si el muchacho de ojos dorados se diese cuenta de lo sonrojado que estaba? Pensaría que todo aquello le había gustado de algún modo? — Buen chico. 

Por alguna razón, aquel inesperado apodo hizo que Yoosung sintiese un escalofrío recorriendo su espalda, y su vergüenza se multiplicó al darse cuenta de que los ojos del pelirrojo estaban clavados en su cuerpo, el cuál apenas estaba cubierto por ropa interior.

— N-No me mires así! — Gritó el rubio lleno de vergüenza.

— Te veías demasiado vulnerable y avergonzado, no he podido evitarlo. — Respondió Seven con una sonrisa pícara, pero esta se borró rápidamente de su rostro. Las mejillas del pelirrojo se habían tornado rojas, y Yoosung pudo distinguir una gota de sudor en su frente. — B-Bueno, he de meter tus cosas en la lavadora... Adiós.

Y acto seguido salió corriendo, dejando al rubio aún arrodillado semidesnudo en el suelo y con las mejillas tan rojas como una lata de Doctor Pepper.

Shooting StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora