39 - {II}

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Para profunda tristeza de Taehyung, esa noche Jungkook no fue a su habitación.

El castaño sospechaba que algo andaba realmente mal desde que Sooyoung y su hijo regresaron a la mansión esa misma tarde. Su silencio, sus expresiones lúgubres y la obvia tensión entre ellos eran suficientes para deducirlo.

El problema era que Taehyung no podía ni siquiera imaginar qué había pasado. Quiso hablar con Jungkook en la cena, mas no apareció. También lo intentó a la mañana siguiente; no obstante, se sorprendió al saber de boca de Sook que él había salido temprano sin decir a dónde. Ni siquiera había rastro de Sooyoung.

Mentiría si dijera que no estaba algo dolido.

Quizá era debido a eso que no podía concentrarse en lo que su maestra Helena decía. Por supuesto que la clase ya había acabado, pero usualmente hacían un recuento de las canciones latinas que ya empezaban a dar cáncer de todas las veces que las repetían.

En esos momentos, un tipo que se hacía llamar Conejo Malo —por razones que Taehyung aún no lograba entender—, decía no querer que nadie más le hablara del amor.

—Ah, Jungkookie, tú realmente eres un conejo malo... —farfulló en un débil suspiro y Helena se vio en la necesidad de pausar la música. ¿No era el ritmo de repente muy perfecto para su estado de ánimo?

—Tae, ¿pasa algo? —preguntó la mujer con genuina curiosidad. Su estudiante estrella había estado bastante ido en toda la sesión y, aunque igual le iban a pagar, le daba curiosidad saber por qué.

El castaño la miró y negó. Quisiera decirle que deseaba ir a su habitación y envolverse en sus sábanas como un gusanito, pero tampoco quería echarla. Helena-agassi era la única maestra con la que podía divertirse al menos un poco.

—Bien... —Ella lo miró con desconfianza y busco una nueva canción, pero cuando el negrito ojos claros comenzó a sonar, un grito les interrumpió.

—¡Helena-agassi! —Sook estrelló la regla contra la puerta, haciendo respingar a los presentes en aquella habitación. De inmediato, la morena le puso pausa a la canción que se reproducía en su celular y miró con miedo hacia ella—. Le he dicho que esto es una clase de español, con el objetivo de que el joven Kim aprenda tal idioma, no una clase de danzas. Por favor, haga bien su trabajo.

Cuando la regia mentora de Taehyung desapareció por la puerta, Helena soltó un suspiro.

Pendeja —siseó en su idioma materno.

El menor le miró con confusión.

—¿Qué es pendeja? —preguntó.

—¿No has leído la lista de palabrotas que te di? —Helena negó en desaprobación, como si le deshonrara que su pupilo desconociera la magnificencia de las groserías en español.

Miró su reloj y respingó al darse cuenta de que la clase debía haber llegado a su final hacía ya casi media hora. Lo cierto era que con el castaño todo era bastante divertido, por lo que siempre terminaba perdiendo la noción del tiempo y gastando sus adorados datos en Youtube. Debía pedir la clave del Internet en algún momento.

—Creo que es hora de que me vaya —musitó empezando a guardar las cosas en su bolso.

—Oh, la acompaño a la puerta...




De príncipes y plebeyos - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora