39 - {I}

20.9K 3.1K 2.7K
                                    





—Así es, cariño. Ahora mismo estoy recogiendo mi maleta.

Sooyoung sonrió de forma inconsciente al escuchar la alegre risa de su hijo. Fue poco más de una semana, pero realmente había extrañado al voluntarioso Jungkook y saber que ya se encontraba en tierra coreana, que pronto podría abrazarle y tenerle entre sus brazos, le hacía sentir aliviada. Lo extrañaba un montón.

—Sí, bien... Hasta luego. Pórtate bien.

Colgó con un suspiro y esperó pacientemente a que su maleta apareciese en la banda transportadora. Ella tenía que hacer muchas cosas ahora que estaba de regreso, y sin Yeong. Lo primero era lidiar y resolver el asunto de Jeon Yoo Bin y lo siguiente dependería de la suerte que tuviera.

Con maleta en mano y los engranajes moviéndose dentro de su cabeza a una velocidad impresionante, Sooyoung caminó hasta la salida dispuesta a tomar un taxi. No obstante y para su infortunio, ya había alguien esperándole.

—Sooyoung-agassi —Parqueada a la mitad de la acera, armando un embotellamiento y llamando la atención de todo el que pasara por ahí, se encontraba una de las tantas camionetas de Yeong y Chang estaba sosteniendo la puerta abierta para ella. La sonrisa se le borró para ser reemplazada por una de disgusto.

—¿Es en serio? ¿Yeong necesita tener sus ojos sobre mí todo el tiempo?

—Ahora que prácticamente vive con él, sí.

Sooyoung cerró la puerta de la camioneta con más fuerza de la necesaria, dejando en claro su disgusto con respecto a un chófer asignado. Chang solo negó mientras suspiraba, como si pensara que aquella mujer no tenía remedio de lo terca que era.

—No es mi culpa —dijo—. Son órdenes.

—Sin írdinis... Zopenco —La pelinegra se colocó el cinturón. Bien, estaría halagada de que Yeong le pidiera a su hombre de confianza que la fuese a buscar al aeropuerto; pensaría que Kim solo quería cuidarla y que era alguien atento, pero no era así.

Y ella lo sabía. Él solo quería controlarla y dado que seguiría en Tailandia, necesitaba los ojos de Chang para hacerlo.

—¿Te pagan más si me vigilas? —preguntó con amargura—. No es como si fuese a salir corriendo en cuanto Yeong volteara e, incluso si fuese a hacerlo, estoy en toda mi libertad.

—¿Qué tan segura está de eso? —replicó Chang con cierto cinismo tiñendo su voz. La sonrisa sutil en sus labios mientras maniobraba el volante fue suficiente para que llamara la atención de Sooyoung—. Yeong no la dejará libre solo porque usted así lo quiera. Créame.

Ella soltó un hondo suspiro. Estaba cansada de largo viaje desde Tailandia, ansiosa por ver a su hijo y fastidiada por toda la situación. Ahora no solo tendría que compartir la cama con Yeong, sino también el techo y la mesa, todo por el imbécil de Jeon Yoo Bin.

—El señor Yeong solo quiere que me asegure de que usted no corra a los brazos de Yoo Bin —dijo Chang después de unos minutos—. Estoy en el deber de obrar si así acurre.

Sooyoung alzó una ceja.

—¿Obrar? ¿Qué podrías hacer tú si quiero ver al padre de mi hijo?

—El señor Yeong me pidió que le recordara algo —murmuró mirándola de reojo—. Ahora Jungkook está bajo su poder, y si usted hace algo que lo enfade, puede estar segura de que le hará la vida imposible al chico.




De príncipes y plebeyos - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora