CAPÍTULO 15

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—... Y si no ibas a serlo conmigo, no lo serías con nadie.

No todo en el amor era felicidad; algunas veces, casi siempre, era felicidad espontáneamente obligada a perder.

Lo injusto de la vida era que nos creíamos capaces de no amar sin intenciones, sin sentirnos despreciados y sin caer en el pecado.

Yo simplemente no sé qué sería de la vida sin amor, y Jenni tampoco, al parecer.

Luego de la trágica muerte del oficial, por la cual se le añadieron más años de prisión a Jenni, ella misma se limitó a ciertos placeres mal disfrutados.

Durante la mañana del primero de marzo, Jenni Blair fue encontrada inerte en su celda, llena de sangre y con los dedos partidos; porque con esas mismas uñas llegó a la muerte.

Los días transcurrieron sin ninguna tristeza; a la hermana de la difunta Agatha, cuñada del presidente, nadie la extrañaba.

El cuerpo de Jenni ni siquiera fue enterrado, simplemente se tiró al río porque nadie quiso aportar el dinero correspondiente para hacer un digno velorio.

Una larga vida nefasta y sin visión propia, siendo ligada por las sobras de su hermana, que inciertamente, la llevaron a la perdición.

La independencia es un gran factor de apoyo para cualquier situación, sea cual sea esta.

A lo largo de la existencia misma, el ser humano, por alguna razón, necesitó siempre de un ejemplo que lo ayudara a avanzar; nunca de sí mismo se valió, es lo que nos atrae a las limitaciones.

El líder absoluto, que rige y se basa en su propia normativa, eres tú; todo estará bien si respetas al resto de la sociedad con tus acciones.

Jenni nunca logró su independencia, necesitaba de su hermana para trazar su siguiente paso, y como muerta se halló, Jenni también la siguió.

La locura cegó a Jenni de todo lo correcto, del verdadero significado del amor y de la buena costumbre ciudadana.

Al sabernos no amados podríamos actuar de diferentes formas, y aunque Jenni no quiso llorar; su sangre misma se escurre de su cuerpo, como lágrimas que salían de cada poro de su piel, embarrando la poca sensibilidad que tenía.

Y Jenni enloqueció, pero la muerte la felicitó.

Sangre de mi Estirpe (#1 SDME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora