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Me dolía la cabeza como la puta madre, era como si me la hubiesen partido en dos, era un dolor insoportable. ¿Qué me pasó ahora? Comencé a recordar qué fue lo que me había pasado... estaba todo excelente con el Alexis, nuestra relación iba de maravilla, era como si hubiésemos vuelto a ser los dos mismos cabros chicos que fuimos alguna vez y que se amaban con locura y pasión, bueno excepto porque ahora los roles se habían invertido, yo era la pobre y él el que tenía dinero... Era todo maravilloso, me estaba yendo bien en mis estudios y me la pasaba casi todo el día con el Alexis... Pero la navidad se acercaba y quería ir a Chile a ver a mi hijo, así que le dije al Alexis que me iba a ir, se enojó un poquito, pero luego se le pasó cuando le dije que hiciéramos el árbol de navidad. El Alexis, su amigo Mauro y yo hicimos el árbol y adornamos toda la casa, estaba muy feliz porque me encantaba la navidad. Todo iba perfecto hasta que descubrí que el Alexis seguía hablando con la rubia negra desabrida esa de la Mayte. Me enojé caleta es que me caía mal esa tipa, era obvio que solo quería la plata del Alexis, además me entraron los celos irracionales y no pude contenerme... Y luego de eso no recuerdo más... solo que sentí un vértigo horrible, perdí el equilibrio y de repente me fui a negro.

Luché por abrir mis ojos, pero no podía. Solo podía sentir el fuerte dolor de cabeza y murmullos de voces que no reconocía... Intenté llegar a ellas pero no pude, lentamente la oscuridad volvió a aparecer.

Se sentía como que había dormido mil años, abrí mis ojos, la luz de la habitación prácticamente me encegueció, así que volví a cerrar mis ojos. Recuerdo que la cabeza me dolía caleta, pero ahora el dolor había pasado un poco.

― ¿Emmyboo? ¿Estás ahí?―escuché la voz del Alexis. Abrí mis ojos y lo miré ahí estaba mi Ale, mirándome preocupado.

―Aleboo―dije. Mi voz sonó rasposa por lo que me aclaré la garganta― ¿Cuánto dormí?―pregunté.

―Dos días Emmyboo, te pusieron un calmante potente para que no te doliera, porque te golpeaste muy fuerte la cabeza...―supongo que el calmante estaba haciendo su efecto porque no me dolía la cabeza, o bueno no de manera insoportable.

― ¿Estoy bien?―pregunté― ¿No me voy a morir?

―Ni lo digas Emmyboo... estás bien, te hicieron scanners y resonancias mientras dormías y no tienes nada en esa cabecita loca...―dijo acariciando suavemente mi cabeza. Por suerte no me iba a morir porque o sino no sé qué sería de mi Cris. Pensando en él, debería llamarlo, debe estar preocupado porque no lo he llamado en dos días.

― ¿Cómo fue que me caí?―pregunté―. Solo recuerdo que estaba en la escalera peleando contigo y de repente me fui a negro.

―El Atom y el Humber venían persiguiendo una pelota y se enredaron en la escalera y esta se cayó―hizo una pausa―.Perdóname Emmyboo

― ¿Perdón por qué Alexis?―pregunté.

―Por no haber bloqueado a la Mayte, me dio pena la hueona, es que se arrastraba tanto y no sé, no podía tratarla mal, no me sale el tratar mal a las minas... pero debí haberlo hecho porque tú eres la única que me importa, tú eres el amor de mi vida―sonreí. Levanté mi mano y acaricié su rostro.

―Te amo Aleboo y te perdono, no debí haberme enojado, pero es que ella es mucho más linda que yo y no sé me volvieron todas las inseguridades, esas inseguridades que hace tiempo que no sentía...―hace tiempo había superado esa etapa de baja autoestima, pero es que esa mujer era mucho más linda que yo, rubia y de ojos azules, el prototipo de mina que siempre quiso el Ale.

―No tienes por qué sentirte insegura Emmyboo, tú eres la mujer más linda del mundo para mis ojos... no me interesa la Mayte ni ninguna otra hueona. Solo tú...

Te siento || Alexis SánchezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora