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Seguramente estaba volviéndose loco.

No; de hecho, debía faltarle uno o dos tornillos por siquiera estar considerando la idea.

Una feria...

Llevaba mucho tiempo sin ir a una. Desde que su madre había muerto no había pisado eventos de dicha índole, y no siempre lo hacían cuando estaba viva. Varias veces Kim Yeong alquiló el lugar entero para ellos por un día. Todo era muy restringido y limitado, con normas, gente supervisando...

Con Jungkook...

Taehyung mordió su labio con fuerza, mirando la boleta roja como si fuera la muñeca de Anabelle. ¿Estaba bien sentir miedo por un pedazo de papel? No, seguro que no, pero su corazón latía tan rápido que en cualquier momento iba a detenerse por sobreuso.

Suspiró mientras escondía la boleta en uno de sus cajones, lejos del alcance de Sook o de su padre. Era demasiado precipitado el asustarse o siquiera pensar en una respuesta, aún faltaba mucho tiempo para el sábado. Y no era su obligación ir.

Volvió a los pasillos de la mansión un poco más calmado. Pronto comenzarían sus clases de ruso, así que no debía estar distraído o todo sería muchísimo más difícil de lo que de por sí ya era. No quería que su estricto profesor se quejara con Sook diciendo que no estaba prestando la debida atención, porque entonces tendría problemas.

—Joven Kim, su padre lo necesita en su oficina —avisó una de las criadas, interrumpiendo su camino a la biblioteca.

—¿A mí?

Incluso si sabía que no había hecho nada malo —no aún—, no pudo evitar sentir algo de miedo. Que su padre lo citara no era bueno; lo que quisiera decirle, se lo diría en la cena y ya estaba.

Tragó y sintió sus latidos volver a desbocarse. La chica volvió a asentir antes de hacer una reverencia para alejarse por el pasillo, dejándolo a mitad de este con un ligero temblor en los labios. ¿Y si lo había visto con Jungkook esa vez en el jardín?

Retomó el camino en dirección opuesta, buscando la oficina de su padre y demorándose un poco más de lo necesario. No debía ser tan negativo; estaba bien si Yeong lo necesitaba, era su padre.

Pero al llegar le sorprendió mucho notar que la puerta de esta se encontraba abierta y que uno de los asientos frente al escritorio de Yeong estaba ocupado. Su mueca de miedo se transformó en confusión mientras se adentraba con el ceño fruncido.

¿Visita entre semana? ¿A su padre y que tuviera que ver con él?

—¿Me llamaban? —murmuró inquieto, solo para encontrarse con la dura mirada de su padre desde el otro lado del gran escritorio.

—¿Por qué no tocaste la puerta?

—Estaba abier...

—¿Eso hace que olvides los modales que tanto me esfuerzo por enseñarte? —espetó Yeong fastidiado, antes de indicarle con un brusco cabeceo que tomara asiento.

Taehyung miró con curiosidad al hombre que se encontraba sentado en la silla una vez que lo tuvo al lado, sin avergonzarse por estar recibiendo la misma mirada de vuelta. Se dieron la mano rápidamente cuando él se presentó como un asesor de viajes y todo fue más caótico para Taehyung.

—¿Viajes? ¿Nos vamos? —inquirió el castaño todavía confundido, ganándose un suspiro por parte de su padre.

—Iremos a Estados Unidos para esta Navidad —respondió Yeong—. Necesito atender unos asuntos allí y tú, más el odioso de tu primo Namjoon, deben acompañarme. No es como si lo quisiera, pero supongo que los necesito.

De príncipes y plebeyos - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora