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Navidad blanca Navidad, hoy es Navidad, bueno exactamente no es navidad, es 24 de Diciembre. Pero técnicamente es navidad, porque hoy se cena y todo eso... Ay señor, pensando en la cena, probablemente va quedar la cagá, no creo que mi mamá ni la señora Martina se comporten porque conociéndolas se odian más que la chucha, siempre pero siempre han peleado desde que tengo uso de razón... Recuerdo que cuando estábamos en el colegio con el Alexis en cada reunión de apoderados era un round seguro, nunca se ponían de acuerdo en nada, lo único que hacían era armar pleito por cualquier estupidez.

―Mami, mami despierta que hoy es Navidad―escuché la voz del Cris. Ya estaba despierta hace un rato, pero no había querido abrir los ojos.

―Mañana es Navidad Cris, no hoy―respondí abriendo mis ojos.

―Ay mamá no seas pesada, ya casi es navidad―dijo con la voz llena de emoción― ¿Qué crees que me traerá el viejito pascuero?―preguntó.

― ¿El viejito pascuero?―escuché la voz del Alexis del otro lado de la cama. Sonreí. Anoche se había quedado a dormir con nosotros―Pero Cris si el viejito pascuero...―le tiré un cojín por la cabeza haciéndolo callar. El Cris aún creía en el viejito pascuero y no yo no iba a ser quien le quitara la fantasía― Ay mi cabeza. ¿Qué hueá te pasa Emilia?

―Papi, palabras feas no―dijo el Cris, mirándolo regañón―Ahora creo que iré a buscar a mi gatito que me debe extrañar―el Cris se paró de la cama y salió de la cama en busca del gato.

―Alexis, eres un estúpido―le dije. Él me miró con el ceño fruncido.

― ¿Por qué? ¿Qué hice?―preguntó inocentemente.

―Casi le dices al Cris que el viejito pascuero no existe, ahueonao.

―Perdona, no sabía...―puso cara de bueno― ¿Me perdonas Emmyboo?―puse cara de pensativa.

―Mm... no lo sé, tendré que pensarlo―dije. Él me sonrió luego acercó sus manos a mi estómago y empezó a hacerme cosquillas, maldito me estaba torturando, odiaba las cosquillas― Suéltame, me cargan las cosquillas.

―No, no te soltaré―dijo el Alexis con voz burlona mientras seguía haciéndome cosquillas.

―Alexis, Emilia―escuché un grito, luego la puerta se abrió, el Alexis alejó sus manos de mí. Delante de nosotros estaba la señora Martina con cara de pocos amigos.

―Mamá, tienes que tocar la puerta antes de entrar―ella rodó los ojos y lo ignoró.

―El niño tiene hambre, ¿Cuál de los dos va a ir a hacerle el desayuno?

―Madre no se llama niño, se llama Cristóbal y es tu nieto, ¿Además no puedes darle comida tú?―dijo el Alexis.

―Ustedes son los padres, así que ustedes son los responsables de él― ¡Esta señora era la simpatía andante!―así que si ninguno se digna a darle desayuno se morirá de hambre―rodé los ojos

―Señora Martina basta con la mala onda porfa, he cuidado todos estos años a mi hijo y nunca se ha muerto de hambre, y esta no será la excepción ahora mismo iré a darle desayuno―dije parándome de la cama. la señora Martina me dio una mirada mortal. Creo que cada vez estaba más insoportable es señora. Salí de habitación, mientras me alejaba escuché al Alexis regañarla. Bajé a la cocina a darle desayuno a mi bebé. Sin embargo mi bebé ya estaba comiendo―Cris me dijeron que tenías hambre.

―Sí―dijo mientras masticaba un pedazo de pan, terminó de masticar para hablar―La tía Tamara me dio comida―dijo apuntando a la hermana del Alexis que estaba ahí alimentando a su hijo bebé.

Te siento || Alexis SánchezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora